Luces vienen, litio va; un amparo frena la actividad minera en Catamarca

En esta crónica, escrita en tiempos de carnaval, retratamos las transformaciones en el pueblo de Antofagasta de la Sierra junto al peso de las mineras, y actualizamos las implicancias del reciente amparo.

Por Colectivo Pliegues (Sofía Bensadon, Débora Cerutti y Guadalupe Scotta) para Enfant Terrible

Una directriz, una orden, una instrucción. Cada diez pasos, un farol led prende durante el atardecer en la Puna catamarqueña y se apaga a la mañana siguiente. Porque la consigna es la consigna, le dijo el farolero al Principito en aquel famoso libro, sin que nadie en ese planeta pudiera comprender la necesidad de hacerlo. Así, las luces led llegaron a Antofagasta de la Sierra como parte de una vieja consigna global que se llama desarrollo y progreso, y que hoy viene de la mano de las palabras vehículos eléctricos, transición energética y energías verdes.

Ya casi nadie cree en estas palabras mágicas del todo: falta agua, falta lana, faltan flamencos, sobran leds. Lo que sí creen quienes habitan en la región, es que la luminaria es excesiva para un pueblo que supo vivir sin luz artificial hasta hace menos de dos décadas. Que supo alimentarse con carne de llama, tejer su cobijo y regar sus papas y habas. Que supo que la minería de litio secó la vega de un río, pero el silencio ocupó espacio y hoy anda acallando a quienes quieran pronunciar las violencias sobre los cuerpos, territorios y biodiversidad. 

Sin embargo, un reciente fallo de la justicia catamarqueña revivió la esperanza de quienes vienen denunciando los daños que provoca la minería del litio: un amparo de 2021, presentado por la comunidad indígena Atacameños del Altiplano, tuvo lugar en la corte y hoy tiene una sentencia firme, que exige un parate a la actividad: un fallo sin precedentes y sorprendente en este contexto político.

El Ministerio de Minería de la Provincia de Catamarca y el Ministerio de Agua, Energía y Medio Ambiente, tienen prohibido otorgar nuevos permisos/autorizaciones, o declaración de impacto ambiental a los proyectos que están en cartera, esperando su aprobación.

Y eso no es todo: la sentencia exige que se realice un estudio de impacto ambiental acumulativo e integral del desarrollo de la actividad minera litífera en el Salar del Hombre Muerto. Demanda que se dé lugar a la consulta libre, previa e informada a la comunidad indígena. Si bien este es un abrazo para las familias que vienen visibilizando las consecuencias del avance de las mineras y las abruptas transformaciones en sus ecosistemas, este freno no es suficiente. El problema sigue siendo cómo hacer para que los derechos de los pueblos y las responsabilidades del Estado se cumplan cuando es el mismo Ministerio de Minería que otorga las licencias, el que será el encargado de hacer los informes de impacto ambiental.

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El pueblo te encandila, cada diez pasos hay un farol, una luz blanca que contrasta con las casas de adobe, pero que se complementa con las decenas de camionetas cuatro por cuatro que ahora circulan por el pueblo, ofreciendo servicios mineros. La  presencia masculina inundó el pueblo, vienen a trabajar a la mina y están de paso. Son varones, en general, quienes manejan esos vehículos gigantes. Se estacionan una al lado de la otra con la fuerza y el ruido de sus motores en marcha. Se desplazan echando polvo y tirando miradas, que en tiempos del carnaval, están cargadas del dinero del diablo.

El camino está marcado, iluminado de modernidad. Se ve a kilómetros, aunque las minas de litio aparezcan como algo difuso, un espejismo que se instala allá lejos en lagunas, volcanes y salares. Del pueblo de Antofagasta a las piletas de extracción en el Salar del Hombre Muerto, hay una distancia de cinco horas en camioneta. La explotación en el llamado triángulo del litio no es una novedad: Argentina, Chile y Bolivia concentran cerca del 60 % de las reservas a nivel mundial.

De los 38 proyectos de litio a nivel nacional, son 25 los concesionados en la provincia de Catamarca, de los cuales tres ya están en su etapa productiva y expandiéndose en el vasto territorio del salar. Tal es el caso del proyecto Fénix (el primero en el país, en funcionamiento desde 1997), que junto al proyecto Sal de Vida (del cual se están construyendo las instalaciones), están a cargo de Arcadium, la tercera compañía más grande del mundo tras la fusión de Allkem y Livent en octubre del 2023. Sal de Oro, a cargo de Posco (de capital surcoreano), también tiene el Informe de Impacto Ambiental aprobado para comenzar la explotación de salmuera de litio. Por otra parte, el proyecto Kachi (Lake Resources) a 50 kilómetros de Antofagasta y en el Salar Carachi Pampa, entró en producción el año pasado.

El fallo no cuestiona la continuidad de ninguna de estas licencias ya otorgadas, sino que insta a realizar un informe. 

Pero acá no se termina la cosa: Virgen del Valle Litio, Candelas, Karachi Salar Escondido, Incahuasi, Salar de Antofalla, Sinceras, Antofalla Norte, Laguna Verde, Aventura, Genoveva, La Veguita, Laguna Amarga, Laguna Caro, Pradera, Trila-Lea, son parte de una larga lista de nombres de proyectos mineros. A esto se le añaden empresas constructoras, transportistas, de catering, de logística, del gobierno provincial o de renombre internacional que configuran un paisaje minero avasallante. 

Una empresa resuena en particular: “Galán Lithium” que se robó el nombre del volcán más imponente de la región y que hoy pretende explotar sus alrededores. El Galán posee la caldera más grande del mundo, de 45 km de norte a sur y 24 km de este a oeste y una altura de 5.912 metros sobre el nivel del mar. Por generaciones las familias de la región llevan a pastar el ganado a la zona y en la actualidad también crece el turismo comunitario, como una alternativa que busca hacerse espacio entre tanto empleo minero. Allí, se encuentran espacios ceremoniales que fueron epicentro del saqueo de estatuillas, que hoy están en museos lejanos. Sitios que corren riesgo de un nuevo saqueo, producto de la minería litífera.

Del oro y la plata al litio se pueden narrar las historias de resistencia y despojo: en el interior del volcán está la laguna “Diamantes". Algunas voces locales coinciden en que fue nombrada así  porque cuando los colonizadores españoles llegaron, el pueblo inca se encargó de esconder en las profundidades del agua sus objetos más valiosos. El relato va abrazando los nuevos tiempos y en este 2024 una abuelita nos dice que esos metales, se hicieron litio.

En la laguna del volcán, año a año, ovan los flamencos que hoy corren riesgo de perder no sólo su color por la falta de alimento, sino también su territorio. Nos cuentan que estas aves están desorientadas, sus lagunas dañadas y que en su vuelo migrante bajan hacia los piletones de extracción de litio para habitarlos temporalmente. El turquesa es una ilusión óptica en medio de la sal y no el paraíso acuático: su reflejo es el mal de los pájaros rosados y de los ríos andinos, vitales para la continuidad de la vida en la Puna. Esos hilos de agua que por su relevancia, se tallaban en piedras desde antes de la llegada de los españoles. Así, los recorridos de los regadíos han quedado plasmados en antiguos petroglifos junto a la memoria de las aguas, de sus ciclos y de su fluidez.

Hoy faltan registros que den cuenta de cómo se está gestionando el agua en el territorio. Sabemos sí, varias cosas: que una sola minera, denunciada en el amparo en cuestión, declaró en su informe de impacto ambiental la extracción de 650.000 litros de agua por hora del Río Los Patos por un tiempo no menor a 20 años. Los impactos en acuíferos y cuencas son muy altos y los humedales altoandinos, están en peligro

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Una de las mineras tiene estética new age, parece un lugar de reiki, las palabras y las fachadas confunden. Los espejitos vienen con discursos de energía renovable y acciones comunitarias. Los productivos locales son financiados por las mineras, como es el caso del Programa de Desarrollo Sostenible Agroganadero de Livent (luego Allkem, hoy Arcadium), desarrollado por la Fundación Ecoconciencia: después de secar el río, fundamental para la práctica ganadera, impulsa capacitaciones y asistencia técnica para la esquila, también brindan técnicas de marketing y atención al público.

Las transformaciones que traen aparejadas las mineras llegan hasta los espacios de disfrute, de ocio, de deportes, de cultura. Desde el sector privado, inversionistas hoteleros ven en Antofagasta el potencial del crecimiento minero y proyectan sitios de entretenimiento. Tal es el caso de la construcción del hotel Casino Tandil a 3323 metros de altura, en la entrada del pueblo, donde los juegos de azar prometen ser el próximo espacio de sociabilidad en la Puna, donde las expectativas en la generación de empleos hacen mucho ruido pero dan pocas nueces, donde la trata y el trabajo sexual se dicen bajito en la boca de algunas mujeres en estado de alerta. Un público cautivo podría ser el destinatario de tragamonedas y ruletas: luego de 15 días de trabajo en los proyectos mineros del salar, los trabajadores bajan a mansalva en colectivos. Sus sueldos son altos. Minería y patriarcado, las fichas peligrosas. 

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A pocos meses de la asunción del presidente Javier Milei, Mirtha Legrand lo invitó a almorzar a su programa de televisión y sin titubear le preguntó “¿Y el litio?”. A Milei se le trazó una sonrisa y respondió: "Una de las cosas que pasó, es que me llamó Elon Musk [CEO de Tesla] y está sumamente interesado en el litio, y también lo está el gobierno y muchas empresas de Estados Unidos, pero necesitan un marco jurídico que respete los derechos de propiedad".

Musk es una de las personas más ricas del mundo y viene haciendo declaraciones de apoyo a Milei, como también, marcando posturas sobre el golpe de estado de Bolivia, país en el que el litio está también en centro de las disputas. Entre tuit y tuit llegó a escribir “¡Derrocaremos a quién queramos! ¡Bánquensela!”. No es una novedad la posición del magnate y sus intereses en el negocio extractivista.

Es grande la distancia entre los lugares donde se extrae litio y sus centros principales de consumo: China, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Alemania y Francia. El transporte para que el mineral salga del país, rara vez se nombra. Lo que sabemos: por el paso de San Francisco, transita el litio que sale de las minas a los puertos, para luego subirse a barcos hacia los destinos ya nombrados, quienes están en una disputa geopolítica en torno a la transición energética corporativa.

El presidente de Argentina, en la apertura de sesiones ordinarias ante la asamblea legislativa 2024, llamó a establecer un pacto para el próximo 25 de Mayo con las provincias. El mismo comprende diez puntos: mientras en el primero se establece como estandarte la propiedad privada, en el sexto se llama a gobernadores a entablar un compromiso en el avance de la explotación “de los recursos naturales del país”.

Mientras se achica el Estado nacional más se expanden las mineras transnacionales. Extranjerización, es una de las palabras claves del actual gobierno, el que añadió recientemente en el negociado del litio a la empresa XtraLit, proveniente del estado de Israel, quien actualmente, con sus fuerzas militares aliadas a Estados Unidos, lleva adelante el genocidio del pueblo palestino. 

¿Se puede decir algo sobre la minería litífera o en contra de ella? Sí, pero sus tentáculos se sienten, producen asfixia, rompen lazos. Alguien dijo moverse como flamencos en las aguas y el cielo, pisar suave. Y murmurar hasta que se pueda hablar más fuerte.

Fotos: Sofía Bensadon (@sofi.bensadon), Débora Cerutti (@debo.cerutti) y Guadalupe Scotta (@guadalupe.scotta)
Investigadora posdoctoral de CONICET. Fotoperiodista feminista. Sus trabajo se tejen en torno a los extractivismos, la injusticia ambiental y las luchas territoriales por el agua.

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