Rosas y la Guerra del Paraná, hitos del ser nacional-federal
Un 24 de noviembre de 1849, mediante el tratado Arana-Southern, se levantaba la intervención inglesa sobre las aguas del Paraná. El resultado de un proceso donde el sentimiento patriota afloró uniendo causa en un grito de resistencia soberana
Aunque las rotas cadenas finalmente cayeron sobre el Paraná, y Francia e Inglaterra lograron abrir paso a sus buques mercantes al interior de las Provincias Unidas, la Batalla de la Vuelta de Obligado y la serie sucesoria de enfrentamientos en la “Guerra del Paraná”, significaron luego un triunfo para la Confederación Argentina y el fortalecimiento de la figura de Juan Manuel de Rosas como líder político de aquel momento.
El pasado 20 de noviembre, Día de la Soberanía Nacional, fue un nuevo aniversario de lo que se recuerda entre la épica y la defensa del derecho a decidir sobre nuestros ríos. La oportunidad para repensar las ideas de identidad y soberanía que se construyeron a lo largo del siglo XIX como parte de nuestra historia.
La Confederación de Rosas y la construcción de un nuevo federalismo
Luego de la desarticulación de los primeros intentos por construir un poder central, el contexto posterior a 1820 aparece como momento delas autonomías provinciales y de fragmentación política. Los estados provinciales surgen como instituciones de gobierno en esta etapa formativa del Estado nacional.
En ese sentido Fabián Herrero, en su estudio sobre el Partido Federal, define a Rosas como “el líder que emergió a la luz pública como el que ha dado una respuesta política y militar a los sucesos revolucionarios, apareció liderando el partido (federal) y, por consiguiente, hegemonizó el poder provincial”.
A esto se le puede agregar que se construyó sobre un complejo juego, entre negociación e imposición política a sus opositores, el acuerdo con poblaciones originarias y la conquista de parte de sus territorios para el avance de la campaña y la expansión ganadera, la concentración de la tierra en manos estancieras y la construcción de una nueva simbología: la identidad federal.
Es importante entender la construcción de este nuevo federalismo con hegemonía de Buenos Aires al calor de este proceso, para poder salir de un debate dicotómico sobre Rosas como héroe nacional o dictador. Comprender por qué cumplió un papel destacado en la negociación por el papel de nuestra tierra dentro del comercio internacional y la construcción política de una propia identidad nacional.
Después de poner en pie el Pacto Federal de 1831, derrotar a la Liga del Interior como fuente de oposición unitaria y a otras figuras de peso al interior del federalismo, Buenos Aires logró intervenir desde su hegemonía en la política de las provincias, por un lado. Y por el otro, quedaron a cargo de su figura las relaciones internacionales que emprendiera la Confederación Argentina.
Así es cómo, bajo el mando de Rosas, Gran Bretaña se rige como el principal “socio” comercial de las Provincias Unidas y la Confederación, con una posición dominante, referenciada desde antes en el «Tratado de amistad, comercio y navegación»firmado en 1825 por Rivadavia.
Este tratado es importante como antecedente porque reconoce en el territorio del Río de la Plata a una nueva nación, ajena a la monarquía española. Pero también es la base para una relación comercial en términos desiguales, donde la exigencia extranjera de la libre circulación de sus buques mercantes, desencadenan los sucesorios bloqueos a los puertos de las Provincias Unidas.
Un primer intento de sujeción: el bloqueo francés
Por su parte, Francia pretendía que la Confederación pagara indemnizaciones a los residentes franceses que, bajo el gobierno de Rosas, fueran obligados a prestar servicio militar. Ya que, desde 1829 en el gobierno de Lavalle, se les había concedido la exención del servicio de armas a todo francés residente en territorio federal.
Ante la negativa de Rosas a considerar la demanda francesa, en marzo de 1838, Francia bloquea el puerto de Buenos Aires. Esto produce importantes perjuicios económicos y políticos a la Confederación. La escuadra francesa se apoderó de la Isla Martín García y hostilizó a las fuerzas federales en los ríos Paraná, Uruguay y de la Plata.
Al final del bloqueo, Rosas salió fortalecido. Por medio de un tratado favorable consiguió la devolución de la isla, el levantamiento del bloqueo y el reconocimiento francés de la independencia de Uruguay a cambio de concesiones menores para la Confederación.
En “Rosas bajo fuego”, Jorge Gelman, plantea que el bloqueo al puerto de Buenos Aires generó un alejamiento de las élites respecto al Estado, a causa del aumento de la presión fiscal propia de la situación de crisis. Pero a la vez incorporó a nuevos sectores populares a una identidad federal, ampliando la base de poder de Rosas, que le serviría para ejercer de forma efectiva el monopolio de la coerción y la fuerza, atributos estatales anteriormente poco disputados por otros hasta el momento. En este sentido, argumenta que la crítica coyuntural de 1838-1840, marca un punto de inflexión entre el primer “sistema de Rosas” y un segundo, más consolidado sobre la base de combinar la construcción de consenso y el uso de la coerción.
La intervención extranjera y la Vuelta de Obligado
Hacia 1845, el balance de fuerzas en Uruguay había cambiado. El general Manuel Oribe, al frente del ejército de la Confederación, estaba a punto de tomar Montevideo cuando los unitarios exiliados residentes en esa ciudad solicitaron la intervención armada de Francia y Gran Bretaña. El gobierno inglés, presionado por los comerciantes británicos que pedían la apertura de los ríos interiores de la Confederación a la navegación de ultramar, decidió forzar la resolución del conflicto. Entonces ordenó que la flota inglesa defienda a Montevideo y que Buenos Aires levante el sitio y se retire de Uruguay. Ante la negativa de Rosas, el 29 de septiembre de 1845, la flota anglo-francesa declaró el bloqueo de Buenos Aires.
En noviembre, la flota extranjera organizó la incursión aguas arriba del Paraná para abrirlo al calor de balas y explosivos a la navegación internacional. Rosas ordenó que se les cortara el paso mediante el establecimiento de una batería en la Vuelta de Obligado. A pesar de la tenaz resistencia federal, el 20 de noviembre las naves británicas consiguieron pasar, escoltando un convoy de buques mercantes. La victoria extranjera, sin embargo, no expandió los mercados para los europeos y sirvió para catapultar aún más el apoyo a Rosas.
Este hecho prolongó el control de la Confederación sobre Montevideo por tres años más, redujo el comercio exterior en territorio rioplatense, y complicó aún más las relaciones con Gran Bretaña y Francia. Frente a la extensión del conflicto, Gran Bretaña levantó unilateralmente el bloqueo en marzo de 1848. Mediante el tratado Arana-Southern, el 24 de noviembre de 1849 se levanta la intervención inglesa. Oribe es reconocido presidente de Uruguay, mientras que Gran Bretaña y Francia se comprometen a dejar nuevamente la Isla Martín García y a reconocer la navegación del Paraná como un problema interno a la Argentina.
Además de salir el tiro por la culata para la alianza anglo-francesa, lo destacable fue que le hegemonía rosista se afianzó, contando con un mayor apoyo popular. Es decir, que frente a una intervención militar e imposición extranjera, el sentimiento patriota afloró uniendo causa en un grito de resistencia. Así fue, como en una situación sumamente compleja y adversa, la tenacidad criolla marcó un símbolo de soberanía a destacar.
Sería un error desde una mirada parcial realizar una comparación entre lo que fue aquel hecho, la realidad del Paraná y nuestra soberanía hoy, pero no es errado recordar el día que un bergantín, sesenta cañones y seis barcos mercantes lucharon contra una flota extranjera y la mano invisible de un mercado que bombardeaba nuestra tierra en nombre de la libertad.
Para quien quiera profundizar:
Di Meglio, Gabriel ¡Viva el bajo Pueblo! La plebe urbana de Buenos Aires y la política entre la Revolución de Mayo y el Rosismo. Buenos Aires, Prometeo, 2006.
Foerster, Rolf y Vezub, Julio “Malón, ración y nación en las pampas: el factor Juan Manuel de Rosas (1820-1880)” Historia No 44, vol. 2, julio-diciembre 2011: 259-286.
Gelman, Jorge Rosas bajo fuego. Buenos Aires: Sudamericana, 2009.
Gelman, Jorge Campesinos y estancieros, Buenos Aires, Libros del Riel, 1998.
Gelman, J. y Santilli, D. (2011). ¿Cómo explicar la creciente desigualdad? La propiedad de la tierra en Buenos Aires entre 1839 y 1867. En J. Gelman (ed.), El mapa de la desigualdad en la Argentina del siglo XIX, pp. 171-218, Rosario: Prohistoria
Gelman, Jorge “Un gigante con pies de barro. Rosas y los pobladores de la campaña” En Goldman, Noemí y Salvatore, Ricardo (comp.) Caudillos Rioplatenses. Nuevas miradas a un viejo problema. Buenos Aires, Eudeba, 1998 (pp. 223-240).
Halperín Donghi, Tulio, “La Confederación rosista”, en De la revolución de independencia a la confederación rosista. Paidós, 2000.
Halperín Donghi, Tulio, Revolución y guerra. Siglo XXI, Buenos Aires, 1972 (1ed)
Herrero, Fabián (2004) “¿Qué partido federal? Lucha de representaciones en la Buenos Aires de Juan Manuel de Rosas” Quinto Sol, Nº 8, pp. 31- 50
Hora, Roy –Trimboli, Javier Pensar la Argentina. Buenos Aires, El cielo por asalto, 1994.
Lynch, John, Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires, Emece, 1984.
Ternavasio, Marcela Historia de la Argentina (1806-1852) Buenos Aires, Siglo XXI, 2009.
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