El Gobierno prepara a la Argentina para ser socia global de la OTAN

Luego de aceptar la instalación del Comando Sur en la base militar argentina más cercana a la Antártida y las Islas Malvinas, el Gobierno Nacional se mueve para la incorporar al país a la poderosa Alianza Atlántica del Norte (OTAN)

En tan solo cuatro meses de gestión, el Gobierno va camino a convertirse en la administración nacional con el mayor alineamiento a los Estados Unidos desde la recuperación democrática, sumándose a la gestión de Carlos Menem, que en 1997 incorporó a la Argentina como 'aliada extra-OTAN' de los Estados Unidos.

A la firma de dos memorándum -uno con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EEUU y otro con la CIA- el acuerdo de entrenamiento y formación de las fuerzas represivas locales con la DEA, y la instalación del Comando Sur en la base austral más estratégica de Argentina, ahora se le sumaría la incorporación definitiva del país a la Alianza militar del Atlántico Norte (OTAN).

En busca de un Norte

En medio de la grave crisis económica y social que atraviesa el país, la semana pasada Javier Milei viajó por tercera vez a Estados Unidos, más precisamente a Miami, donde recibió una distinción como "Embajador de la Luz" de parte de la organización sionista Jabad Lubavitch, de la cuál es integrante.

Luego se reunió en Texas con Elon Musk, dueño de Tesla y Space X (entre otras grandes firmas), para conocerse en persona luego de intercambiar elogios por la red social X, también propiedad de Musk. El magnate sudafricano está interesado en la adquisición del litio argentino, vital para sus proyectos empresariales de "energía renovable", mientras avanza con sus negocios en el país a través del arribo de Starlink.

Sin embargo, el hecho más importante en materia política se iba a dar en Dinamarca, Europa, donde Javier Milei tenía previsto aterrizar junto a su hermana, con el objetivo de volar en uno de los 16 aviones de guerra Caza F-16 de fabricación norteamericana, que la OTAN le vendió recientemente a Argentina, a través de un acuerdo firmado por el Ministro de Defensa, Luis Petri, junto a las autoridades dinamarquesas.

En este sentido, el Gobierno Nacional viene negociando con Estados Unidos la incorporación al bloque atlantista a través del cumplimiento de acuerdos estratégicos con los norteamericanos y el caso de los aviones lo representa de la mejor manera. La ex administración de Alberto Fernández iba a comprarle una flota de caza "F-17 thunder" de alta tecnología a China, pero el actual gobierno rechazó la operación por encuadrarse con los occidentales. Por eso, Argentina terminó por comprar los 16 F-16 norteamericanos rechazados por Ucrania, cuya tecnología y capacidad armamentística es inferior a la asiática.

La visita de Milei a Europa iba a ser clave para dar un mensaje pro OTAN, pero fue suspendida debido a la tensión en Medio Oriente, donde Irán encabezó un contraataque a Israel.

Asimismo, Milei expresó en una reciente entrevista a la CNN que no descarta el envío de tropas a la guerra entre Ucrania y Rusia. Esto, en un momento en que el ejército ucraniano necesita jóvenes en el frente de batalla, por lo que el oficialismo ucraniano a impulsa la aprobación de una ley que reduce la edad de movilización para el servicio de combate, de 27 a 25 años.

Cabe mencionar que el actual Gobierno Nacional ya donó a Ucrania dos helicópteros "Mi-171E" de fabricación rusa, los cuáles fueron adquiridos en 2011 para misiones de transporte, búsqueda y rescate y operaciones antárticas.

Asi es como el Gobierno argentino decidió prescindir de su histórica neutralidad en conflictos externos de carácter bélico, como el de Ucrania y Rusia, metiéndose también en el conflicto encabezado por Israel e Irán, sobreactuando una firme posición a favor del primero. De esta manera, Argentina pasó en tan solo cuatro meses, de permanecer neutral, a tomar posición e involucrarse en los dos enfrentamientos más importantes de la actual coyuntura geopolítica.

Javier Milei en su segunda visita por Estados Unidos. Foto: Mandel Ngan - AFP

Del Atlántico Sur al Atlántico Norte

Según el mismo Ministro de Defensa, en declaraciones al diario El Cronista, la decisión de sumarse al programa de socio global de la OTAN supone, "la mejora de las capacidades defensivas del país mediante la interoperatividad, ser parte de la discusión de seguridad internacional, modernizar doctrina, acceso a equipamiento e información para dar frente multilateralmente a los diversos desafíos que enfrenta la defensa en el Siglo XXI".

Ser "socio global" de la organización no supone ser un nuevo miembro de la misma, pero sí contar con un estatus especial que posiciona al país de manera decisiva en el plano geopolítico mundial, de acuerdo a los intereses occidentales.

En este sentido, Argentina aceptaría categorizar directamente como "enemigas" a naciones identificadas como adversarias por la misma OTAN, tales como Rusia, Irán y Corea del Norte. A su vez, recibiría capacitaciones y entrenamientos militares con las fuerzas armadas de la Alianza.

Esta nueva etiqueta global superaría a la categoría que el país tiene desde el acuerdo entre Carlos Menem y Bill Clinton como aliado "extra-OTAN", tras el acuerdo unilateral firmado con Washington. El nuevo acuerdo tendría el "visto bueno" de todos los miembros de la alianza, tal como sucedió con Colombia en mayo de 2017, único país latino con el que Argentina compartiría el mismo estatus.

¿Ventajas para quién?

A su vez, la OTAN tiene en las Islas Malvinas su base más poderosa -en capacidad armamentística y logística- de todo el Atlántico Sur, la cuál le permite principalmente al Reino Unido -y su socio Estados Unidos-, ostentar un territorio clave en materia geopolítica, ya que se encuentra cercana al Pasaje Drake (mar que separa continentalmente a América de la Antártida y al Océano Atlántico del Pacífico).

Por otra parte, la OTAN, según sus propias autoridades, se prepara para ir a una guerra directa contra Rusia, por lo que el presupuesto para el 2024 es de 350.000 millones de euros. A su vez, todos sus miembros tienen la exigencia de aumentar al 2% del PIB su gasto en defensa este año.

Sin embargo, es previsible anticipar que Argentina no recibirá -ni tampoco tiene- el dinero para comprar o adquirir armamento de guerra de "alta tecnología" que las grandes potencias desarrollan. Hasta el momento -como se refirió más arriba- sólo recibirá de manera escalonada hasta el 2027, aviones F16 que no suponen una modernización de la capacidad militar de la Fuerza Aérea, sino que es un material bélico que la propia OTAN necesita descartar por ser obsoleto frente a la ingeniería rusa o china.

Entonces, sumarse a la OTAN: ¿es solo institucionalizar una posición política desfavorable a la histórica neutralidad del Estado argentino, sin siquiera recibir beneficios militares en un contexto de creciente disputa bélica? ¿O trae consigo alguna ventaja real en el actual esquema geopolítico mundial? ¿Qué tan imprescindible es etiquetar a Rusia e Irán como enemigas cuando son naciones con las que Argentina ha comercializado hasta el momento sin ningún tipo de conflicto bélico?

¿Acaso sumarse a la OTAN no implica aceptar la ocupación británica ilegítima de las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur? ¿Cómo beneficiaría al reclamo por el archipiélago ser "socio" de un enemigo histórico del país como lo es el Reino Unido?

En función de estos hechos, se puede decir que, en pleno alineamiento con Occidente, el Gobierno Nacional coloca a la Argentina en peligrosas disputas exteriores y ajenas, alejadas de la crisis social y económica que millones de argentinos y argentinas padecen actualmente.

Técnico y profesor en Comunicación Social (UNC). Periodista. Guevarista y peronista.

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