¿Privado es mejor? Una vez más, la realidad muestra que no

Desde las privatizaciones, los cortes prolongados y reiterados son una constante. El resultado del modelo privatista es un modelo caro para los usuarios, el Estado y deficiente en lo técnico. La importancia de una EPEC Estatal e Integrada

Por Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba

Las altas temperaturas desde comenzado febrero, con la consecuente suba en la demanda en el servicio eléctrico, ocasionaron otra ola de cortes prolongados en la Cuidad de Buenos Aires y distintas zonas del AMBA, zonas donde el servicio está a cargo de las privadas EDENOR y EDESUR, dos de las empresas en que fue desguazada SEGBA, la empresa pública de Energía de la Provincia de Buenos Aires, privatizada en 1992.

Sin servicio por horas… días… y ¡hasta semanas!

En esta oportunidad, los problemas comenzaron desde el 1 de febrero extendiéndose hasta el fin de semana de Carnaval, y aún subsistiendo en algunas zonas, que llevaron hasta una semana sin suministro.  El pico se dio por el incendio en una subestación en el barrio de Caballito, operada por Edesur, con 60 mil usuarios afectados; sin embargo, para los usuarios bonaerenses los cortes prolongados por varias horas y días son una constante desde hace años. En estos primeros 15 días de febrero se vieron afectadas al menos 25 localidades en la provincia de Buenos Aires, tanto del área Edesur, como de Edenor,  con cortes en Almirante Brown, Berazategui, Ezeiza, Esteban Echeverría, Florencio Varela, Tigre, Lanús, Lomas de Zamora, Presidente Perón, Quilmes y San Vicente, y numerosos barrios de Capital, donde en algunos casos se registraron suministros con cortes de más de una semana, afectando especialmente a personas enfermas, mayores o con discapacidad, en tanto se vieron afectadas también las bombas de agua de los edificios.

Pérdidas económicas para comercios, instituciones y empresas, además de lo insalubre de soportar temperaturas cercanas a los 40 grados sin electricidad, teniendo que tirar comida, sin poder enfriar agua y sin poder usar el agua potable.

Desde las privatizaciones, los cortes prolongados y reiterados son una constante, con algunos hitos imborrables, como los históricos apagones de 1999, o el de junio de 2019, recordado como el “apagón del siglo”, cuando una falla de Transener (otra privada a cargo de gran parte de la transmisión) dejó sin servicio a 50 millones de usuarios no sólo en Argentina, sino también en países limítrofes como Paraguay y Brasil.

Lejos de los discursos y lemas donde “si es privado es mejor”, que ahora resurgen con auge, los problemas a nivel distribución, tanto en Ciudad Autónoma como en Gran Buenos Aires donde el servicio es privado, se repiten año tras año es la ineficiencia de un servicio no sólo privatizado, sino atomizado y desintegrado en múltiples tercerizaciones y sub contrataciones, que desintegran por completo la organización técnica y operativa del servicio.

La falacia privatista

En Argentina el modelo privatista tuvo su auge en la década del 90 cuando se privatizaron gran parte de las empresas de energía eléctrica, bajo el gobierno de Menem, y a caballo de una Reforma del Estado y de la Ley 24.065, que estableció un nuevo Marco Regulatorio Eléctrico, cuyo eje fue la desintegración del sistema en tres segmentos, considerados ahora por separado en “unidades de negocios”:  generación, transmisión y distribución. Ese modelo, el de desguace y desintegración de todo el servicio en unidades separadas, se anclaba en argumentos tales como que las empresas del Estado eran caras y deficitarias, por tener demasiados trabajadores y atraso tecnológico.

A este modelo se enfrentó Luz y Fuerza de Córdoba, en la histórica lucha en la que le torcimos el brazo a la privatización y logramos sostener una EPEC Estatal e Integrada tal como la tenemos hoy. El resultado mirando hacia atrás es que estábamos en lo cierto cuando decíamos que los principales perjudicados de la política de privatización iban a ser los usuarios, por lo que desenmascaramos además la falacia de los “argumentos privatistas”.

Foto: Télam

Hoy, el resultado del servicio en manos privadas es que es ineficiente, precarizado, con cableado y sistemas que datan de los años 40, 50 y 60 que no han sido actualizados ni modernizados e igual de caro para el Estado, en tanto eroga enormes sumas en subsidios, mientras los trabajadores despedidos con las privatizaciones (se calcula que cerca de 16 mil) fueron reemplazados por mano de obra tercerizada, mal paga, con menor formación y precarizada. 

En Córdoba, lejos estamos de sufrir cortes del suministro por días o incluso semanas como se sucede en las zonas donde el servicio quedó en manos de las privadas y eso es gracias no sólo a la gran calidad y compromiso de nuestros trabajadores, sino a la existencia de una empresa integrada, que operativamente sostiene el control de todo el sistema.

El resultado del modelo privatista es un modelo caro para los usuarios, que deben pagar tarifas cada vez más altas, caro para el Estado que desembolsa sumas millonarias en subsidios sobre los que luego no hay controles, y deficiente en lo técnico – operativo, producto de la falta de una política de inversiones por parte de los privados.

Una vez más, reafirmamos nuestro compromiso con la EPEC Estatal e Integrada, con sentido estratégico y social, al servicio de todos los cordobeses y cordobesas.

Somos el equipo de redacción de Enfant Terrible: el resultado de millones de años de evolución aglutinados en este irreverente existir.

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