Hace 10 días atrás, docentes y trabajadores estatales de Jujuy comenzaron un paro indefinido exigiendo dos medidas concretas: el aumento de sus salarios y la derogación del decreto 8468 impulsado por el gobernador Gerardo Morales que, entre otras medidas, busca consagrar la criminalización del derecho a la protesta.

Presionado por las masivas y diarias protestas, el mandatario provincial derogó tal decreto el pasado lunes. Sin embargo, legisladores y legisladoras de la UCR con el apoyo de legisladores del Partido Justicialista aprobaron finalmente anoche -en horas de la madrugada y en forma express- la reforma constitucional. Esta medida generó el amplio repudio de la población movilizada que llamó a un “jujeñazo”.

Al reclamo transversal y organizado de los y las trabajadores de la educiación se sumaron organizaciones sindicales, territoriales y pueblos originarios. La Intergremial de Jujuy llamó a un paro general provincial.

A su vez, los pueblos originarios de la provincia vienen realizando hace tres días el Tercer Malón de la Paz, es decir, una gran marcha a pie desde diversas regiones del territorio norteño hacia la capital San Salvador de Jujuy. Exigen que se deroge la “reforma constitucional colonial y racista”, el respeto hacia sus territorios que están siendo saqueados por el extractivismo minero, el reconocimiento constitucional de la plurinacionalidad existente en la provincia y la restitución de las tierras que el Estado Nación les debe desde el Primer Malón realizado en 1946 y el Segundo Malón del 2006.

Al cierre de esta nota las comunidades se encuentran llegando a la capital donde son recibidas por las distintas organizaciones sociales y políticas en lucha.

Lo que comenzó con un paro sectorial y la exigencia por la derogación de un solo artículo, hoy se ha transformado en un pedido genuino y masivo de amplios sectores en contra de toda la reforma constitucional. Si bien la pelea callejera logró que se retiraran artículos criticados de la aprobada constitución provincial, como la intención de eliminar las elecciones intermedias, o que la fuerza que gane la elección a gobernador -más allá de la cantidad de votos que saque- tenga mayoría automática en la Legislatura, quienes se manifiestan en contra afirman que la reforma entera es “anticonstitucional y antipopular”.

En diálogo con Enfant, María Celia Gonzalez, docente jujeña jubilada, afirmó que la reforma constitucional debe ser rechazada porque no cuenta con legitimidad social. Además, señaló que “la reforma contiene todavía articulos que prohíben cortar rutas nacionales, artículos donde se arroga todo el poder al Ejecutivo, donde se elimina la independencia del tribunal de cuentas y se habilita la apropiación de las propiedades de los pueblos originarios y pequeños productores. También crea una especie de Colegio de la Magistratura manejado sólo por el Poder Judicial. Es muy grave”.

Ante las protestas, Morales , fiel a su estilo punitivo que mantiene en prisión política a Milagro Sala, sólo se ha limitado a amenazar a docentes con descuentos y sanciones. Su candidatura a Presidente, que hasta hace diez días atrás era un paraguas para proyectar en la Nación su modelo “jujeñista”, ahora se le vuelve en contra ya que su suerte dependerá de su capacidad para mediar el complejo conflicto en el que se metió a espaldas de todo un pueblo movilizado. El gobernador puede quedarse sin reforma, sin candidatura y debilitado en poder y legitimidad política y social. Hay mucho en juego, y nada indica que la intensidad de la lucha vaya a descender.

El encarcelamiento hace siete años a lxs líderes de la organización territorial Tupac Amarú fue la semilla que Morales plantó para poder hacer todo lo que viene construyendo en la provincia: un modelo déspota concentrado en el extractivismo y la entrega a las multinacionales chinas, europeas y estadounidenes de minerales como el litio, de cultivos como el de cannabis y de productos como la ázucar. Pareciera ser que grandes sectores sociales despiertan hoy de lo que fue -y pretende seguir siendo- el laboratorio de la criminalización del derecho no solo a protestar sino a construir poder popular y realidades dignas a través de las organizaciones sociales como lo representó en su momento el movimiento encabezado por Milagro Sala.

La llegada de Tercer Malón de la Paz, los diez días seguidos de movilizaciones, cortes de ruta, asambleas intersindicales, el paro general provincial convocado para hoy, generan el caldo de cultivo necesario para un “jujeñazo” que, de concretarse, nadie puede preveer cómo terminará.