Combatientes indígenas en Malvinas: contra el relato oficial de la dictadura

¿Y si comenzaramos a pensar que los primeros combatientes por Malvinas fueron indígenas? ¿Qué ideario de "héroe" se ha construído? ¿Están incluídos los argentinos indígenas y marrones en la historia de las islas?

El ideario del "héroe del Malvinas" ha sido por mucho tiempo una construcción venida de la argentinidad racista y colonial, que ha invisilizado el rostro de la mayoría de los combatientes; argentinos marrones, muchos de ellos indígenas que no han sido incluídos en el imaginario de la historia, para que no puedan contar ni con el mínimo peso simbólico de haber sido “combatientes”.

Esta exclusión no entraña ningún descuido si se tiene en cuenta que la figura del "héroe" o del heroísmo de los soldados, fue también una construcción narrativa enaltecida por los relatos de los comunicación de la época, controlados por la dictadura genocida.

Pero en los últimos años, la evidencia ha sido suficiente para demostrar la participación de más de 100 combatientes indígenas argentinos -muchos de ellos jóvenes qom, wichí, mocoví, coyas y mapuches- siendo muy conocida (aunque tal vez no tanto) la historia de Simón Antieco. El joven de 19 años, pertenecía a la comunidad de Costa de Lepá, provincia de Chubut, fallecido en acción de guerra en las Islas el 9 de mayo de 1982, quien ni siquiera fue despedido antes de partir hacia Gran Malvina.

La presencia de indígenas mapuches es incuestionable, tal vez debido a la cercanía del conflicto bélico con el resto de las provincias patagónicas. Al menos el sitio Identidad Cultural tiene registrados a Oscar Millapí, Isaías Quilahueque, Patricio Huanca y José Curima como combatientes mapuches caídos, a la vez que guarda una lista de al menos 47 combatientes veteranos de ese pueblo indígena.

Los primeros combatientes de Malvinas

A raíz de la reivindicación indígena en las causas soberanistas, en Chaco, todos los 26 de agosto se conmemora el "Día del Veterano y de los Caídos Indígenas en la Guerra de Malvinas" tras la sanción de la Ley provincial 7277 en el año 2013.

Antes de fallecer, Juan Chico, referente Qom y autor del libro “Los Qom de Chaco en la guerra de Malvinas” explicó que esta fecha se estableció en honor al gaucho Antonio Rivero, quien el 26 de agosto de 1833, a poco tiempo de la ocupación británica de las islas, recuperó las Malvinas junto a un grupo de indígenas durante cuatro meses.

A pesar de la avanzada de Rivero, “la ayuda de Buenos Aires nunca llegó, los que si llegaron fueron los británicos, y fue así que Rivero y su grupo son llevados a Inglaterra”, relata el historiador y docente Chico.

Pero la efémeride de Rivero es mucho más que eso y Chico se encargó de resignificarla, otorgándole un peso que en la historia de las Malvinas muchas veces pasa desapercibida:

“Al ser capaturados y juzgados por jueces británicos, ellos hacen un dato muy interesante; que ellos -Rivero y su grupo- dijeron que sus leyes no tienen injerencia en territorio malvinero. Entonces, hay un antecedente histórico y jurídico que sin dudas es uno de los pilares de nuestra defensa y reivindicación sobre nuestra soberanía”.

En este sentido, Juan Chico explica que el 26 de agosto también tiene un propósito desconolizador, ya que los Pueblos Indígenas también combatieron en las milicias populares contra las primeras invasiones inglesas, así como dentro de los ejércitos de Güemes, de Belgrano y de San Martín.

El relato de los cobardes

Es así que, tantos años después, luego de las guerras independentistas, integrantes de los pueblos qom, wichí, mocoví y mapuches volvieron a luchar en defensa de la soberanía nacional. Pero a diferencia de los grandes líderes militares que les tocaron en otras épocas a estos combatientes, en la guerra iniciada en abril del 82, los altos mandos lejos de ser patriotas revolucionarios, fueron unos cobardes.

A pesar de haber sido declarada la guerra durante una dictadura militar, ningún militar de alto rango murió en combate. Galtieri, quien anunció la guerra, ni siquiera disparó una bala en el campo de batalla, aunque declaró con soltura en el balcón de Casa Rosada frente a una multitud en Plaza de Mayo: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”.

En lugar de mostrar zaña contra los invasores ingleses, varios oficiales de las FFAA fueron acusados por aplicar la picana eléctrica, el estaqueo (soldados crucificados), cometer abusos sexuales por motivaciones antisemitas, entre otras prácticas de tortura que también aplicaron en los Centros Clandestinos de Detención contra civiles, luego del golpe del 76.

Resignificar la Guerra de Malvinas en clave de verdad histórica y ponerla en el contexto de la dictadura, sirve para comprender que también para instalar la Reorganización nacional dentro del Plan Cóndor, cuando el régimen estaba débil. De hecho, días antes de que se declare la guerra, el 30 de agosto de 1982 fue la primera gran movilización popular de la CGT Brasil entonando: “Se va a acabar, la dictadura militar”.

Más allá de cualquier pretensión de apropiación de las causas por parte de los genocidas, Malvinas es una causa popular en Argentina, porque es una causa soberana que prende en llamas la identidad nacional. Sin embargo, cualquier nacionalismo ortodoxo errará en la reconstrucción histórica al reproducir el relato blanco de la dictadura, que no sólo invisibilizó el color de los soldados, sino también el horror al que fueron sometidos por los propios oficiales.

Foto de portada: AP

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