El acuerdo de los chanchos y la soberanía alimentaria

Treinta años de soja y monocultivo. Desmonte, incendios, inundaciones, contaminación y desertificación del territorio. Cuatro años de macrismo y hambre. Una pandemia mundial por un virus derivado del consumo humano de animales. En el medio, el proyecto de soberanía alimentaria que, según Felipe Solá se construye con un mega acuerdo para producir 800 mil toneladas de carne porcina para China.

La soberanía alimentaria ha sido una de las consignas que más presente ha estado en el discurso del actual gobierno nacional. Durante la campaña electoral y durante los primeros meses de gobierno Alberto y sus ministros han hablado del acceso al alimento como un derecho que este gobierno viene a garantizar para todas, todos y todes, en contraste con el gobierno de Macri. Sin embargo ¿qué es la soberanía alimentaria? ¿profundizar el modelo o buscar una alternativa?

El acuerdo de los chanchos

El Canciller Felipe Solá y su equipo ya anunciaron que el acuerdo entre la República Popular de China y Argentina para que nuestro país produzca 822 mil toneladas de carne porcina para la exportación, está próximo a cerrarse y no tendrá marcha atrás. El acuerdo prevé una inversión de 3700 millones de dólares en 4 años. Una jugosa inyección de divisas que refuerza una vieja idea no tan real: la de la Argentina granja del mundo.

El gobierno de Xi Jinping y la cancillería buscan apuntalar el acuerdo cuanto antes. Según afirman fuentes del gobierno podría suceder este mes de agosto, ya que el gigante asiático necesita cubrir las 20 millones de toneladas de carne porcina que debió "sacrificar" -unos 50 millones de animales- para abastecer su consumo interno. Entonces ¿donde está la soberanía alimentaria?

Numerosas organizaciones como la Unión de Trabajadores de la Tierra o el Foro Agrario, el llamado el otro campo rechazan el acuerdo y exigen que se abra la discusión. "Tiene que haber un diálogo con el resto de la sociedad para discutir si realmente va a ser o no positivo. Ahí está el conflicto. Parte de la sociedad tiene memoria sobre lo que significa la soja transgénica, lo que representó como saqueo, contaminación, vaciamiento de los campos, hambre declaró a La Vaca Agustín Suárez de UTT.

No es casualidad que sea Felipe Solá el artífice local de un acuerdo por demás cuestionable quien encabeza las negociaciones con el gigante asático. Representante cabal de los intereses sojeros al interior del gobierno, Solá es un exponente del modelo agroexportador y de monocultivo que ha convertido argentina en un expendedor de producción agroindustrial transgénico a nivel mundial, desde su desempeño durante el menemismo como secretario de agricultura.

Ante la dicotomía que parece deslizarse frente al acuerdo de los chanchos entre desarrollo y sustentabilidad, entre soberanía alimentaria y modelo capitalista de consumo, entre participacion cooperativa y comunitaria de la producción alimenticia y monopolio de los grandes capitales internacionales, queda la apuesta por disputar nuevas formas de producir y consumir. Que la Argentina construya modelos alternativos y sostenibles para la producción y circulación de alimentos es una lucha de Todes.

Periodista y fotógrafo. Edito, escribo y leo. No siempre en ese orden.

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