Los jueces de la Cámara 9ª del Crimen de Córdoba de Tribunales Provinciales II, Roberto Cornejo, Martín Bertone y Gustavo Rodríguez Fernández sentenciaron al ex oficial Lucas Carranza por "homicidio en exceso en el cumplimiento del deber".

La sentencia fue dictada en coherencia con lo pedido por la cuestionada fiscal Laura Batistelli.

El poder judicial lo hizo una vez más: reconoció como homicida a un agente policial, pero lo dejó libertad. Reconoció que Carranza disparó a matar a Rodrigo Sánchez, sin gritar la voz de alto, con cocaína y alcohol en sangre, con su víctima desarmada, pero rechazó catalogar el caso como de "violencia institucional".

La familia de Rodrigo los acusó de "racista y clasista", ya que en varias oportunidades tanto los jueces, la fiscal, la defensa de la Provincia y la defensa del acusado, expresaron frases desafortunadas para con la propia víctima y su familia.

Una vez más, el poder judicial demuestra su perfecta complicidad plena con el poder policial y el poder político, dejando a un policía asesino en libertad y a la Provincia sin ninguna obligación por el daño cometido.

Sin embargo, afuera de Tribunales, la familia y organizaciones sociales montaron un altar en homenaje a Rodrigo y celebraron la "unidad de todas las familias en lucha".

"Ellos (jueces, policías y políticos) nunca pensaron que podíamos llegar hasta acá, y pese a la condena, que es una burla, llegamos y les hicimos reconocer a ellos mismos que tienen asesinos en sus filas".

Al final del dictado de la sentencia, policías agredieron a la familia Sanso que, no conforme con la irrisoria pena, le reprochó a los jueces "justicia". Una periodista que filmaba la situación sufrió un golpe por parte del oficial sentenciado y periodistas de este medio fueron increpados verbalmente por los agentes policiales.

"Rodrigo Sánchez, presente, ahora y siempre", cantaron al cielo decenas de personas que con bronca y dolor celebraron haber llegado a esta instancia luego de ocho años de lucha, con una causa que hasta hace un tiempo atrás tenía el cajón como su destino.

El juicio de Rodrigo Sánchez es el tercero de este tipo (juzgamiento de un policía que asesina a una persona en situación de robo) en celebrarse en Córdoba desde la recuperación democrática. Los anteriores fueron los casos de Isaías Luna y Lucas Rudzicz, donde los oficiales implicados también recibieron penas identificadas como una "burla" por los familiares de las víctimas.