El caso de Liz: otra muerte por aborto clandestino

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El caso de Liz sacudió nuevamente a la sociedad argentina: con 24 años y madre de dos niñxs, un intento de aborto con un tallo de perejil terminó en una muerte que podría haber sido evitada.

Con una infección provocada por intentar abortar con un tallo de perejil, Liz pasó por el quirófano del hospital Belgrano de San Martín en el conurbano bonaerense el pasado domingo.

La infección generalizada llevo a que se le practique una histerectomía de emergencia -remoción de útero- con el fin de intentar salvarla, pero esta madrugada la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir confirmó su fallecimiento.

La muerte de Liz llega en un momento particular de la legislación y representación social del aborto, a poco días de la histórica marcha que subvirtió y tensionó cada rincón de la sociedad argentina en el marco del debate por la despenalización del aborto.

Un debate que, ciertamente, posibilitó a muchos actores de la política argentina posicionarse. Tal es el caso de la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal,  que no sólo está 'apretada' por la explosión de la garrafa en Moreno y la falta de inversión en el sistema educativo de su provincia, sino que ya había expresado su 'alivio' si la despenalización del aborto no se legislaba.


Foto: Macu Tsuki

Historias que se repiten

Similar al caso de Liz, pocos días antes de la votación Liliana Herrera tuvo el mismo fatídico destino: con 22 años y madre de dos niñas, murió de una infección generalizada en la guardia del Hospital Regional de la ciudad de Santiago del Estero.

Luego del intento de salvarla con el mismo procedimiento -una histerectomía- para controlar el foco infeccioso, Liliana sufrió una seguidilla de paros cardiorespiratorios que la llevaron a terapia intensiva, donde finalmente falleció.


Ninguna vida fue salvada

El aborto ya era clandestino antes de la votación y gracias a un sector de la sociedad bajo el lema 'salvemos las dos vidas', lo sigue siendo. Nada cambió y ninguna vida se salvó: 4 hijxs se quedaron sin madre y 2 mujeres se quedaron sin vida.

Tras una semana desde la histórica votación en la que los senadores antiderechos rechazaran la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, se siguen sumando muertas por abortos en clandestinidad.

Ambas muertes podrían haberse evitado si existiera la posibilidad de que las mujeres y personas gestantes decidan sobre su propio cuerpo, y la maternidad sea una elección y no una imposición de un sector de la Iglesia y del Estado.

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