Entrega, usurpación y guerra son tres palabras que recorren con justa razón el ideario sobre Malvinas. En nuestra memoria están presentes los pibes que, sin preparación, fueron enviados a una guerra por dictadores cobardes, que en nombre de una causa justa y soberana, dejaron morir a quienes pelearon por recuperar lo que es nuestro.
Hoy, con un gobierno que idolatra a Margaret Thatcher, que entrega nuestro oro como garantía de una deuda colonial y relega todo tipo de derecho soberano sobre las islas, la causa Malvinas parece estar más lejos que cerca de ser recuperada.
Sin embargo, no es el primer capítulo de entrega de nuestros territorios, hoy se cumple un nuevo aniversario del día en que por primera vez, la bandera pirata de Gran Bretaña izó sobre las Islas Malvinas.
En el aniversario de aquel momento en el que el bisabuelo de Pinedo no opuso resistencia a la ocupación británica, nos proponemos recorrer la historia, los debates y argumentos de soberanía en disputa.
La presencia española, francesa y británica
No existe a ciencia cierta claridad sobre quién "descubrió" las islas, pero a partir de 1520 figuran (sin ser ocupadas) en la cartografía europea bajo dominio español. Sin embargo, el primer asentamiento (Port Louis) lo llevó adelante Francia en 1764, que tuvo que devolver formalmente las islas a la órbita española en 1767.
Pero en una clara disputa europea por el dominio de los nuevos territorios descubiertos a lo largo de todo el mapa, Inglaterra posó su interés sobre las islas y formó una colonia ballenera que fue expulsada por la fuerza por fragatas españolas el 10 de junio de 1770.
El derecho argentino sobre las islas
Uti possidetis iuris es el principio internacional sobre el cual, las Provincias Unidas del Río de la Plata (PU) desde 1810, como comunidad política independiente, sucedieron a España en sus derechos territoriales sobre las actuales Islas Malvinas.
Es el principio internacional que estableció la intangibilidad de las fronteras establecidas en la época colonial, lo que implicó que -dentro del proceso de descolonización-, la soberanía del territorio antes perteneciente a la metrópoli española, empezó a correr por parte del nuevo Estado en formación.
Con esta tarea fue encomendado el buque La Heroína y el Coronel David Jewett para realizar un acto público al llegar a tierra firme. Así fue como el 6 de noviembre de 1820 flameó por primera vez la bandera argentina y finalmente el gobierno de las Provincias Unidas tomó posesión oficial de las Islas, ante la presencia de loberos y balleneros, entre ellos ingleses y norteamericanos.
También en 1820, Londres reconoció la independencia de las Provincias Unidas, incluso antes que España. Y en 1825 firmó un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con las PU.
En ninguno de los dos casos mencionados, los piratas exclamaron alguna queja o denuncia de ocupación de las islas por parte del nuevo Estado independiente.
Otro antecedente que demuestra el derecho soberano argentino sobre las islas, es el acuerdo firmado entre Gran Bretaña y España luego de la guerra entre ambos en 1770, y el posterior abandono de las islas por parte de los británicos, en 1774. Lo que consolidó el dominio español, con 32 administraciones seguidas desde 1767 hasta 1810.
Sin embargo, poco importan los tratados internacionales o derechos soberanos para quien está decidido a meter la cola imperialista en un lugar estratégico en el sur del hemisferio. Y es capaz de borrar con el codo todo lo que escribió con la mano para reclamar por la fuerza en nombre del derecho, "yo lo vi primero".
En 1831, Estados Unidos destruyó todas las instalaciones militares, saqueó el ganado, casas y dejó semi despoblada la colonia de las Provincias Unidas. Esto generó una crítica situación que desencadenó en el motín de una parte de la población local junto a varios soldados criollos y la ruptura diplomática entre las Provincias Unidas y EE.UU..
Gran Bretaña utilizó esta crisis interna en las islas, favorecida por el pillaje y la piratería norteamericana, y envió a un buque británico a cargo del Comandante Onslow, quien llegó al Puerto Soledad con la orden de tomar posesión en nombre de la corona británica.
Así lo informó Onslow a José María Pinedo, quien había sido enviado por el Comando Político y Militar en la goleta de guerra Sarandí a restablecer la situación de las islas. Sin ofrecer resistencia, el encomendado local abandonó las islas y volvió a Buenos Aires. Un 3 de enero de 1833 se izó la bandera británica en las Malvinas, dejando una herida que entre la diplomacia y la guerra, hoy sigue abierta.