Milagro Sala, 9 años presa política en democracia
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Intifada Blog publicó la declaración conjunta de la sociedad civil palestina sobre el proyecto del gobierno de coalición Netanyahu-Gantz de anexionar el Valle del Jordán y los asentamientos sionistas de Cisjordania a Israel, aplicando el "Acuerdo del Siglo" de Trump, a partir del 1 de julio. En todo el mundo se convocó a una Jornada de Furia contra la anexión y de solidaridad con Palestina
En relación al Acuerdo del Siglo de Trump y del nuevo gobierno de coalición israelí para impulsar la anexión formal de partes significativas de la ya colonizada Cisjordania, el discurso, el análisis y la reacción prevalentes no han reconocido ni abordado la anexión en el marco de largo contexto histórico y legal de Palestina. La anexión israelí de la tierra palestina no es nueva, ni está aislada de la colonización sionista-occidental inicial de Palestina y del amplio catálogo de violaciones de los derechos humanos y de crímenes internacionales cometidos por Israel contra el pueblo palestino, que aún sigue.
El estado de cosas actual es una mera transición de la anexión de facto (oficialmente no declarada) a de iure (Formalmente declarada) -un mecanismo deliberadamente diseñado y utilizado para consolidar y ampliar el régimen colonial y de apartheid de Israel sobre el pueblo palestino, mediante el Mandato para Palestina. Este último episodio de anexión es la culminación de la complicidad heredada de los poderosos estados occidentales con Israel, y del reiterado fracaso de la comunidad internacional a la hora de cumplir su obligación de hacer Israel responsable, otorgándole así la impunidad para seguir edificando su régimen colonial y de apartheid.
En el contexto palestino, la anexión israelí no es una mera vulneración del derecho internacional humanitario y de las convenciones asociadas, ya que este marco legal ha sido diseñado para regular el estado de ocupación, no para acabar con la colonización. Más bien, la anexión israelí forma parte de una empresa colonial más amplia que comenzaron el movimiento sionista y las milicias a Palestina incluso antes de la llamada Declaración Balfour de 1917. Está bien establecido en el derecho internacional consuetudinario y codificado que la adquisición de un territorio como resultado de la amenaza o el uso de la fuerza, es ilegal y constituye un delito internacional asociado a la prohibición del colonialismo.
La Carta de las Naciones Unidas, varios tratados y jurisprudencia relevante demuestran el vínculo entre anexión y colonización, que se diferencia completamente de las prácticas de empleo. Esta diferenciación entre ocupación y colonización no es sólo una cuestión teórica, sino que es crucial para determinar las obligaciones y responsabilidades de las Naciones Unidas, de sus órganos y agencias, así como de los estados terceros.
Sin embargo, la anexión y la colonización no son los únicos delitos internacionales en el arsenal israelí que han sido y siguen siendo utilizados conjuntamente con otros mecanismos y prácticas contra el pueblo palestino. Más importante aún, la anexión israelí forma parte de un catálogo de delitos internacionales más amplio, que hasta ahora ha sido marginado, si no ignorado, por la comunidad internacional. La anexión no se puede separar del delito de transferencia forzosa y desplazamiento de palestinos fruto de las políticas y prácticas sionista-israelíes antes, durante y después de la Nakba de 1948. Ni se puede separar de la denegación del retorno y de las reparaciones a 8.7. millones de refugiados palestinos y desplazados internos (66,7 por ciento de los palestinos).
Tampoco se puede distinguir las políticas de segregación, fragmentación y aislamiento que minan el derecho palestino a la autodeterminación. Tampoco se diferencia de la discriminación institucionalizada perpetrada contra las palestinas con ciudadanía israelí. Tampoco se puede separar de la anexión del 23 por ciento del estado árabe / palestino propuesto tal como se establece en el plan de división de la ONU de 1947; y de Jerusalén y los Altos del Golán sirios, Amdo anexionados oficialmente hace décadas. De hecho, las infracciones sistemáticas de los derechos humanos y los crímenes internacionales perpetrados por Israel son demasiado numerosos para inventariar aquí.
Pero aún es más preocupante que todo esto, la falta histórica y actual, de medidas adecuadas y prácticas por parte de la comunidad internacional para hacer Israel responsable de estas violaciones y delitos. Desde la Declaración Balfour, el Mandato Británico para Palestina, el Plan de Partición de las Naciones Unidas de 1947, a la Nakba, en la Guerra de 1967, los Acuerdos de Oslo y al Acuerdo del Siglo, la comunidad internacional ha proporcionado en Israel una inmunidad casi ilimitada, emitiendo sólo equilibradas condenas y declaraciones de apoyo a los derechos palestinos.
Asimismo, la misma comunidad internacional parece sorprendida y atónita por el actual estado de cosas. Como si la anexión israelí (y otras prácticas y políticas ilegales) no fuera la culminación de un régimen colonial y apartheid israelí muy arraigado -un régimen que históricamente nunca ha sido desafiado por la comunidad internacional. La situación pone en cuestión la carencia y ausencia de voluntad política de la comunidad internacional ante la clara e incuestionable validez de los derechos irrenunciables del pueblo palestino en virtud del derecho internacional. Más bien, las intervenciones internacionales ausentes, inadecuadas e inapropiadas para Palestina, así como la aplicación de un marco legal inaplicable e incompleto han contribuido a la perpetuación de la situación palestina.
La anexión israelí actual debe situarse en el contexto histórico, político y legal más amplio de Palestina. Cualquier estrategia de intervención internacional debe basarse en abordar las causas fundamentales del conflicto -el régimen sionista-israelí de colonización y apartheid establecido en Palestina- y no sólo en la reciente fase de anexión: de lo contrario está condenada al fracaso. Además, y más importante, es necesario revisar y reestructurar la estrategia de liberación nacional palestino y el movimiento internacional de solidaridad. Hay que desarrollar e implementar una estrategia nacional palestina para movilizar la unidad, las capacidades y los puntos fuertes de nuestro pueblo.
Es evidente que cualquier movimiento de resistencia palestina, cualquier lucha, cualquier reto, cualquier intento de cambiar el statu quo se deben basar en la autosuficiencia palestina para conseguir cualquier éxito.
*Artículo publicado originalmente en https://intifada.blog/
Avalado por los siguientes movimientos y organizaciones de la sociedad civil palestina :
FUENTE: Badil , traducido por el Colectivo Intifada
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