Pablo Semán: “La agenda de Milei, en tanto es libre, puede fracasar”

En el país del Nunca Más sucedió lo impensado: tener de presidente a un economista reivindicador de la dictadura, elegido de manera democrática ¿qué pasó? Enfant Terrible entrevistó al sociólogo e investigador Pablo Semán

En el país del Nunca Más sucedió lo impensado: tener de presidente a un economista reivindicador de la dictadura, elegido de manera democrática. ¿Qué pasó? ¿De dónde salió ésta derecha radicalizada que corrió el margen de lo decible y que interpela de manera transversal a la sociedad, más allá de que sus militantes hayan sido, al comienzo, sólo varones jóvenes?

Para tratar de comprender e insertar ciertos interrogantes de cuáles fueron los síntomas que “no vimos venir”, Enfant Terrible entrevistó al sociólogo e investigador Pablo Semán, quien contó cómo ésta crisis de representatividad y la reconfiguración de las políticas estatales surgieron como consecuencia del estallido social en el 2001.

A su vez, cómo cada periodo electoral fue signando el camino con deudas, empleos informales y desempleo, haciendo sentir a la ciudadanía que les habían “soltado la mano” naciendo así una nueva configuración política cuasi complementaria: “el sujeto mejorista” y un representante libertario que supo captar entre el descontento y la incertidumbre a personas que terminaron creyendo que a los derechos “hay que ganarlos”.

¿De qué manera se podría reparar la brecha entre lxs representantes del Estado y la democracia con una sociedad fragmentada y diezmada? ¿Quién les hizo creer a estos “mejoristas” que “teníamos derechos de sobra”? ¿Por qué pareciera que es cada vez más difícil salir de la atomización y la individualidad?

“Lo que estamos viviendo políticamente es una tragedia, los responsables políticos se merecen a Milei. Nuestra responsabilidad es reconocer que somos cientistas sociales que no saben en qué sociedad viven y aún así hablan de ella”, comentó Pablo al momento de presentarse.

-En una nota para revista Anfibia mencionas que “más que un péndulo, la sociedad es más bien un tobogán”, ¿en qué piso estamos actualmente? ¿Qué hay de esa negación y pretensión de olvido que nos persigue como sociedad? Ya que mencionas que "la historia no es cíclica".

-Cuando me refiero a la diferencia entre el péndulo y el tobogán, es porque desde muchos partidos políticos y espacios académicos de análisis, se analiza la oscilación entre proyectos políticos muy diferentes. Algunos son más liberales, otros más nacionales y populares y surge la conclusión de que Argentina “no tiene políticas de Estado”. Puede que haya algo de eso, pero no obsta que se observe que en esas ondulaciones sucedan variaciones.

Sin embargo, más que ondulaciones, ha sido el descenso lo que marcó nuestra historia del 2001 hasta acá. De cada crisis hemos salido con menores niveles de empleos, salarios que no han logrado aumentar en casi 60 años, salvo ciertos periodos de aumento del PBI (Producto Bruto Interno) per cápita. La situación del tobogán se observa en una población que distribuye cada vez menos, sea cual sea la pauta distributiva. Si uno agrega que la desigualdad tiende a crecer, la distribución es peor para la gran mayoría. Creo que en todas esas ondulaciones van desplegando al mismo tiempo un camino de descenso.

Muchas veces está la pretensión de renegar absolutamente del pasado inmediato. Restituir un pasado virtuoso por un pasado oprobioso. Pasó con el menemismo, con el kirchnerismo y ahora con Milei. Tenemos una situación de que “todo pasa” porque nada se queda definitivamente, pero que al mismo tiempo, algo de eso queda.

Por ejemplo, cierto grado de voracidad del poder ejecutivo que trajo el menemismo se quedó, aunque el menemismo pasó. Ciertas instituciones que trajo el peronismo tienen una inercia y poder determinante después de más de 70 años del primer periodo, y con el kirchnerismo queda la lealtad a Cristina dentro del aparato. En democracia somos una colección de consensos simultáneos y contradictorios en el que a veces es muy difícil mover algo.

-Vengo pensando algo similar, sobre cómo la crisis de representación trajo consigo una agenda que desplaza y tensiona discusiones que parecían ya "saldadas", ¿dónde está puesta la narrativa de los actuales discursos donde pareciera no importar la veracidad de lo que se dice?

-No sé si estaba saldada la discusión sobre la representación. Había una ficción de parte de analistas, periodistas, cientistas políticos de que era un mundo “bicoalicional”, que pasó del peronismo y radicalismo, al Frente de Todos y Cambiemos. De alguna manera funcionó durante un tiempo. Lo que sucedió fue que se secó la posibilidad de identificación y representación que tenían y apareció otra figura política contra todos ellos, que fue Milei. Desde LLA hay afinidades muy específicas, pero muy limitadas, tanto con el peronismo como con la gente de Cambiemos. El carácter cíclico viene acompañado de un carácter más de descenso.

Yo creo que tenemos más disconformidad con la política y un problema económico muy fuerte en democracia. Aunque la democracia haya garantizado derechos, seguimos sin tener un modelo económico que respalde las políticas públicas.

-Se produjo un pasaje de una sociedad de derechos a una endeudada, donde la centralidad moral está puesta sobre el sujeto del "mejorismo": ¿Cómo se sostiene esa creencia con un gobierno actual que recorta y desregula no sólo la economía, sino también la cultura, la salud, la educación y el trabajo?

-No hay contradicción entre los recortes y el mejorismo, al contrario. Los mejoristas quieren prosperar económicamente pero confían más en ellos que en el Estado. Y como son críticos del Estado, los recortes les parecen bien. Después, cómo lo van a evaluar cuando los recortes les afectan de una manera distinta de la que pensaban, es otro problema y capaz lo vemos en estos días o meses. Ven en esa política algo interesante aunque tampoco diría que es mayoritario de los votantes de Milei el estar a favor de los diferentes recortes.

Los recortes en cultura sirven para que el mileísmo haga su propio “Patio de las Palmeras”. Mientras que el kirchnerismo intentó moderar sus propios ajustes, ofreciendo algunas promesas en el área de cultura, el mileísmo lo que hace es intentar moderar el ajuste o la sensaciones frente al mismo, pasando la motosierra sobre el presupuesto que se destina a la cultura del arte. Son dos formas simétricas y complementarias de la misma demagogía.

-¿A dónde crees que puede llevarnos esta crisis de representación y una agenda discursiva que instala la libertad de mercado por encima de los derechos humanos?

-La agenda de Milei es una agenda libertaria y ajena a la realidad geopolítica. Entonces, en tanto es libre, puede fracasar porque está basada en teorías matemáticas que nadie usa para administrar la economía, ni siquiera en los países más liberales del mundo. Es una política económica derivada de los libros.

En cuanto a la cuestión geopolítica hay que decir que incurre en el mismo error que ya había incurrido el macrismo que es pensar la economía abstraída del mundo, sin darse cuenta que hay un proceso de renacionalización del capital productivo.

Foto de portada: Agencia Paco Urondo

Agustina, me dicen Chora. Profe de psicologia, pronta licenciada. Escribo y soy mi propia empleada cocinando.

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