Donde hubo Cofradía, cenizas quedan

¿Qué fue La Cofradía de la Flor Solar? ¿Una experiencia comunitaria? ¿Una banda de rock? Pareciera que ambas cosas y mucho más. Sin embargo, la pregunta central es: ¿Qué sentido tiene recuperar su experiencia en 2023? ¿Solo un placer intelectual – musical? Intentaremos ir un poco más allá.

La comunidad

“A veces uno casi sin querer.
Queda atrapado en alguna red.
A veces uno en una relación.
Queda atrapado como chicle al pantalón.”
(Vampiros del corazón – La Cofradía de la Flor Solar)

La Cofradía de la Flor Solar (LCFS) nace en la ciudad de La Plata en el año 1967 expresando un intento de vida comunitaria. Primero se asienta en 13 entre 68 y 69 para luego mudarse a 13 y 41. El nombre que hoy resuena extraño se lo toma de un sitio que tenía Miguel Grinberg (periodista parte de la experiencia) llamado El Reducto de la Flor Solar y donde se publicaban revistas independientes.

Antes de profundizar en esta experiencia nos parece importante detenernos brevemente en su contexto. El ya mencionado Grimberg en un artículo de 1975 denominado Creación y soledad describe ese momento como una situación en la cual existía “un nuevo espíritu musical con poesía” mencionando a Los Gatos, Almendra, Manal, Arco Iris, Vox Dei, Miguel Abuelo y el hipismo porteño de Plaza Francia. Sin embargo, lo común no era solo en la dimensión artística. Por ejemplo, en paralelo a La Cofradía estaba “La casa de la luna”. Esta fue una experiencia comunitaria similar con la cual existía una intensa relación. Ahí estaban, junto a otras personas, dos de los tres pilares de Patricio Rey y los redonditos de ricota: la Negra Poli y Skay.

También es importante recordar el clima sociopolítico de aquel momento en el mundo y en la Argentina. Por el planeta andaban Los Beatles, la generación beat, la masificación de la experimentación con drogas, Malcolm X, Martín Luther King, la tercera ola feminista y las nuevas izquierdas. En particular, en nuestra Patria Grande, la influencia de la Revolución Cubana y el boom de la literatura latinoamericana eran dos elementos relevantes.

El país, pero sobre todo su juventud estaba atravesada por estas novedades. Mientras, en el país, el peronismo estaba con su líder exiliado en España y movimientos populares crecían (como demostró El Cordobazo en 1969). Asimismo, un elemento central de esos días era la intensificación de la represión estatal y la violencia parapolicial. En resumen, eran días agitados donde la juventud intentaba tomar el cielo
por asalto y se enfrentaba a grandes desafíos.

En ese contexto, nació y se desarrolló la comunidad de LCFS. Quienes fueron parte tenían un aspecto hippie y así se les reconocía en general. Sin embargo, sus integrantes no se auto-percibían de esa manera. Por lo menos, eso expresó en varias ocasiones Rocambole (quien fue parte de la comunidad de LCFS). Según varias de las personas que fueron parte de la experiencia, se auto-definían contraculturales. En este sentido,
algunos de sus principios eran la colectivización de las ganancias, la solidaridad y el respeto y amor mutuo. En La Cofradía había mucha crítica al modo de vida hegemónico burgués. Uno de sus lemas era “cambiar nuestra vida, transformar la sociedad” y la confianza estaba en hacerlo dando el ejemplo, mostrando cotidianamente que otra forma de vivir era posible.

En la casa de LCFS se realizaban actividades artísticas diversas como música, poesía y artesanías lo cual es lógico porque muchas de estas personas venían de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Incluso, algunas siguieron ligadas a la institución como Rocambole quien después llegó a ser vice decano en el año 2005.

En su biografía de su página oficial, sobre el origen de LCFS y sobre el accionar del artista plástico se expresa: “…presionado por la intervención puesta en bellas artes por la dictadura de entonces organiza una deserción en masa y, con otros estudiantes abandona la escuela para fundar una institución paralela. Esto hace lugar a la creación de la comunidad autónoma de La Cofradía de la Flor Solar”.

LCFS como experimento de vida comunitaria duró hasta 1972. En un contexto de represión, las personas ligadas al rock y a cualquier expresión de contracultura empezaron a ser hostigadas por las fuerzas policiales - militares y por células paramilitares y parapoliciales. Por el clima de creciente violencia, cada vez fue más
complicado sostener este tipo de emprendimiento colectivo. Como parte de las últimas embestidas contra LCFS y cuando varios individuos de la casa estaban de gira por Mar del Plata, hubo un allanamiento extremadamente violento (con golpes e incautación de múltiples objetos). Como dice Juan Ignacio Provéndola en su libro Rockpolitik: LCFS fue un ejemplo de la violencia del asedio y la represión policial. Con semejantes golpes, quienes fueron parte de La Cofradía debieron abandonar el lugar.

La banda

“Vamos a tocar un rock and roll en la plaza del pueblo.
Vamos a tocar un rock and roll y nadie nos va a parar”

Dentro de la experiencia comunitaria de LCFS se destaca la formación de la banda de rock homónima. A pesar de sus formaciones inestables el grupo ha logrado desarrollar una destacada producción. Debutando en vivo en el Teatro Del Globo de Buenos Aires, LCFS llegó a tocar en grandes acontecimientos como cuando en noviembre de 1970 se presentaron en el primer festival B.A. Rock. Dicen las crónicas que la recepción de la banda fue muy positiva y se la consideró la revelación del evento. En ese recital, no faltaron críticas al sistema. En esa ocasión por ejemplo, sonó Rock alrededor del país en donde se puede escuchar “Yates, joyas, lujos que placer tan especial. Botas, planes, guerras, se entretiene el capitán”.

También en ese año, su canción "Juana" fue incluida en el compilado Pidamos peras a Mandioca lanzado por Mandioca, el sello independiente más importante de aquel momento. En ese tema se narra la historia de una chica desechada por el sistema: “Pobre Juana sin Dios ni amor. Ella pide poco solo pide pan. No le dan”. Además, un año antes habían grabado un simple en RCA con el tema “La mufa”. Por último, por esos años
sacaron un disco con el sello Microfón. Este fue grabado por Kubero Díaz (guitarra y voz), Morcy Requena (bajo) y "Manija" Paz (batería), con la participación de Quique Gornatti (guitarra) y Skay Beilinson (guitarra) como invitados.

En 1972 con el abrupto fin de la experiencia comunitaria, la banda también detuvo su recorrido. Sin embargo, en 1997 se produjo un regreso con un nuevo disco llamado El café de los ciegos. Luego, en 1998 lanzaron otro álbum Cofrádika. De estos momentos es su tema Zapping en donde cantan “Y ya no hay héroes. Ni almas ni besos. Solo chismes noticieros. Solo mierda y políticos. Y películas en blanco y negro. Solo más de lo mismo. Another over ready. Más de lo que pensamos. Más de lo que dijimos. Y volveremos a sentir. Voy de paseo en mi bronca”.

Si bien así se describe al fin del menemismo y la situación que estalló en 2001 puede ser de utilidad para pensar el presente. Algo de esto quizás se puede palpar en el clima social actual. Tiempo después la banda volvió a disolverse para volver a reaparecer hace algunos años. En 2005 editó un disco con grabaciones inéditas denominado Histórico y en 2007, sacaron un último álbum de estudio: Kundabuffer. Además de contar con el arte gráfico integral de Rocambole, este material fue el primer disco de un grupo de rock argentino disponible para ser bajado gratuitamente.

La Cofradía desde el presente

“Por más que nieguen la vida.
Sabrán que nada persiste igual.
Lo único constante es el cambio.
Es un vivir ahora hacia el después.”


¿Qué fue LCFS? ¿Una experiencia comunitaria? ¿Una banda de rock? Pareciera que ambas cosas y mucho más. Sin embargo, la pregunta central es: ¿Qué sentido tiene recuperar su experiencia en 2023? ¿Solo un placer intelectual – musical? Intentaremos ir un poco más allá.

Por un lado, tiene valor musical escuchar sus discos. Sus canciones están disponible y son de fácil acceso. Extraña e injustamente sus creaciones son bastante desconocidas por lo cual no viene mal disfrutarlas y compartirlas. Por otro lado, también se recomienda profundizar en su experiencia integral. Quienes fueron parte de LCFS a fines de los 60s y principios de los 70s se siguieron juntando tras la caída de la casa comunitaria como lo demuestra el reiterado volver de la banda.

¿Por qué? Quizás sea una necesidad para quienes vivenciaron ese comunitarismo. Ahora, podemos decir que recuperar esta experiencia también puede ser importante para el resto. Algo de su legado contracultural hoy sigue pareciendo indispensable. Volver a una experiencia de estas características puede colaborar en ampliar imaginarios de lo posible. ¿Cómo somos en nuestras relaciones? ¿Cómo vivimos? Una recomendación en
este sentido puede ser ver el documental Hijos del sol en donde hablan varios y varias de sus protagonistas.

Tal vez por estos días, recuperar la experiencia de LCFS sean brasas que pueden ayudar a alumbrar el presente gris. En Imperialismo espacial La Cofradía dice “Un planetoide subdesarrollado. Nos va a salvar de tanto mal.”. No sabemos si será este planetoide, pero podemos afirmar que volver a su legado ayuda a pasar tanto mal actual.

Sociólogo. Doctorando en antropología. Investigando sobre "rock, sociología y política" y "estudios del trabajo", centralmente en relación a la economía popular. Militante popular.

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