Fernando Cerimedo: El gurú del trolleo latinoamericano al servicio de las derechas contemporáneas

Sus métodos más polémicos apuntan a la difusión de teorías conspirativas y la manipulación de la información a través de la coordinación de usuarios, como bots, trolls y otros dispositivos creados con Inteligencia Artificial.

Por Agostina Polischuk para Enfant Terrible

Lo que sí sabemos, es que Fernando es oriundo de Mar del Plata, tiene 43 años y es dueño de Madero Media Group, de la empresa Numen y de más de treinta medios afines a los sectores ultra conservadores, como La Derecha Diario. Este último figura a nombre de su esposa y militante de La Libertad Avanza, Natalia Basil. Un medio donde se da la libertad de hacer alguna que otra “travesura”, como llama a las fakes news. Solo basta con hacer un click en el enlace para chequearlo por cuenta propia.

Cerimedo conoce como pocos el funcionamiento del mundo troll y admite tener a disposición 50.000 cuentas, solo en Argentina: “Sí, lo hacemos para subir contenidos que generamos, para aumentar su relevancia, con palabras claves que funcionan muy similar al SEO (Optimización para motores de búsqueda) que se usa en los medios. Así, cuando haya una búsqueda en Google sobre ese tema, esta noticia estará mejor rankeada”, cuenta en una entrevista para Infobae

Pero primero: ¿Qué significa el término "troll" y cuál es su diferencia con los “bots”? El troll hace referencia a personas que tienen un tono provocador y polémico en foros y redes sociales. A veces lo hacen desde un nombre inventado y con foto real, pero usualmente se esconden detrás de un pseudónimo y una imagen falsa. Pueden ser autónomos o aunarse en el discurso de "influencers", grupos u organizaciones con el fin de instalar datos falsos para demoler candidaturas o boicotear marcas en el ámbito empresarial. Los bots, en cambio, son programas automatizados que simulan conversaciones o likes en las plataformas o redes sociales. 

En la actualidad, Fernando trabaja ad honorem para Javier Milei, y fue “el cerebro digital” -como él mismo lo llama- detrás de la estrategia comunicacional que lo catapultó a la presidencia. En una entrevista realizada por Hugo Alconada Mon, deja en claro sus opiniones sobre el economista:

– Periodista: ¿Trabaja para Milei?

– FC: Le estoy dando una mano. Pero no le cobro, es un aporte a mi país. Estoy dispuesto a inmolarme por él. 

Es que Cerimedo no solo trabaja gratis, se trata del principal aportante económico de la campaña de La Libertad Avanza, con un total de $28.940.972. Lo que no se sabe es cómo llegó a juntar esa fortuna.

Antes de entrar en el ambiente de la consultoría y de trabajar con políticos de renombre, el pasado laboral de Fernando es mucho más terrenal. Según la base de datos Nosis, en la última década fue taxista en Mardeltax SRL, obrero de una fábrica de plásticos en Alfavinil SA y asesor de seguros en Europ Assistance Argentina SA. Además, hasta el año 2018 figura como director creativo de la agencia publicitaria McCann situada en Argentina.

Previo a su época como taxista, Cerimedo incursionó en el ambiente inmobiliario. Negocio que terminó con un juicio penal por estafa y defraudación. Tal como publicó La Nación, en el año 2012, vendió dos veces un primer piso de un edificio en Mar del Plata. Primero obtuvo 30.000 dólares por un boleto de comprobante pero nunca entregó la llave de la vivienda. A los pocos meses -y supuestamente con Fernando habitando el departamento-, lo volvió a vender a otra persona por el mismo valor. Ambas compradoras se conocieron al intentar acceder al inmueble y decidieron acceder juntas a la Justicia. 

Según consta en el expediente judicial, Cerimedo se excusó diciendo que “un apoderado había vendido nuevamente el departamento sin su consentimiento”. Por el engaño, en 2016, fue condenado a dos años de prisión por estafa y defraudación por ser el autor jurídico responsable. Sin embargo, esta no sería la última vez que lo investigarían por incumplir con la ley.

La participación de Cerimedo en la Reforma de la Constitución chilena

En el año 2020 Chile atravesaba una gran crisis política y social, con protestas generalizadas debido a las desigualdades estructurales cada vez más acentuadas por la pandemia. En este contexto, la población debía decidir si quería cambiar la Constitución que se gestó durante la dictadura de Augusto Pinochet, y elegir, en caso de que prime el voto positivo, cuáles serían los poderes encargados de modificarla. 

La figura de Fernando Cerimedo comienza a generar cierto renombre luego de su participación para la campaña en rechazo a la nueva Constitución. En septiembre de ese mismo año, el diario El Mercurio publicó una encuesta realizada por Numen en donde aseguraban que las diferencias de los resultados del plebiscito -entre el “Apruebo” y el “Rechazo”-, eran mucho más estrechas de lo que se pensaba. 

El estudio decía haber realizado un total de 18 mil encuestas online, un número exagerado ya que los sondeos no suelen exceder las 3 mil personas entrevistadas. La publicación sorprendió a toda la población, ya que los estudios que se conocían hasta el momento estipulaban un triunfo asegurado en favor de la nueva Carta Magna. Los resultados se propagaron en internet y las redes sociales, junto a fake news que incidieron en el ánimo del electorado. Pese al intento, las urnas se expresaron: el “Apruebo” ganó con el 78% de los votos. 

Dos años después, gana el Rechazo a la Reforma en el siguiente plebiscito y Cerimedo no duda en atribuirse la victoria: “En la campaña lo que hicimos fue informar, no vender un voto. La gente de Chile entendió que no era un buen texto, era un texto que le iba a hacer mal a Chile”, explica.   

Luego de su participación con la derecha chilena, el estratega digital perfilaba cada vez más su rumbo profesional entre los sectores afines de la región: “Me apropié de este rol como consultor de la derecha latinoamericana porque todo el mundo tiene miedo de ponerse ese traje. Para mucha gente decir que sos de derecha es una mala palabra, pero para mí no”, cuenta en una entrevista con La Nación

Un intento de golpe de Estado gestado al calor de Twitter

Según cuenta Cerimedo, llegó a colaborar con Jair Bolsonaro a través de su hijo Eduardo: “Hice un posgrado de Comunicación Política en la Universidad de Harvard en 2010 y ahí conocí a Eduardo Bolsonaro. Éramos los 2 latinos que hablábamos en portuñol. A Eduardo le gusta mucho todo lo vinculado a la policía y, como yo tengo formación militar, entrené mucho tiempo con los Navy Seals (una fuerza de operaciones especiales del ejército estadounidense), pegamos buena onda”, explica a Chequeado. El medio que lo entrevistó se contactó luego con la Universidad de Harvard, y en la misma negaron tener registro de Fernando Gabriel Cerimedo o Eduardo Bolsonaro en la institución. Con respecto a su formación en Navy Seals, no se pudo constatar la información porque tienen una política de no revelar ningún dato con respecto a sus integrantes.

El momento de mayor popularidad de Cerimedo, se debió a su colaboración con Jair Bolsonaro en su campaña del 2018, pero sobre todo en la  búsqueda por la reelección, en 2022. Aunque los resultados electorales no favorecieron a Bolsonaro, gracias a su última participación, Fernando forjó su imagen y apareció en los medios de comunicación como nunca. 

En  octubre de ese mismo año y luego de conocer la definición del electorado, publicó desde su cuenta de X (Twitter): “Este domingo, el mundo sabrá todo lo que está ocurriendo con las elecciones en Brasil. La censura y el fraude han silenciado a todo un país. #BrasilFueRobado”. El día de la convocatoria, realizó una transmisión en vivo en la que reunió alrededor de 400 mil personas. De esta manera, buscó sembrar dudas sobre las elecciones a través de datos falsos y alentó a sus seguidores a manifestarse.

La virtualidad se materializó en las calles brasileras de manera violenta. El 8 de enero del 2023, una multitud al estilo trumpista ocupó los principales establecimientos del poder político y judicial -conocida como la Plaza de los Tres Poderes- de Brasil. Además, cientos de personas fieles al Partido Liberal, liderado por Bolsonaro, se dirigieron al Palacio presidencial, el Congreso y los pasillos del máximo tribunal a pedir que intervengan las Fuerzas Armadas.

Partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro toman el Palacio de Planalto, en Brasilia, el 8 de enero de 2023. Foto: Eraldo Peres (AP)

Al conocerse sobre la participación de grupos militares en la planificación del suceso, el Supremo Tribunal de Justicia inició una investigación al respecto. Para el esclarecimiento del caso, fue clave el testimonio y las pruebas otorgadas por el teniente Mauro Cid, secretario privado del ex presidente y un arrepentido del levantamiento. Gracias a dicha información, se confirmó la operación para destituir a Lula, orquestada por integrantes del partido saliente. En ese sentido, se detuvieron importantes ex funcionarios y se le retuvo el pasaporte a Bolsonaro restringiendo su salida del país. 

El periodista Ernesto Tenembaum, en su programa Radio Con Vos, se comunica con Cerimedo para consultarle sobre el caso:

  • ET: Lo primero que me interesa es escucharte, si lo que dice la Corte Suprema de Justicia Brasilera es cierto, si no es cierto y en qué medida.
  • FC: Antes que nada, en el video que hacías referencia nosotros no hablamos de fraude, hablamos de anomalías. Fue un análisis de una comparativa de las máquinas nuevas y viejas que se utilizaron en Brasil, en donde en un mismo centro de votación las máquinas daban un resultado completamente diferente. (...) La causa en sí es una persecución política, ideológica. Es una embestida personal.

Cerimedo no tiene problema en cambiar la versión las veces que sea necesario para ajustarla según su conveniencia. No importa con cuánta evidencia se lo acorrale, hace que la realidad se vuelva inverosímil manipulando lo que pareciera irrefutable. Un gaslighting en el que induce al error y la negación que maneja con absoluta naturalidad. La información, sin embargo, es mucha y detallada.

Para sintetizar el detrás de escena en el intento de golpe de Estado, el informe explica que se organizó en cinco ejes: Ataques virtuales a figuras anti bolsonaristas; embates contra instituciones de gobierno; intento golpista en pos de “La abolición violenta del Estado democrático de derecho”; ataques a las políticas sanitarias durante la pandemia de covid; y el uso de recursos del estado para trabajar contra él. 

En el escrito del juez Alexandre de Moraes, se menciona a Fernando Gabriel Cerimedo en todo momento como un actor central en la operación. ¿Cuál era su rol? Coordinar las “milicias digitales” -como refieren los investigadores- encargadas de gestar el clima propicio basado en contenido multimedia con el fin de viralizar la idea de robo y fraude en las elecciones. Fernando no puede poner un pie en el país sin caer preso inmediatamente. 

Un mundo virtual a la medida de Javier Milei

El universo de los trolls, bots y otros dispositivos automatizados son esenciales en la comunicación de las ultraderechas. No son un accesorio. Se trata de un entramado digital ilimitado sin pretensión de verdad en donde prima la conspiración, el cinismo y la humillación. Hay un goce en el ensañamiento con sus oponentes, una bronca que se libera y al mismo tiempo se retroalimenta. La agresividad y la burla virtual parecieran reforzar una ficción de superioridad y de autoestima que de otra forma no lograrían.

Si bien estos elementos, sumado a los memes y la Inteligencia Artificial, son parte de la narrativa oficial al servicio del ego presidencial, no se trata únicamente de eso. Hay un propósito más grande: el éxito político apunta a combatir estilos de vida, principios democráticos, nacionales y plurales. ¿A quiénes apuntan? Principalmente a aquellos colectivos que luchan por una expansión de derechos y justicia social como feministas, ecologistas, disidentes y migrantes. Detrás, se encuentra una batalla ideológica y cultural que un outsider como Javier Milei, sin estructura militante ni experiencia estatal o política, solo podía comenzar digitalmente. Un sistema táctico y semántico hecho a su medida.

Sin embargo, su éxito no se puede atribuir únicamente a una cuestión de redes. Se requirió un clima de época en el que el tejido social, al igual que la credibilidad en las instituciones y la política tradicional, se encontraban extremadamente agrietados. Los elementos digitales utilizados en la política han sembrado dudas que confunden y dificultan nuestra capacidad para discernir qué es real y qué no lo es. En este contexto, Milei no argumenta porque siente que no lo necesita: “No hay plata”, “No hay alternativa al ajuste” y punto. No necesita medir su discurso brutal y dramático. Es más, mientras más excéntrico y polémico, mejor: “No importa si hablan bien o mal, lo importante es que hablen”, dice su estratega digital. ¿Pero aplica realmente en la gestión de un gobierno?, ¿Cuánto más se puede tolerar una realidad virtual que se aleja cada vez más de la material? 

Somos el equipo de redacción de Enfant Terrible: el resultado de millones de años de evolución aglutinados en este irreverente existir.

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