Trabajadoras de casas particulares: negarse a “servir y nada más”

El 3 de abril es el Día de la Trabajadora de Casa Particular. Mientras el DNU del gobierno nacional les reserva un artículo, el presidente promete el fin de la jubilación para “Amas de casa”. Sobre el trabajo reconocido, no reconocido y el desprecio a quienes limpian su basura

Por Victoria Marconetto para Enfant Terrible

Una porción de torta

“Yo pienso que la situación de la empleada doméstica es de marginación, ¡de marginación! [...] Se dictan leyes de las que quedan especialmente excluidas. Entonces no hay vuelta que darle. ¿Si tiene que ver con los derechos humanos? ¡Si! Porque se está violando su derecho como persona y como trabajadora. No se la reconoce como tal [...] un sector oprimido e ignorado que se lo tiene solamente para que sirva y nada más.”

Las palabras son de Sara Astiazarán, fundadora del Sindicato del Personal de Casas de Familia (SinPeCaF). Es una de las Mujeres del Cordobazo. Con sus voz, desempató la votación para el llamado a “paro del 29 de Mayo”. 

Sara fue despedida por comer un pedazo de torta, un cumpleaños en la casa de sus empleadores al que no estaba invitada.

El 3 de abril es el día de las trabajadoras de casas particulares. Este día se celebra a partir de la promulgación de la ley 26844 con la que en 2013 se conquistó su reconocimiento formal como trabajadoras, con un régimen normativo y de derechos.

La reforma laboral dispuesta en el DNU de Javier Milei ataca su régimen de trabajo modificando el siguiente artículo: "la indemnización prevista por el artículo 48 de esta ley, o las que en el futuro las reemplacen, se duplicará cuando se trate de una relación laboral que al momento del despido no estuviera registrada o lo esté de modo deficiente".  A esa normativa se contrapone el pago de “un mes de sueldo por año de servicio”.

El ataque encierra una realidad: en Argentina el 74,2% del sector está en la informalidad (Ecofemidata). Si durante toda la vida fuiste para tus empleadores algo poco distinto a una escoba: sin vacaciones, sin aguinaldo, sin indemnización, sin jornada laboral limitada, se liberan de que sea un problema cuando no sirve más.

Cuando la escoba envejece, se tiene que jubilar, y para ese momento el DNU propone que ya no se contabilice el pago del aguinaldo, así como otros bonos y contribuciones. No perdonan el derecho al reconocimiento laboral.

Con A

El gobierno pide “evitar el uso innecesario del femenino”, pero en este caso es más que pertinente: Según los datos del último informe trimestral de la Encuesta Permanente de Hogares (EPDH) las mujeres son 97% de quienes realizan esta tarea. El trabajo en casa particular es la ocupación asalariada más popular entre las mujeres en Argentina representando a una de cada seis de nuestro país (Ecofeminita). Otra característica del sector es la alta composición migrante: según el último informe publicado sobre esta población, se ocupan en el 44% de las migrantes en nuestro país.

¿Qué hay por detrás de esta política de gobierno? Para quienes solo ven a las personas como un número, ¿Qué “costos” implicaría el reconocimiento pleno de estas tareas?

Foto: José Nico

La rueda que mueve al mundo 

"Con esto queda degradado el concepto de la jubilación. Por ejemplo, mi papá y mi mamá tienen la misma jubilación. ¿Cómo puede ser? Mi mamá no trabajó y mi papá sí. Él empezó a trabajar desde muy chiquitito. Bueno, el punto es que su jubilación debería estar en una determinada lógica del sistema previsional y la de mi mamá tendría que ser una asistencia", dijo Javier Milei en diálogo con Chiche Gelblung el pasado 12 de marzo.

Esta no se le ocurrió a Conan. La premisa “todo lo que deba ser privado va a ser privado” tiene un plato roto abajo de la mesa. El mercado no garantiza ninguna vida. Ni siquiera lo único que le importa: millones de personas listas para ir al trabajo, que gire la rueda y ellos puedan imaginar la ganancia. 

Según el último informe publicado por la Dirección de Economía, Igualdad y Genero (DEIG, 2020), los cuidados no remunerados son la actividad que más aportó en la economía representando un 15,9% del PBI, seguida por Industria 13,2% y Comercio 13%. Para quienes le rezan al mercado, vamos con números. La cuantificación monetaria de estas tareas significaba: $4.001.047 millones de pesos (DEIG), en ese momento. Un soporte económico indispensable.

Esas personas tienen que alimentarse, hay ropa que lavar, las infancias necesitan jugar o llegar a la escuela, la señora se ahoga si come sola y tenemos que sacar el agua estancada del barrio porque hay dengue. Se hace, pero no se paga.

Los cuidados son un universo complejo de trabajo feminizado, reconocido y no reconocido. Funciona en redes que articulan hogares, comunidades, hospitales, escuelas, comedores, geriátricos, limpieza y espacios de esparcimiento. Hace años, autoras como Nancy Fraser hablan de crisis de la reproducción social, poniendo una alarma sobre las condiciones de existencia y reproducción generacional de quienes viven de su trabajo en todo el mundo.

Todo ajuste en vivienda, tarifas, transporte; todo avance privado en servicios, salud y educación, es una amenaza y multiplica el costo de sostener cualquier vida o familia. Esto se resuelve con más horas de trabajo reconocido, no reconocido (limitando directamente la disponibilidad para acceder al empleo), o bien endeudamiento, problemática también feminizada en Argentina si hablamos de comprar comida o pagar el alquiler. Es fundamental para entender cómo se completa el proceso de acumulación de ganancia, y transferencia de ingresos a quienes más tienen.

En la pandemia el aporte al PBI de estas tareas no remuneradas llegó al 21%, mientras tanto, caían todo el resto de las ramas tradicionales. Hoy, para la mayoría de la población está en crisis la posibilidad de seguir cubriendo sus necesidades a través del mercado y en los barrios. La supervivencia en emergencia.

Hay manos infinitas que cada vez más rápido sostienen la vida y limpian el desastre que dejan atrás. No es natural que lo elemental sea transformado en mercancía o sometido al interior de los hogares. 

Todo esto impacta directamente sobre el acceso al tiempo libre, la profesionalización y el desarrollo. Reproduciendo también precarización en adelante. Un presente imposible y un destino para quienes vienen.

El debate no es nuevo, y desde la pandemia cobró en todo el mundo más presencia en la escena pública

Si el sistema “más justo y moralmente superior” en el futuro tuviera que reconocer plenamente estas tareas… hagan la cuenta.

Una falta de sensibilidad que llega el punto de pedir que su mamá ya no tenga jubilación, sólo puede encontrarse en quien tiene las preocupaciones del mercado como religión. 

Servir y nada más 

Para las trabajadoras del SinPeCaF, la conquista de la ley implicó reconocimiento y es un punto de apoyo desde el que pararse frente a sus empleadores.

En el Paro general, señalaron las condiciones extremas de su sector: los despidos pueden ser masivos y la mayoría está bajo la línea de indigencia. El salario más alto previsto en su escala a diciembre 2023 eran $220.449 mensuales: el que te corresponde si trabajás “cama adentro”. Enorme la distancia con una Canasta Básica que asciende a los $690.000, para sostener esa familia con la que no pueden compartir.

Para algunos la precarización no es suficiente: es importante entender que en el avance sobre los derechos de la profesión más popular entre las mujeres de nuestro país, y la promesa de terminar con la jubilación para quienes trabajaron en sus hogares, no hay solo un problema ideológico. Hay números y son estratégicos.

El machismo de este gobierno, el ataque a las mujeres y la existencia de la diversidad, tiene la forma de quienes no quieren entregar una porción de la torta, pero también su necesidad de disciplinar a quienes siempre al frente de procesos de transformación en nuestro país se negaron a “servir y nada más”.

Foto de portada: José Nico

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