Laura Richardson, Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, llegó a la Argentina el pasado 2 de abril, en el 42º aniversario de la guerra por las Islas Malvinas, donde actualmente la OTAN tiene a más de 2 mil soldados que garantizan la ocupación ilegítima de nuestras islas.

La llegada del alto rango militar estadounidense no es novedosa en forma, pero sí en contenido, pues visita Argentina hace tres años de manera consecutiva. Ya se ha reunido con la ex vicepresidenta, Cristina Kirchner, en el año 2022 y con el ex ministro de Defensa, Jorge Taiana, en el 2023, como parte de actos protocolares diplomáticos entre ambas naciones. Ahora, con el Gobierno de Milei, afín a la triada EE.UU.-Reino Unido-Israel, los ánimos son otros.

Desde el pasado 10 de diciembre, la Casa Rosada no deja de ser recurrida por altos rangos estadounidenses, en lo que respecta fundamentalmente a las áreas de seguridad y defensa. Con el Paraná entregado al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, la ciberdefensa y formación de las FFAA y de seguridad cargo de la CIA, DEA y el Mossad israelí, Richardson viene a ordenar lo que resta.

Luego de reunirse en el día de ayer con el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el Ministro de Defensa, Luis Petri, Richardson se movilizó hacia Ushuaia donde está en construcción una nueva base naval integral para brindar de asistencia a la Antártida argentina, cuya ubicación es clave para la geopolítica del Atlántico Sur. De allí partirá a Guyana, territorio en conflicto con Venezuela, principal enemigo norteamericano en Suramérica.

Argentina para los norte-americanos

El objetivo general es claro, pero no por ello menos complejo: limitar la creciente influencia china en Argentina y acrecentar la dependencia yanqui.

En la última década, el gigante asiático, en conflicto comercial directo con EE.UU., se convirtió en uno de los principales socios estratégicos del país, ocupando el segundo destino de las exportaciones nacionales y el primer lugar en el comercio exterior de seis provincias argentinas: Chaco, Catamarca, Santiago del Estero, Entre Ríos, San Luis y La Pampa.

En este sentido, es destacable que China es el inversor mayoritario en la estratégica represa de Santa Cruz, se metió en nuestras reservas con los swap, tiene empresas con acciones en la extracción del litio local y fue quién dio el "ok" más importante para el frustrado ingreso de Argentina en los BRICS+, el bloque político y comercial emergente más importante del siglo XXI.

A su vez, los objetivos específicos a tratar con el presidente Javier Milei, el Jefe de Gabinete Nicolás Posse, el Ministro de Defensa Luis Petri, y los altos mandos militares argentinos serían:

• La Vía Troncal Navegable (VTN) y sus dos puertos chinos: A través de la empresa COFCO con sus dos puertos privados ubicados en el km 451 del Río Paraná (Pto. Gral. San Martín, Prov. Santa Fe) y km 462 del Río Paraná, China se subió al podio de las exportaciones cerealeras en los últimos tres años, dejando atrás en el año 2022 a las firmas estadounidenses (que operan en el mismo cordón industrial portuario de Rosario) y pisándole los talones el año pasado. Estados Unidos busca el control total de los puertos privados argentinos para terminar de capitalizar su hegemonía en esta VTN, ahora que se hizo con su administración compartida a través del memorándum firmado el pasado marzo con el Cuerpo de Ingeniero del Ejército de los Estados Unidos.

• La base de observación espacial chino-argentina en Neuquén: a pesar de que la base tiene fines científicos y Argentina trabaja en asociación con China a través de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, como lo hace con la Unión Europea en la base de Malargüe (Mendoza), los estadounidenses deslegitiman el proyecto con la excusa que es allí se controlan los satélites de la región y que son los militares chinos -no sus científicos- quienes mandan en la instalación. El mismo EE.UU. participó en el año 2019 de una visita a la base con delegados diplomáticos de distintos países, para conocer sus instalaciones, pero aún así no expuso pruebas para fundamentar su reclamo.

• Las "bases humanitarias" de los EE.UU en Chaco y Neuquén: Estados Unidos tiene dos bases "humanitarias" realizadas con fondos y equipamiento proveído por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (Pentágono). Ambas se encuentran ubicadas en territorios estratégicos: la sureña está cerca del Aeropuerto de la Provincia, camino a Vaca Muerta y la litoraleña directamente en el Aeropuerto de Resistencia. En ambas provincias, organizaciones sociales se manifestaron en contra de sus instalaciones, argumentando que son bases militares disfrazadas de ayuda humanitaria.

• La extracción de litio: Richardson lo dijo en reiteradas oportunidades, Estados Unidos quiere el litio argentino. En el país hay 38 proyectos mineros de litio, de los cuáles tres ya se encuentran en producción en las provincias de Jujuy y Catamarca, donde los norteamericanos pisan fuerte con su empresa Livent y su socia estratégica australiana Allkem, las cuáles se funcionaron para crear "Newco", gigante del mercado litífero. De esta manera, los yanquis pretenden acaparar la extracción del litio en el país y desplazar a la empresa china Ganfeng Lithium, que tiene importantes acciones en el proyecto Cauchari Olaroz (Salar de Cauchari Olaroz, Jujuy).

• El puerto de Río Grande (Tierra del Fuego): el proyecto de ampliación del puerto que tiene inversión China beneficiaría la producción industrial que, por el momento, recibe insumos por Ushuaia y también despierta el interés de la Marina, ya que constituiría un mejor acceso a la Antártida. De aquí el interés norteamericano y de la OTAN. Además, desde este puerto se realizaría un patrullaje más óptimo sobre la milla 201 con respecto a la pesca ilegal, al tiempo que mejoraría y acercaría el control argentino sobre las Malvinas -ocupadas por el Reino Unido- el principal socio geopolítico norteamericano y también su principal aliado en la OTAN.

• El cuarto reactor nuclear en la zona de Atucha y las centrales hidroeléctricas de Santa Cruz: EE.UU. terminó de lograr con Milei un objetivo que venía impulsando con Gustavo Béliz en la anterior administración nacional: el cese de la construcción del reactor nuclear CAREM-25, proyecto de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que prometía posicionar a Argentina en el mercado global de la tecnología nuclear con potencial exportador, convirtiéndola en competencia directa en América, ya que es una tecnología que hasta el momento solo lo tiene China y Corea del Sur. Hace poco Javier Milei ordenó la cesantía de los contratos de 100 trabajadores que participaban en la construcción del reactor. A su vez, el Ejecutivo Nacional detuvo el avance en las obras del Reactor Nuclear Argentino Multipropósito RA-10, el cuál preveía un alto impacto estratégico en áreas nacionales sensibles como la salud, la ciencia, la tecnología y la industria.
• En lo que respecta a las avanzadas construcciones de las centrales hidroeléctricas constituidas con capitales chinos en Santa Cruz, las obras también están paradas.

El alienamiento con Washington posiciona a la Argentina como un país clave para ser sometido a las lógicas imperialistas, mientras se habla de un enfrentamiento bélico entre la OTAN y Rusia al tiempo que EE.UU. pierde influencia en otras regiones geopolíticas como Medio Oriente y Asia.

*Foto de portada: Ministerio de Defensa de la Nación