Bolivia: una historia escrita por la disputa de sus recursos naturales

Una breve historización sobre la disputa política contemporánea de los recursos naturales bolivianos. Motor de golpes de estado y de gobiernos populares, el gas, el litio, y el agua son entre otras, la piedra angular de la disputa por el poder en Bolivia y en América Latina

Por Emiliano Pereira para Enfant Terrible

Durante octubre y noviembre de 2019 Bolivia fue noticia en todo el mundo por la serie de sucesos que gestaron el golpe de Estado que destituyó a Evo Morales. Luego de la denuncia de fraude en las elecciones presidenciales impulsada por la derecha boliviana y el apoyo de la OEA, Unión Europea, Estados Unidos, Colombia y Argentina.

Con masivas movilizaciones en su contra y sin el apoyo de las fuerzas armadas, Evo Morales anunció su renuncia el 10 de Noviembre. De manera inmediata, con la biblia bajo el brazo y escoltada por militares se autoproclamó presidenta ‘interina’ Jeanine Áñez. Así, durante este tiempo, se impuso un gobierno de facto carente de legitimidad sobre un importante sector de la población boliviana que ha resistido (y luchado) contra el golpe con gran obstinación y convicción.

En determinadas circunstancias, sobre todo cuando se trata de procesos sociales vertiginosos y de magnitud, el correr del tiempo aclara de a poco el panorama. En este caso, aunque persistan discursos concentrados en la búsqueda de legitimidad bajo el lema de ‘defensa de la democracia’, queda en claro que en Bolivia está abierta una crisis política que se disputa el poder en búsqueda del dominio y explotación de recursos naturales estratégicos que excede los límites de un conflicto intra-nacional.

Resulta que Bolivia concentra la mayor reserva natural de Litio del mundo, mayoritariamente ubicada en el salar de Uyuni; que es un elemento esencial utilizado en la industria ceramista, como también, en la fabricación de baterías de celulares, notebooks y autos eléctricos.

Para su explotación, el MAS durante la última década buscaba materializar un proyecto de producción de carácter nacional -al menos en los papeles-. Que consiste de tres fases: a) la explotación de carbonato de litio; b) la industrialización; c) la comercialización, que se realizaría bajo la dirección y con financiamiento nacional hasta la producción de baterías. Para esto, el gobierno de Evo Morales había concretado convenios bilaterales de asociación o cooperación con empresas alemanas, surcoreanas (que también lleva adelante la extracción de litio en Salta), entre otras; a través de Yacimientos Petrolíferos Bolivianos (Y.P.B.). En esta idea, claramente queda afuera de la explotación Estados Unidos, y particularmente, TESLA. De acá es que surgen los polémicos tuits de Elon Musk (CEO de Tesla).

Elon Musk reivindicó el golpe en Bolivia por el Litio en Twitter

No hubo fraude... y ahora?

Con estos acontecimientos, queda en claro que la disputa se trata sobre quiénes serán los protagonistas en la explotación de un recurso natural estratégico para las ramas industriales en ascenso de esta época y beneficiarios de su rédito económico. Que de esta lucha económica, se entrecruzan y alinean por bandos representaciones políticas, culturales (y religiosas) bajo el manto de la ‘democracia’ y su hipócrita defensa, mediante el uso de la fuerza y la represión. Sin embargo, ¿esto es algo nuevo en la historia de Bolivia -incluso de América Latina-?

Para tratar de responder esta pregunta, retomemos un pedazo más de la historia boliviana no tan lejana y nos remitamos a la Guerra del gas (2003-2005).

En octubre de 2003 comenzó la insurrección popular en rechazo a la política de exportación del gas impulsada por el presidente de ese momento, Sánchez de Lozada, de forma marítima a través de Chile y el reclamo por la nacionalización del gas, concentrado en Tarija y Santa Cruz. La estrategia de exportación de Sánchez de Lozada confrontaba abiertamente contra el pueblo boliviano con respecto al conflicto histórico entre Chile y Bolivia por la salida al mar, y por otro lado, agudizó las contradicciones regionales internas del país entre Oriente y Occidente.

El occidente boliviano geográficamente hace alusión al altiplano, con un fuerte componente obrero-campesino indígena. Es acá donde se encuentra la base social que posee el MAS actualmente, aunque no fue el único actor político en el conflicto. Durante las movilizaciones se conformaron coordinadoras como la Coordinadora Nacional de Recuperación y Defensa del Gas y los Recursos Naturales, y hubo una participación activa de la COB -Central Obrera Boliviana-, el Movimiento Indígena Pachakuti (MIP), entre otros. Fueron los primeros en alzarse contra la política del gobierno, en lo que fue conocido como el “Octubre Negro” producto de la represión y masacre realizada por la policía y el ejército.

Imágenes de la guerra del gas

En la parte del llano oriental y tropical de Bolivia, se encuentran los Cambas. Que se auto perciben de manera diferenciada al altiplano. Los Cambas se componen de grupos inmigrantes y mestizos diferentes del occidente. El desarrollo económico se basa en el comercio vinculado a los hidrocarburos que se encuentran en esta región, ligados a empresas transnacionales. Es por esto que toma fuerza en este sector, el liberalismo económico con un discurso autonomista de Oriente. Durante la Crisis del Gas, su postura era la comercialización al exterior mediante empresas extranjeras.

En oriente, esta la zona denominada la “Media Luna” que comprende a los departamentos de Tarija, Beni, Pando y Santa Cruz. Los grupos políticos que surgen identificados con este sector social son el Comité Pro Santa Cruz, las Brigadas Juveniles, Unidad Nacional -partido de derecha liberal- y el Poder Democrático y Social (PODEMOS).

Durante el proceso de insurrección, enfrentamiento político y social entre Oriente y Occidente que conformó a la crisis del Gas, se generó la renuncia de Sánchez de Lozada. Sucedido por Carlos Mesa que fue su vicepresidente y en medio de la crisis tomó una postura independiente a Lozada, convocando a un referéndum en 2004 por la nacionalización del gas. Que desembocó en las elecciones presidenciales de 2005, el eventual ascenso del MAS y de Evo Morales en particular.

Sin lugar a dudas, la historia política de Bolivia reposa sobre grandes contradicciones sociales que adquieren sus propias representaciones en cada momento. Sobre las cuales recaen intereses económicos, y también políticos, externos o internacionales que las agudizan en búsqueda de su propios intereses.

Pero por sobre todo, el componente distintivo de este país y su apasionante historia, es la organización y obstinación de lucha de un pueblo mayoritariamente obrero y campesino. Que tanto en la guerra del gas, como en la lucha contra el golpe de Estado actual, ha sido un factor activo y determinante. Junto al fusil, metralla, y dinamita, ha demostrado ser un pueblo que no calla; y debería despertar en nosotres nuestra más humilde y sincera admiración.

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