Apuestas online, negocio multimillonario para adolescente endeudados

Cada vez son más los jóvenes entre 13 a 17 años que juegan en plataformas de apuestas online con el riesgo de endeudar a su entorno. Un negocio multimillonario que por más legal que sea, no está regulado. ¿Quién controla a quienes hacen de la crisis un negocio de miles de millones de pesos?

“¿Podemos hacer lo que queramos?”, pregunta el productor en una publicidad de Bplay, una de las actuales apps legales de casinos online deportivo. Allí cualquiera puede jugar, no hace falta conocer sobre el equipo, jugador o deporte, solo es necesario tener una cuenta corriente linkeada para poder apostar.

Si bien hay un límite de edad para poder registrarse (+18), el ingreso se hace de inmediato debido a que no existe manera de verificar los datos del jugador. Esto acarrea una problemática en auge y es la dependencia que jóvenes adolescentes están teniendo con las apuestas.

La complejidad se presenta cuando se trata de regular el uso que hacen de la virtualidad. ¿Cómo se puede controlar lo que un joven hace allí? ¿Por qué especialistas de la salud focalizan de manera unilateral sobre la “adicción al juego” en adolescentes, cuando la problemática es contextual? ¿Quién controla a quienes hacen de la crisis un negocio de miles de millones de pesos?

En el país, 17 provincias (Córdoba, Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe y Tucumán) cuentan con algún tipo de licitación para las casas de apuestas online. Sin embargo, no hay por el momento, una normativa que intervenga de manera directa sobre la invasión de publicidad de los 7 casinos registrados, ni de los 700 que funcionan dentro de la clandestinidad online.

Las casas de apuestas online existen hace 20 años, las más conocidas y que están patentadas dentro de la legalidad son: Bet365 de la productora Denise Coates (Reino Unido); Betwarrior, siendo el accionista principal el empresario Federico de Achával; Bplay perteneciente al grupo Boldt, manejado por el empresario Antonio Tabanelli; y Betsson, empresa sueca asociada con Casino de Victoria S.A del empresario Daniel Mautone.

Estas plataformas de apuestas ingresaron al país en el año 2021, logrando la licitación en las 17 provincias en 2022. En el caso de Córdoba, pudieron hacerlo a partir de octubre del año pasado cuando comenzó a regir la ley 10.793 de “regulación de juegos en línea”, sancionada a fines de 2021.

Según se estimó, durante los dos primeros meses de este año, las cuatro plataformas de iGaming autorizadas para operar en la provincia acumularon apuestas por ARS 5.862.475.908, equivalentes a USD 6.858.650 al cambio oficial. Entre sus más de 40 mil usuarios registrados en las diferentes casas de apuestas, el 86% lo hicieron en la plataforma Playcet de los dueños Miguel Ángel Caruso y Aldo Roggio, asociados a la empresa paraguaya Darama Sum, recaudando un total de 149,1 millones de pesos en los primeros siete días.

De ese total, por ley, la provincia percibe el 10% de manera mensual, sin contar los premios por bonificación que puede recibir la empresa por los montos que apuestan los jugadores. Durante los dos primeros meses del año, el Gobierno de Córdoba percibió una mensualidad de ARS 21,9 millones (USD 25.623) en concepto de canon.

Lo que estipula la ley, es que esos fondos sean destinados a rentas generales y financiamiento de programas sociales “a cuyo efecto el Ministerio de Finanzas de la Provincia debe darle el correspondiente reflejo presupuestario” (Art. 21). Sin embargo esas estimaciones no se reflejan con el pago total que reciben las empresas y a donde destina la provincia los fondos transferidos.

Entonces, si el negocio de las apuestas online es tan lucrativo y la publicidad centraliza el estímulo de la posibilidad de ganarle al azar, ¿quién controla las reglas del juego, el jugador o la especulación?

Imagen ilustrativa

La casa siempre gana

Dentro del mercado regulado de las apuestas online, solo el 15% del total de jugadores tienen menos de 18 años; el 85% restante lo hace en la clandestinidad, lo que implica un riesgo, ya que son menos los requerimientos de acceso.

Ahora, la solución no está solo en la regulación de las plataformas, si no se tiene en cuenta ciertas variables (económicas, sociales, políticas, familiares) de por qué son cada vez más los jóvenes entre 13 a 17 años quienes apuestan hasta endeudar a su entorno. Tampoco, se puede problematizar cómo se produce una “adicción”, como quién depende de las sustancias, si no se consideran las condiciones concretas por las que puede estar atravesando la persona.

“Las apuestas online constituyen un camino directo, legal y promocionado al consumo compulsivo. Desde mi perspectiva, este fenómeno tendrá consecuencias que todavía no podemos ver, sobre todo, porque a diferencia de otras problemáticas vinculadas, esto es inmediato. Con hacer dos clics ya estás apostando”, comenta el médico psiquiatra Federico Pavlovsky a Perfil.

Los riesgos de la exposición a la inmediatez que acarrea la virtualidad, es la posibilidad de que el jugador desarrolle un trastorno llamado “ludopatía”. Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) es: "cualquier tipo de actividad en que la persona pone algo de valor en riesgo sobre las bases de un resultado desconocido, y que afecta aspectos de la vida personal, familiar, laboral, social y económica de quien la padece”.

Esté tipo de trastorno aún no es considerado un problema sociosanitario, aunque familiares y personas con comportamientos ludópatas demanden tal reconocimiento sobre la problemática. Esto a su vez, puede deberse al hecho de que la preocupación aparece cuando el adolescente no puede parar de apostar.

Según las estadísticas del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos, el 30% de la población mantiene algún tipo de vinculación con el juego, y dentro de ese porcentaje el 95% corresponde a personas que lo hacen recreativamente, 3,5% son jugadores problemáticos y 1,5% compulsivos.

La suerte está echada

Entre los factores presentes al momento de analizar por qué en menos de 12 meses alguien puede desarrollar un trastorno de ludopatía, son: el anonimato y la privacidad, ya que el jugador no está en presencia de otros de manera física; la rapidez y facilidad con la que puede acceder, pudiéndolo hacer desde su casa; y el refuerzo intermitente, es decir, la necesidad de ser recompensados, que por lo general, es la que produce la compulsión a la repetición de apostar.

“Estamos viendo las consecuencias en la salud mental de un experimento social que involucra a la tecnología como variable número uno, porque esta tormenta perfecta es la concentración de muchos factores: una generación que viene jugando a juegos desde muy pequeños, que tiene dispositivos tecnológicos desde los 6/7 años, con fuerte presencia en redes sociales y en ese contexto es donde aparecen, por lo menos en Argentina, las apuestas online”, comenta Pavlovsky.

Mientras tanto la legislación no pone freno al bombardeo publicitario en programas de televisión, partidos de fútbol e influencers en redes sociales que seducen a los adolescentes con la promesa del dinero fácil, en medio de la crisis económica que afecta a más del 50 por ciento de la población que está bajo la linea de pobreza.

Del mismo modo, la falta de perspectiva de futuro por la incertidumbre del presente, es un caldo de cultivo para quienes ven a sus padres con tres trabajos para subsistir, por lo que la plataforma de apuestas se presenta allí como potencial fuente de ingresos.

Sociedad endeudada y timba especuladora

La crisis generalizada deja entrever que mientras se premia el “blanqueo” de capitales a partir de los 100 millones de pesos con el mínimo o nulo pago de impuestos a las grandes inversiones, el trabajador queda en la encrucijada entre buscar alternativas para llegar a fin de mes y los sitios de apuestas que prometen “ganancias rápidas con mínimas pérdidas”.

A su vez, la legalización del juego no significa su regulación, menos cuando no se establece a dónde van a parar los miles de millones que percibe la provincia de las ganancias netas del mercado de juego online.

Según el informe “Global Online Gambling Markets-Previsiones de 2022 a 2027″, se prevé que el mercado mundial de juegos de azar, crezca su tasa de crecimiento anual un 10 por ciento para 2027, con lo que escalaría a casi 130 mil millones de dólares para ese año.

Mientras tanto, el número de adolescentes enganchados al juego aumenta, la incertidumbre producto del endeudamiento continúa y la idea de ganarle al azar están más presentes que nunca.

Profesora y licenciada en psicología (UNC). Me dicen Chora. Editora de Género y de lo que se presente.

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