36° Encuentro de feminismos insurgentes: ollas y ceremonias

El Encuentro de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries ya es Plurinacional, villero, transfeminista y popular.

Por Guadalupe Scotta para Enfant Terrible

En el centro de Furilofche-Bariloche están comenzando a brotar los rosales; ahora se ven las espinas, pero sus pimpollos van a amontonarse. Los cerezos y las piñas de los cedros ya están en primavera. En la ladera de la montaña crecen amancay y coihues, sin perímetros ni riegos artificiales. El paisaje guarda las memorias, la belleza de las plantas escapa de la crueldad de la conquista, pero la cuenta.

En la ciudad, los feminismos tapan el monumento a Roca, lo entierran en papeles con los símbolos de la Nación Mapuche. Este es el segundo encuentro que lleva el nombre “plurinacional” y para abrir ese espacio, los feminismos y transfeminismos empujan y desarman las fronteras, no alcanza con intentar atrapar una consigna, tenemos que armarla, que hacerla.

La Machi al Rewe

“¡Son tiempos de insurgencia!”, dicen las feministas del Abya Yala ante las políticas de muerte. La elección de Furilofche- Bariloche se dio para tejer de resistencias ante la brutalidad de la represión, el desalojo y encarcelamiento de las mujeres, niñes y la Machi de la Lafken Winkul Mapu por parte del Estado argentino en octubre de 2022.

En la apertura del 36° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries, las mujeres mapuches pidieron por la vuelta de la Machi a la Rewe (el espacio ceremonial del que fueron desalojadas) y por la libertad de la lamien (hermana) Yessica Bonnefoi.

Mis compañeras entienden a los encuentros como espacios políticos que tienen una potencia que desborda, y esta vez, por fuera de la agenda oficial, se realizó un abrazo a las tierras que fueron recuperadas por la Machi, en las montañas donde fue asesinado Rafael Nahuel.

La genealogía de resistencias que nos trajo hasta acá es profunda, Bethiana es la primera Machi -autoridad espiritual- que se levanta de este lado de la cordillera en 100 años. Habla desde la defensa del territorio, señala continuidad de la conquista y que la persecución no ha terminado. Su pueblo se corre de las etiquetas que pretenden folclorizar sus identidades.

Del espacio ceremonial participaron defensoras de territorios de Ecuador, Bolivia, Guatemala y las mujeres del Tercer Malón de la Paz. Se compartió quinoa, cacao, hojas de coca y sahúmos. A metros del lugar un puesto de la Gendarmería se despliega y también emplea vehículos no identificados. Cuando se dieron los desalojos, las mujeres de la Lof fueron quienes se quedaron al frente. La fuerza del espacio las abraza.

Foto: Paloma Cerna
¿Por qué nos llaman usurpadores en nuestro propio territorio?

Palabras de Bethiana:

Todas nuestras casas destruyeron. Y nos tuvieron en prisión ocho meses, todo lo que tuvimos que pasar. Hoy nos mantiene más firme (…) fueron liberadas porque se demostró que no éramos terroristas. Hoy la causa que aún nos pesa es una causa de usurpación. ¿Por qué nos llaman usurpadores en nuestro propio territorio? Si en este territorio caminaron nuestros abuelos y nuestras abuelas hace muchos años.

Y nosotras fuimos capturadas, detenidas, el 23 de noviembre del año 2017. Estuvimos en la ruta más de 8 horas, desde aproximadamente las 5 de la mañana que nos detienen hasta las 12 del mediodía. Nos arrodillaban, nos pateaban, nos arrodillaban y una y otra vez nosotras nos parábamos. Y les decíamos, vamos, nos van a detener, nos van a golpear, pero no vamos a entregarnos a la sumisión de sus órdenes. Nos golpeaban, nos tiraron al piso, nos arrastraron, pero siempre mantuvimos la dignidad. Siempre nos volvíamos a levantar. Y mirábamos hacia la montaña y decíamos, ojalá que no nos agarren ningún policía a nuestros hermanos que están en la montaña.

El 25 de noviembre le dispararon por la espalda a Rafael Nahuel. Murió a los minutos que le dispararon. Este territorio está manchado de sangre. Y es esa sangre que cayó en esta tierra.

El 4 de octubre del año pasado. Cuando entraron de la misma forma a los tiros (…) Patearon las puertas de nuestras casas. Yo estaba con mis hijos (…) me tiraron una bomba lacrimógena, me tiraron una bomba de estruendo y me tiraron la puerta abajo (…)

La policía me tiró el piso con el bebé, con el gas (…) con la bomba de estruendo que explotó cerca de la salamandra, de la cocina de leña que tenía yo dentro de mi casa y esparció bolas de llamas de fuego. Cuando abrí los ojos y vi todo el humo, todo el humo. Yo me quedé sin palabra (…)  vi bolas de fuego en mi casa y empezó  a quemarse la casa de madera con nosotros dos adentro.

Foto: Paloma Cerna

***

María Luisa Wincalufu, mujer mapuche de 74 años, compartió su recorrido de lucha y señaló que cuando se enteró de las violaciones cometidas contra su pueblo dejó de “estar sirviendo y sacándole la mugre en la estancia de los Menéndez Braun”, una familia de terratenientes de la Sociedad Rural. Una línea desde el genocidio a la actualidad se traza en los recorridos de la familias entre las que se repartió la Patagonia (Marcos Peña, ex funcionario macrista, desciende de este árbol). En el presente, el 40% del territorio de la Argentina es propiedad de 1.200 personas.

Desde otros espacios del Pueblo Mapuche señalaron que las indígenas son el sector más empobrecido de la región, el extractivismo como modelo impuesto desde la colonia sobre los territorios fue en igual medida sobre las vidas.

A una semana de las elecciones, cuando se preguntan a los feminismos comunitarios, populares y villeros por la ofensiva fascista, hay algo que surge y es que esas redes ya están activadas sosteniendo las vidas frente a la crisis, ante el hambre se preparan la ollas por fuera de la subjetividad neoliberal, con estrategias colectivas. Desde La Poderosa levantan el proyecto de ley de reconocimiento salarial para las cocineras de ollas populares, merenderos y comedores. Endeudadas y explotadas, las mujeres y disidencias de los barrios llevan adelante hasta tres jornadas laborales.

Susana Zaccaro de La Pode Córdoba explica que la construcción del feminismo villero “nació desde un olvido histórico, desde no sentirnos que nos incluía un feminismo de otra clase social (…) pero entendimos que todo lo que veníamos sosteniendo en nuestras comunidades era ser feminista. Hace un montón de años que en el país a las ollas las sostenemos con lo que tenemos, y muchas veces sin nada que garantice el Estado y es una necesidad básica el alimento”.

Los feminismos sacudieron el “reparto desigual, patriarcal y racista de los cuidados”. En América Latina y el Caribe, entre 11,5 y 18,6 millones de personas se dedican al trabajo doméstico remunerado, de las cuales el 93% son mujeres, la OIT señalan que un 17,2% son migrantes, siendo un 73,4% de ellas mujeres (ONU-OIT-CEPAL, 2020).

Foto: Paloma Cerna

Las trabajadoras del hogar latinoamericanas, por primera vez, realizaron un taller en clave de revoluciones feministas dentro de la grilla oficial del encuentro, e hicieron intervenciones sobre los discursos que naturalizan la explotación laboral. Se las vio modelar en las calles como “la chica que me ayuda” o “es como de la familia” hasta convidar el modelo de la trabajadora “piquetera”.

Del 36° encuentro participaron más de cien mil feministas, la creciente está conectada por las definiciones políticas de abrazarse, se escuchó a que en tierra Mapu hay palabras que no se encorsetan al pensamiento en términos binarios, en las calles se preguntó dónde está Tehuel, se marchó contra los travesticidios y transfemicidios. Y ya hace años que la marea abortera recuperó el color verde para que brille por los derechos, y dejó de conocerse como el “Verde Benetton” (nominación de la industria de la moda, que nos lleva a las tierras mapuches que la empresa alambra en Chubut).

En estos días se tejieron talleres antifascistas ¡Milei es facho / no es liberal /es un machista de la casta patriarcal! Mujeres y disidencias levantaron los derechos conquistados. A la ofensiva de las derechas la potencia feminista grita: ¡Newen Newen! ¡No pasarán!

Foto de portada: Paloma Cerna/Enfant Terrible

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