La soberanía industrial en peligro: ¿por qué el Gobierno ataca al INTI?

Con 288 despidos, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), uno de los institutos autárticos más importantes para el desarrollo industrial argentino, se perfila a ser desmantelado -de nuevo.

Al comienzo de la semana el INTI sufrió 288 despidos y el cierre de varias sedes regionales, además de dos represiones en su sede de Buenos Aires con trabajadores detenidos y posteriormente liberados. Un nuevo capítulo del desfinanciamiento que avanza con represión, tal como sucedió durante sucesivos gobiernos antinacionales desde la dictadura hasta acá.

Aunque muchos argentinos y argentinas no lo sepamos, ni lo conozcamos, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INT) está de manera omnipresente en nuestra vida social. El INTI contribuye a asegurar la calidad en las mediciones relacionadas con el cuidado del ambiente, la salud, los alimentos, la seguridad pública, la equidad en el comercio y la calidad de la producción industrial.

¿Qué es o qué hace el INTI?

Según el propio instituto, cerca del 80% de los servicios que ofrece están destinados a las PyMES argentinas, cuya relación se basa en la potenciación de su competitividad tanto local, regional y global, agregando valor e incorporando innovación y diseño de marca regional.

El INTI es un organismo clave para el desarrollo de la industria nacional a través de la generación y la transferencia de tecnología, la certificación de procesos y productos, y el aseguramiento de la calidad de los bienes y servicios producidos en todo el país.

Este ente autárquico hasta hace algunos meses atrás calibraba, por ejemplo, las balanzas de los surtidores de nafta para que se deposite lo que indican y/o la cantidad de litros que se pagan, ni más, ni menos. Pero hoy, por decisión de Javier Milei, esos controles ya no se realizan.

Asimismo, es una entidad estatal que también está ligada a la salud y a la prevención, ya que es el INTI quién se encarga que las pinturas o los juguetes de plástico no tengan plomo u otras sustancias tóxicas. También es el responsable de muchos de los productos para celíacos que hoy hay en las góndolas, ya que fueron desarrollados en sus plantas pilotos, así como aplicaciones que le facilitan la vida a las personas con discapacidad visual, como la "App" para que las personas no videntes identifiquen la denominación de los billetes.

Los elementos de seguridad de los automóviles son homologados y verificados por el INTI, al igual que los dispositivos que miden el alcohol en sangre y los radares que miden las velocidades máximas.

En una reciente entrevista de Radio Kermes, Enrique Martínez, ex presidente del INTI (2002-2011) explicó las funciones relevantes del organismo para proteger el federalismo que el Gobierno Nacional busca desinstalar:

"Para mover el desarrollo hay que tener en cuenta a las pequeñas y no tan pequeñas localidades. Por ejemplo, el centro de Tucumán se especializa en aprovechamiento de biomasa, el centro de Salta se especializa en aprovechamiento del agua subterránea y superficial, que es escasa y un problema para todo el Noroeste Argentino. Así podría ir describiendo centro por centro una cantidad de habilidades que, si se achican y se limita al INTI a mero certificador, dejarían un tendal de daños distribuidos por la Argentina".

¿Cuál es el daño que causaría su cierre total o disfuncionamiento?

El cierre de 25 regionales y la no renovación de casi 300 contratos (el 30% de la planta permanente) puso en alerta a todos los trabajadores en sus diferentes jerarquías. Los 1,400 empleados del Instituto firmaron una carta en repudio a las decisiones gubernamentales, con la adhesión de más de 200 instituciones de todo el país, entre las que se encuentran universidades, cámaras empresariales, empresas y municipios.

"Plantear un escenario de retracción de la federalización que el Instituto ha conseguido a lo largo de todos estos años de trabajo, implicarán mayores costos, viáticos, movilidad y demoras en las respuestas para las empresas", advirtieron.

El cierre de un Instituto que fortalece el tan necesario federalismo, cuyo vínculo con el entramado productivo del interior del país es clave, no puede significar otra cosa que el incentivo necesario para el pymecidio masivo. No hay un plan para seguir fortaleciendo las cadenas de valor en todo el país, mucho menos la sustitución de importaciones o el desarrollo de proveedores.

"Estamos convencidos de nuestro rol como organismo nacional de Ciencia y Tecnología, protagonista del desarrollo del entramado productivo nacional. Nuestra asistencia tecnológica a PyMEs es fundamental para la generación de puestos de trabajo genuinos, y contribuir al desarrollo del país. El INTI es imprescindible para lograr la competitividad internacional de la industria nacional y facilitar el acceso a nuevos mercados", expresaron sus trabajadores ante el nuevo Presidente del INTI, Daniel Afione, cercano a la empresa Toyota.

El ataque general hacia el Estado y en particular a este instituto es parte de un plan antinacional que tiene como objetivo la desindustrialización completa de Argentina, cumplir con el remate final de la pequeña y mediana empresa nacional, claves para el desarrollo y la producción soberana de bienes y servicios con identidad propia.

La Argentina que quiere Milei y más precisamente el modelo económico que profundiza, no es otro que el de una economía primaria cuyo corazón es el RIGI, el cuál condena a la Nación a la máxima dependencia de empresas trasnacionales cuyo interés poco y nada tiene que ver con las necesidades y demandas del pueblo argentino. Para que haya RIGI, no tiene que haber INTI.

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