Victoria de Riquelme sobre el macrismo: la María está feliz

Ayer fueron las elecciones en el Club Atlético Boca Juniors, donde el oficialismo se impuso por amplia diferencia. Compartimos datos y significados de estos comicios que tuvieron en vilo a gran parte del pueblo argentino.

Ayer fueron las elecciones en Boca y si bien existió la posibilidad de judicialización de los resultados, estos fueron de tal magnitud que impidió todo tipo de maniobra judicial. Antes de las 23 hs, el candidato opositor Andrés Ibarra salió a reconocer la derrota.

Uno de los datos fundamentales de la jornada de ayer fue la cantidad de votantes. Con 46.402 sufragios se batió un récord de participación nacional y latinoamericano de personas votando en una elección de un club. Esto ubica a Boca en una segunda marca a nivel mundial sólo superada por el Barcelona de España (en aquel club llegaron a votar más de 57.000 personas).

Un segundo dato es el volumen de la diferencia. La lista oficialista que llevó a Román Riquelme como candidato a presidente se impuso con un 65,3% frente al 34.4% de la lista opositora encabezada por la dupla Ibarra-Macri, lo cual implica una distancia mayor a 14.000 votos (30.318 a 15.949).

Un tercer dato relevante es la segmentación del voto. El macrismo solo venció en la categoría “vitalicios” (en donde votaron menos de 2900 personas). En todas las demás (“activos”, “activas” e “interior/exterior”), triunfó la lista encabezada por Riquelme. En las mesas femeninas nuevamente fue en donde mayor diferencia se obtuvo.

Por último, la jornada de ayer dejó varios momentos y situaciones destacados. En este sentido, se destaca que los comicios se hayan llevado a cabo sobre el césped de la “Bombonera”. Esto generó emoción en la mayoría de las personas que fueron a votar y pudieron tocar el pasto de lo que suelen considerar un templo.

También se destacaron algunos votos como ciertas ausencias. La lista opositora contó con los votos de personajes de la alianza “macri-mileista” siendo el más llamativo el del presidente de la nación Javier Milei. Su paso por el estadio fue repudiado. En su momento, había admitido públicamente ser “anti-Boca” y haber gritado los goles de River en la final de la Copa Libertadores jugada en Madrid del año 2018. En códigos futbolísticos esto es inentendible e imperdonable.

Asimismo, llamó la atención la ausencia de Mauricio Macri (candidato a vicepresidente de la oposición) y de Mario Pergolini quien fuera parte de la misma lista (luego de haberse distanciado del oficialismo del cual formó parte en las últimas elecciones del 2019).

Fabián Marelli - LA NACIÓN

 ¿Qué se jugó en estos comicios? 

Como expresamos en un artículo publicado anterior, a estas elecciones se llegó con un clima enrarecido, sobre todo por su judicialización. La misma hizo posponer dos veces la realización del acto eleccionario y llevó al riesgo de la intervención del club.

En Boca no se jugaba solo una nueva gestión. La mayoría de analistas y periodistas coinciden en que ayer se enfrentaron dos modelos de clubes. Por un lado, la idea de instituciones sociales y deportivas. Por el otro, el concepto de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), o sea la privatización del fútbol. Milei y Macri vienen apostando por última opción. En este sentido, Riquelme insistió en diversas ocasiones que si ganaba la oposición no se votaría más. Por eso, uno de los cantos más escuchados ayer fue “el club es de los socios”.

En la jornada de ayer se respiraba que Boca, por su importancia, era la trinchera para evitar el avance de las SAD en todo el futbol argentino. Durante el domingo se realizaron elecciones en otros clubes como San Lorenzo, Tigre, Colón, Nueva Chicago y Morón, pero estas no captaron la atención que suscitó el club de la ribera.

En Boca muchas veces se dice que todo el mundo futbolero se divide entre hinchas de Boca y anti-Boca. Una frase famosa de Alberto J. Armando es “los goles más fuertes que se gritan son los de Boca, y los segundos más fuertes son los que les hacen a Boca”. Sin embargo, ayer sucedió algo distinto. Como venía pasando días previos, se expresaron posicionamientos cruzados: gente que decía odiar a Boca apoyó a Riquelme y al club frente al avance privatizador del macrismo.

Foto: @todosobreroman

Sólo un resultado tan abrumador impidió que se continúe la judicialización del acto electoral. Durante el día de ayer, por ejemplo, en la trasmisión de Cadena Xeneize (medio partidario) se aseguraba que los resultados serían “un punto”, pero no un “punto final” sino más bien “puntos suspensivos” porque se dudaba de que la oposición reconozca la derrota y no busque impugnar el escrutinio.

Otro elemento destacable fue el choque de diferentes concepciones sobre el poder. Por un lado, Macri activó todas sus redes: intervino el poder judicial, fue a votar Milei y promovió fuerte apoyo en medios de comunicación deportivos - hegemónicos. Por su parte, el presidente electo, Román Riquelme durante la campaña expresó otra idea:

“Yo vivo normal, si me quieren hacer algo que me lo hagan. Igual me voy a morir. Todos terminamos en el mismo lugar… pero para mí tener poder es que la gente te quiera mucho”.

Foto: @todosobreroman

Estas dos concepciones de poder estuvieron presentes sobre todo, a lo largo del último mes. Una se puede sintetizar en los diversos fallos de la jueza Abrevaya que siempre respondieron favorablemente a los planteos del macrismo. La otra, en el banderazo del 03 de diciembre en donde se movilizaron entre las 20 y 35 mil personas en apoyo al club y por la realización de las elecciones frente al riesgo de la intervención.

Estos elementos permiten entender los movimientos que se han dado alrededor de estos comicios. Una intervención en Boca hubiese generado posiblemente desestabilización de otras instituciones.

Lo que viene, lo que viene…

El resultado de ayer fue contundente y por su proximidad es difícil comprender cabalmente su dimensión. Lo evidente es que fue tan abrumadora la diferencia que no dejó margen a la judicialización de los resultados. Ni las mesas observadas previamente tuvieron sentido con “el resultado del lunes”.

Ayer también se han abierto varias preguntas. Se ha dicho que Boca fue la cuna política del macrismo. Actualmente cabe la duda si no puede ser también su ataúd. Hoy es arriesgado afirmar algo semejante. Lo que se puede afirmar es que posiblemente esta sea la peor derrota de Mauricio Macri. Este golpe para el político–empresario fue más duro que el de su derrota en el club en 2019 donde no participó como candidato. Este revés tiene elementos más fuertes que los sufridos en las elecciones nacionales presidenciales cuando se rechazó su reelección siendo derrotado por Alberto Fernández y el último tercer lugar de Patricia Bullrich quien contó con el apoyo explícito del expresidente.

El resultado de ayer fue tan contundente que evitó muchas operaciones. Sin embargo, sería iluso suponer que el proyecto de las SAD fue vencido completamente. Tanto desde el poder ejecutivo nacional como desde otros clubes se intentará imponer. Lo de ayer representa un parate. Boca se transformó en una trinchera contra los intentos privatizadores del futbol. Riquelme, que sigue siendo ese pibe marrón del humilde Don Torcuato que no terminó la secundaria, en un referente nacional de la defensa de los clubes como instituciones sociales y deportivas.

El ídolo de Boca dice que se apoya mucho en los amigos de la infancia con quienes sigue comiendo asados como siempre. Sin embargo, sin discusión su pilar es su madre. En esta campaña lo expresó en varias ocasiones. Por ejemplo, en una conferencia de prensa del 29 de noviembre, emocionado hablando de su madre dijo: “Me pidió que no puedo aflojar y que tengo que ganar las elecciones”. Hoy se puede decir que la mayoría del pueblo bostero está feliz. Como la María.

Foto de portada: @todosobreroman

Sociólogo. Doctorando en antropología. Investigando sobre "rock, sociología y política" y "estudios del trabajo", centralmente en relación a la economía popular. Militante popular.

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