Bolivia: botón de ensayo del golpismo en la disputa geopolítica

Cinco años pasaron para que la palabra golpe retumbara de nuevo en Bolivia. Aunque, esta vez, fue un fracaso. ¿Ensayado o improvisación? Por otro lado, ¿qué rol juega el país andino en la disputa geopolítica?

Cinco años pasaron para que la palabra golpe retumbara de nuevo en Bolivia. Aunque, esta vez, fue un fracaso. Por encabezar el levantamiento de una fracción del Ejército, tomar por algunas horas la Plaza Murillo e intentar ingresar por la fuerza al Palacio Quemado, el ahora ex General y ex Comandante en Jefe del Ejército Juan José Zúñiga, fue destituido de su cargo y luego detenido.

El golpismo sin aval, ni adentro, ni afuera

Todo sucedió muy rápido. Horas después de la acción golpista, el presidente Luis Arce se encontraba en un balcón del palacio presidencial frente a una multitud que salió a defender la democracia boliviana, que se enfrentó y corrió a los soldados insurgentes por la calle. Más allá de los llamados de los dirigentes a movilizarse, quedó claro, una vez más, que el boliviano es un pueblo guerrero.

A su vez, la reacción a nivel internacional de casi todos los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe fue casi unánime, de izquierda a derecha. Desde Lula Da Silva en Brasil, Gustavo Petro en Colombia, Gabriel Boric en Chile, Luis Lacalle Pou en Uruguay, Nicolás Maduro en Venezuela, Santiago Peña en Paraguay, López Obrador y Claudia Sheinbaum en México y Xiomara Castro en Honduras, incluso representantes de la Unión Europea. En Argentina, como puede esperarse, Javier Milei no se pronunció, sino a través de Diana Mondino.

Foto: LUIS GANDARILLAS (EFE)

¿Ensayado o improvisación?

¿Pero cuál era el objetivo de esta acción golpista que terminó con su líder preso y una postal patética de los soldados corriendo en la Plaza Murillo por la multitud? Un día antes de ayer, Zúñiga, también conocido por su afinidad al dictador Hugo Banzer Suarez, había declarado su ferviente oposición a una posible candidatura presidencial de Evo Morales, al señalar que el dirigente del MAS no tiene habilitación para postularse y advertir que recurría a su detención para “hacer respetar lo que dicta la Constitución”.

Por otro lado, tras fracasar el golpe y antes de ser arrestado, Zúñiga dijo ante las cámaras que en realidad llevó adelante un montaje al que calificó de "auto golpe", que habría sido coordinada hace una semana con Arce para elevar su popularidad. Efectivamente, la jornada finalizó con el golpista exhibido ante las cámaras y la foto del actual presidente victorioso frente a la multitud. Sin embargo, el odio contra Morales no forma parte de ningún montaje.

El ex general Zúñiga, detenido tras el fallido intento de golpe de Estado. Foto: JUAN KARITA (AP)

En la actualidad, la figura de Evo Morales es resistida incluso en el propio gobierno de Luis Arce. Las internas entre el evismo y quienes ven una oportunidad en Luis Arce de cara a las elecciones presidenciales de 2025, se desenvuelven a la vista de cualquiera.

Por su parte, Morales ha sido presidente de Bolivia entre 2006 y 2019. Casi renueva su mandato por cuarta vez en 2019, luego de ganar las elecciones de ese año, hasta que un golpe de Estado avalado por la Unión Europea, Estados Unidos, Colombia y Argentina logró que el dirigente del MAS renuncie a su victoria tras los levantamientos policiales encabezados por el ahora encarcelado Luis Fernando Camacho.

Tras el exilio de Evo Morales por las persecuciones de la oposición, entre 2019 y 2020 se instaló en Bolivia un gobierno de facto, con Jeanine Áñez como presidenta interina, quien también terminó detenida por golpista. Pero tras una pésima gestión, con una pandemia de por medio, el régimen se vio deteriorado, mientras que Evo Morales preparaba su vuelta. Finalmente, tras el llamado a elecciones por parte de Áñez, el 18 de octubre de 2020, Luis Arce fue electo presidente con el 55,11% de los votos, en una jornada con una altísima participación del 88.42%.

¿Podría decirse entonces que más allá de la presidencia de Arce y de la legitimidad que pueda obtener por un supuesto “autogolpe”, lo que vale aquí es la cabeza de Evo Morales?

Van por el litio

 “¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras poco comunes, tienes el triángulo del litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60 % del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile…”, decía la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, en enero de 2023.

La generala viene obteniendo cada vez más protagonismo en América Latina, en medio de la pérdida de la hegemonía estadounidense ante el avance de otras potencias no occidentales como China y Rusia, que hacen retroceder al gendarme del mundo con sus alianzas comerciales y militares. “A Estados Unidos le queda mucho por hacer, esta región importa, ya que tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego”, dicho en sus propias palabras.

Foto: CLAUDIA MORALES (REUTERS)

Sin embargo, Bolivia se presenta como un dolor de cabeza. En un contexto donde el litio es visto como un recurso estratégico a nivel mundial debido a la carrera tecnológica, espacial y militar entre potencias, Bolivia firmó el diciembre pasado una acuerdo con Rusia para la producción de baterías de litio. El proyecto consiste en la construcción de una planta piloto semiindustrial con tecnología de Extracción Directa de Litio (EDL) en el Salar de Uyuni para producir 14.000 toneladas de carbonato de litio por año, en convenio con la empresa rusa Uranium One Group.

De esta manera, la nacionalización da un paso adelante con la industrialización del país andino de la mano del principal enemigo de Estados Unidos. Mientras tanto continúa la guerra en Ucrania, que ahora dio pie a la alianza militar de Rusia con Corea del Norte, a la vez que el gigante del norte asiático obtiene mayor apoyo en la región del Sahel africano.

Licenciado en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba. Catamarqueño como Walter Olmos y Felipe Varela.

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