¿Cosquín Rock o Cosquín Pop?

Hace una semana pasó el Cosquín Rock y quedaron algunas discusiones pendientes, que vienen arrastrando incluso otras ediciones. De los debates, queremos reflexionar sobre un punto: ¿En qué sentido sigue siendo un festival de rock?

No sólo de rock vive el Cosquín Rock

Hace mucho que el Cosquín Rock (CR) no es solo rock. En las últimas ediciones se viene debatiendo al respecto. Pop, trap, cumbia y otros géneros han ido apareciendo en la grilla del evento. También negocios y otros espectáculos – entretenimientos. Incluso, el CR se empezó a vender así mismo como “una experiencia”. Frente a esta realidad incuestionable surge la pregunta: ¿Esto es bueno o malo? En estas líneas se propone pensar, más que buscar respuestas.

En primer lugar, se debe decir que casi todas las bandas de rock más importantes estuvieron en el CR 2024. Faltaron shows como Los Gardelitos, Marilina Bertoldi y Fito Páez, pero indudablemente este festival es el encuentro más grande de artistas de rock de Argentina. Este año estuvieron Ciro y los Persas, Las Pastillas del Abuelo, Las Pelotas, Slash, Molotov, La Vela Puerca, Skay y Divididos. También hubo variado reggae y blues por hacer solo algunas menciones.

Por otro lado: ¿Qué es el rock? ¿Cuál es su límite? ¿Lali cantando “Yegua” de Babasónicos es o no es? ¿Dancing Mood haciendo una reversión de Piazzola? ¿Y Julieta Lasso interpretando “Blues de la Artilleria” de Los Redondos? ¿Será rock DJs pasando reversiones de clásicos del género como de Charly García? ¿Y qué pasa si pensamos en “fronteras fluidas”?

A quien les gusta el rock y pudieron ir al CR 2024 (sabiendo que cada vez más difícil por el costo la entrada) la pasaron bien. Admitir esto no quiere decir aplacar los cuestionamientos. Que en esta edición se haya realizado una “Fiesta Bresh” puede ser problematizado y seguramente esté relacionado con la composición socio-económica del público.

Sería deseable que el festival no pierda el centro rockero y sobre todo, lo que el rock genera como movimiento y fenómeno político–cultural. Sin embargo, es probable que esto peligre más por el precio de las entradas que por la existencia de otras actividades y géneros musicales.

Es saludable que se cuestionen aspectos del CR (es parte del mejor espíritu del rock). Sin embargo, también tiene sentido ver matices, tensiones y salir del blanco o negro, de la “polarización fácil”.

“Pensá, pensá dice "la tele". Yo dije sí, pero no…, pero no tanto”

No siempre ayuda quedarse en la crítica terminante, en este caso, del estilo CR pasó a ser “Kiosquin Pop”. En estos días complicados que estamos viviendo, conviene abrir preguntas más que cerrar opiniones. ¿Se podrá hacer el esfuerzo de pensar flexiblemente el CR y por qué no, más en general, la cultura? En tiempos de poca reflexión y muchas frases terminantes, tal vez convenga salir de la comodidad de la propia opinión purista.

Hay eventos que son de pura cepa rockera como el “Baradero rock”. Tal vez, se puedan pensar en festivales complementarios y no caer siempre en polarizaciones que a veces no enriquecen.

No es la intensión defender al CR (que tiene su estructura para defenderse y gente que gusta de hacer eso) sino aprovechar la excusa del evento para pensar.

Quizás una preocupación rockera pueda estar centrada en lo excluyente del precio de las entradas, más que en la aparición de otras propuestas distantes del rock. Si los costos del festival siguen aumentando desproporcionadamente (del 2023 al 2024 fue en un 500%) posiblemente se continúe elitizando.

El año que viene CR cumple 25 años. ¿Se podría cambiar el nombre del festival y sacarle “rock”? ¿En qué sentido serviría? A veces ciertas críticas rockeras recuerdan a los tradicionalistas criticando al Cosquín folclórico por dar lugar a Mercedes Sosa, Charly García o León Gieco.

Para mantener viva la llama del mejor rock puede ser interesante no caer en cierta comodidad sectaria. ¿Se podrá hacer eso y seguir criticando en pos de intentar defender el carácter originario de un evento?

Más allá de la diversidad de actividades y propuestas que convivieron en el CR 2024, el rock estuvo presente en esos dos días. Y eso es una buena noticia porque el rock es indispensable para millones de personas (y más en semejante contexto de ajuste y represión). Aunque mil veces le enterraron, el rock sigue encontrando caminos para existir.

Lo que podemos confirmar es que el rock está vivo a pesar de todo y un poco estuvo en este CR. Quizás, para su futuro no sea lo mejor que se reafirme contra el resto de la música, con una identidad cerrada, poco flexible. Como dice La Renga: “El rock 'n roll no morirá jamás. Hay más en el cuadro de lo que puedes ver.”.

Sociólogo. Doctorando en antropología. Investigando sobre "rock, sociología y política" y "estudios del trabajo", centralmente en relación a la economía popular. Militante popular.

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