La Docta: universidad pública a cielo abierto

Las fuerzas de la educación y el trabajo demostraron estar presentes, no solo en las calles, sino también en la vida de una sociedad que ayer demostró no estar dispuesta a entregar las universidades públicas, motor soberano de la nación.

La Marcha Federal Universitaria (MFU) anunciada hace dos semanas llegó a su día. La última convocatoria organizada por todas las universidades nacionales había sido hace ya seis años atrás, en el 2018. Luego de ello vinieron las tomas de las facultades y los 27 estudiantes procesados por defender la educación. A su vez, la MFU se da a sólo semanas del segundo paro general en la era Milei, convocado por la CGT, CTA-A, CTA y UTEP.

En la previa, el Gobierno Nacional quiso bajar la movilización, pero no pudo.

Ni los anuncios de aumentos, ni la persecusión y el hostigamiento gubernamental sobre trabajadores de la universidad pública y específicamente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UNC, pudieron evitar el hecho político más importante de los últimos años: la unidad de tres movimientos (obrero, estudiantil y movimientos sociales).

Las fuerzas del clima anunciaron lluvia y frío, las fuerzas de la burocracia un horario anti trabajador, pero las fuerzas de la educación y del trabajo se hicieron presentes con una masividad que superó toda expectativa.

Foto: Rodrigo Savoretti

Son las 11:00 y Ciudad Universitaria está tomada por sus estudiantes, profesores y trabajadores no docentes. Un tal Rodrigo De Loredo es identificado por una masa juvenil que comienza a pedir su retirada cantando: "el que no salta, votó a Milei". "¿Cómo le da la cara para venir?", pregunta una estudiante. "Le dió la cara para vender el ARSAT... estos tipos no tienen ni cara ni alma", le responde otra.

En el centro cordobés, las centrales obreras y los sindicatos empiezan a concentrar cerca del monumento a Agustín Tosco, mientras la Policía de Córdoba alista sus vallas y sus hombres para cumplir con el "libre tránsito" y el "orden público". Si hay que reprimir, las armas y el presupuesto represivo están, pero el gobernador Llaryora anunció en la previa su apoyo a la marcha y mandó a sus terceras líneas a acompañar la medida de fuerza. Sin embargo, las críticas por su alianza con el Gobierno de Javier Milei y su gestión provincial también se hicieron oir, con mayor fuerza en la masa de trabajadores y trabajadoras de la educación primaria y secundaria, que concentraron en Colón y Cañada para dirigirse luego hacia el Olmos.

Llegando a las doce, un tímido sol asoma en el cielo, mientras la masiva columna universitaria empieza a caminar con lentitud hacia Plaza España, prontamente rebautizada como Plaza-Rotonda "Sonia Torres", abuela de Plaza de Mayo de Córdoba, primera universitaria en su familia.

Foto: Julio Pereyra / Enfant Terrible

100 mil veces: ¡Sí la vemos!

La marcha tiene rostro y espíritu juvenil. Pibes y pibas copan cada centímetro de calle, no hay protocolo que aguante a tantas juventudes movilizadas. Niñeces y personas de la tercera edad también se mezclan en la muchedumbre para marcar su presencia.

La unidad entre obreros y estudiantes es para algunos nostálgicos de las viejas gestas setentistas, una piedra angular de todo levantamiento contra gobiernos conservadores. Fue el tema en conversaciones entre sectores militantes, pero también en la calle virtual de las redes sociales. Sin embargo, el siglo XXI nos trae a un sujeto político tan complejo y heterogéneo como la misma realidad del mercado laboral y el propio sistema educativo. Aquel obrero de overol y aquél estudiante idealista clase media alta, ¿reflejan la composición social de hoy?

Foto: Julio Pereyra / Enfant Terrible

Según Bumeran (portal de empleo), para el año 2022, el 51% de los estudiantes universitarios trabajaban. Ese porcentaje seguramente haya escalado para este 2024 con el agravamiento brutal de la crisis económica y social. Tenemos aquí una certeza: a la universidad pública la compone una mayoría trabajadora. Quienes se forman en ellas, son quienes se encargan de la salud pública y privada, la educación, la ciencia, la tecnología, la producción de conocimiento y la producción de alimentos, energía e industria. De allí su relevancia, pues la universidad pública hace y atraviesa no solo a la sociedad, sino también al desarrollo soberano de la nación. Sin universidad pública no hay soberanía, y sin soberanía, no hay tal nación, ¿he aquí el fundamento del proyecto anarcocapitalista?

Estudiantes universitarios, trabajadores y no trabajadores, se encontraron ayer con sus pares de la sociedad: los trabajadores de la economía popular, las trabajadoras de la informalidad y las trabajadoras del sector público y privado. Organizados y no organizados confluyeron en un mismo espacio público. La unidad fue un abrazo entre el estudiante rappi con la madre trabajadora doméstica, con el obrero no organizado junto con las trabajadoras de prensa sindicalizadas. En la misma calle estuvo presente esa heterogeneidad que conforma al homus trabajador argentino de la tercera década del presente siglo.

Foto: Julio Pereyra / Enfant Terrible

Con guardapolvo blanco, Valentina, estudiante avanzada de la carrera de Medicina en la UNC, le dice a Enfant: "Vengo de una facultad en la cual no solamente estudiamos, sino que también le brindamos un servicio a la comunidad, porque nosotros practicamos en hospitales y escuelas, donde la gente también va a atenderse. Si está desfinanciada la universidad, no solamente esa gente se queda sin la posibilidad de acceder a la salud, sino que nosotros tenemos una formación pobre y terminamos siendo malos médicos".

Llegando a las 14:00, la postal de la calle Yrigoyen se ilumina con un sol que ya no se esconde. La marcha copó la principal arteria de la ciudad y la gente es cuatro veces más que la que hace seis meses atrás celebraba el cierre de campaña del actual presidente. "La docta", caracterizada por su gorilaje, hoy envía un mensaje a toda la Argentina y particularmente a la Casa Rosada. Parece que su bastión no estaría conforme con su política de ajuste.

Foto: Rodrigo Savoretti

Los pueblos originarios también dicen presente entre la multitud. Sofía, estudiante y trabajadora, integrante del pueblo mapuche-tehuelche, le cuenta a Enfant que hace una década vino desde Santa Cruz a Córdoba para estudiar, gracias a que la universidad es pública. "La universidad pública nos abre las puerta a todos y todas, sin discriminar ni diferenciar por clase social ni etnia", asegura.

Cada tres estudiantes, hay un libro en mano. Cada dos, un cartel. No hay quien no se haya hecho un tiempo en el medio de la vorágine cotidiana para pensar qué libro llevar, qué consigna hacer ver, qué canto puede interpelar más.

Micaela se recibió hace pocos días en licenciada en Comunicación Social y trabaja actualmente en La Voz del Interior. Asegura que la universidad nacional está en su sangre, pues es la cuarta generación de su familia que se forma en la misma.

Foto: Rodrigo Savoretti

"Que estemos hoy acá todas estas personas significa que somos muchísimos peleando por lo mismo: salarios y trabajos dignos; y 'no' al ajuste a las universidades públicas. A mí la universidad pública me significó una apertura de cabeza total", expresa la joven.

Al preguntarle si alguna vez sufrió el "adoctrinamiento" con el cual la ultraderecha justifica los recortes, Micaela es contundente: "Nunca me adoctrinaron. Al contrario, gracias a la política que respiré en pasillos, aulas y charlas con personas que pensaban distinto a mí, fue que crecí como persona y profesional". A su vez, Micaela asegura que entró a LVI con el objetivo de convertirse en editora, pero dada la precariedad laboral -aún en la formalidad-, se convirtió reciéntemente en delegada del Circulo Sindical de la Prensa en Córdoba (CISPREN). "Ahora quiero ser una delegada que logre junto a mis compañeros recomponer nuestro salario y mejores condiciones laborales", expresa.

Foto: Emilia Rivero / Enfant Terrible

Villeros y universitarios: el terror del libertario

Los movimientos sociales y el sindicato de la economía popular UTEP se hicieron presentes con una masiva columna. En su mayoría, juventudes de los barrios populares cordobeses. Muchos de ellos, estudiantes de la universidad pública. Muchos de ellos, trabajadores informales organizados.

Sebastían es de barrio Yapeyú, estudia ingenería en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) e integra la organización social La Poderosa. El joven asegura que hay una necesidad, cada vez más urgente, de articular las luchas sociales entre los distintos sectores que hoy hacen su primera demostración de fuerza en conjunto.

"Muchos de nuestros vecinos sueñan con ir a la universidad y no pueden acceder. Entonces hoy venimos a pedir que no solo se aumente el presupuesto y haya mayor acceso a las universidades sino que también el Estado garantice una ayuda económica para aquellos que no pueden seguir sus estudios por falta de dinero", expresa.

Foto: Rodrigo Savoretti

Daniel Montes es un joven referente de la JP Evita-UTEP, estudia ciencias políticas en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC. "Venimos hoy porque queremos poner la producción de conocimiento al servicio de las causas estratégicas de los movimientos y porque soñamos que algún día la universidad esté llena de hijos de trabajadores".

ET: ¿Por qué crees que Milei y los gobiernos provinciales aliados como el de Martín Llaryora acá en Córdoba atacan a las universidades públicas?

DM: Atacan a la universidad pública porque su proyecto es incompatible con una universidad que esté al servicio del interés nacional, es decir, donde se desarrolle el conocimiento, la ciencia y la tecnología argentina, vanguardia en toda Latinoamérica.

Foto: Rodrigo Savoretti

Son las 15:00 y la marcha empieza a desconcentrar, pero para las clases públicas en la Plaza Tosco y las asambleas en el medio de la calle, la movilización no terminó, pues los debates siguen, como también los choris, las risas y los encuentros con conocidos.

Es difícil saber cuando finaliza una movilización tan sentida y masiva. Hay marchas que quedan para siempre en la memoria y en el cuerpo, habitando el corazón y cultivando un fuego que, reacio a apagarse, tiene como destino prender la llama colectiva que supieron encender los reformistas y los obreros y estudiantes del Cordobazo.

Foto: Julio Pereyra / Enfant Terrible

Para el periodista y psicólogo Lautaro Palacios: "los resultados de ayer todavía no están a la vista, pero algo nuevo comenzó para decenas, miles de estudiantes y jóvenes que tal vez en otras circunstancias nunca hubieran salido a marchar, incluso votantes de Milei (...) se nutrieron del legado histórico de más de 100 años por la educación pública".

Córdoba, al igual que el resto de las provincias, le marcó un límite al Gobierno Nacional pero también al gobierno provincial, algo que le estaba costando a la población organizada y no organizada que no tolera las políticas de ajuste. Sin embargo, es probable que Milei y sus aliados continúen con su plan dictado por norteamericanos, ingleses e israelíes, por lo que ésta primera marcha histórica de convergencia obrero-estudiantil-movimientos sociales, tendrá que seguir construyendo unidad en acción. Ampliar y solidificar, aún más, la participación de un sujeto político crítico, complejo y heterogéneo, que pueda el día de mañana torcer el brazo de la historia.

Técnico y profesor en Comunicación Social (UNC). Periodista. Guevarista y peronista.

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