Caridad y solidaridad no siempre son suficientes

El influencer argentino, Santi Maratea, logró juntar 10 millones de pesos en muy pocos días. Esta vez, la recaudación fue destinada a que 33 deportistas argentinxs puedan viajar a Ecuador, país donde se disputa el Sudamericano, una competencia clave para clasificar a las olimpiadas. En otras oportunidades ya realizó colectas de grandes sumas de dinero para contribuir a diferentes causas. Los medios de comunicación parecen “conmoverse” por este tipo de acciones, y el “hace lo que los políticos no hacen” son de los comentarios más recurrentes tras sus hazañas.

Santi Maratea ya gestionó recaudaciones enormes de dinero en muy poco tiempo. La primera vez, lanzó una campaña para juntar $2.000.000 que serían destinados a la compra de una ambulancia para la comunidad Wichi en Salta. En menos de un día ya contaba con la cifra que necesitaba. Luego dijo: “Cada uno aporta desde su casa con el teléfono desde el sillón, pero realmente el impacto que podemos tener es real, está en la calle y es muy fuerte”. Sin embargo, al momento de entregar la ambulancia hubo fuertes cuestionamientos por parte de otrxs miembrxs de la comunidad. Esto nos indica ciertas equivocaciones que cometen las buenas intenciones onogeistas al relacionarse con la realidad y con las necesidades de grupos específicos.

La segunda vez que organizó campañas de recaudación de plata fue para costear la medicación de una bebé con atrofia muscular espinal. El objetivo era juntar 2 millones de dólares y destinarlo a los padres de Emma, la bebé. Los medios, que saben lo que hacen, espectacularizaron todo el proceso y revelaron que hasta Susana Gimenez, entre otros personajes y millonarios de la farándula, ayudaron a difundir la campaña. Se supo que una persona famosa, que no reveló su identidad, aportó al rededor de medio millón de dólares que faltaban para alcanzar el objetivo. ¿Acaso nadie se pregunta por el acceso a la salud? ¿Este caso no nos habla de ese problema?

Susana Giménez, sin ir más lejos, es una de las personas que menos escrúpulos tiene para despreciar a las clases bajas ¿No fue ella la que dijo que si hay pobres en la ciudad que vayan a vivir al campo? Además de evadir impuestos, fue una de las opositoras del aporte solidario a las grandes fortunas. No hace falta explayarse sobre los valores éticos e ideológicos de Susana Giménez, quien ve al Estado como un estorbo para la acumulación de sus millones. Justamente, las causas que toma el influencer deberían ser abordadas por el Estado, y no quedar en la voluntad individual o la sensibilización selectiva de quienes les sobra 1 peso o medio millón de dólares.

Finalmente, Maratea se comprometió con otra causa, la de lxs deportistas que el ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) dejó sin financiamiento para viajar a competir. El ENARD fue creado en 2009 y es presidido, con turnos de dos años, por el Comité Olímpico Argentino y la Secretaría de Deportes de la Nación. En un principio, el ente era financiado a través de un impuesto del 1% de la telefonía celular. En 2017, Mauricio Macri dejó de destinar la alícuota hacia el ENARD, lo que significó un recorte importante para el deporte nacional. Ahora el financiamiento del ente depende de la partición del presupuesto anual destinado al deporte. Actualmente, el ENARD es dirigido por Gerardo Werthein, representando al sector privado. El periodista Alejandro Wall habló de este tema en el programa radial Pasaron cosas, y dijo: “La situación de fondo es que tiene que volver a haber políticas deportivas que han llevado a los atletas a mejores lugares. Esa es la cuestión de fondo.”

En definitiva, las tres causas están atravesadas por falta de políticas públicas, que exceden por mucho a lo que pueda hacer la excepcional recaudación de 10 millones de pesos.

Es tentador creer que cualquier problema económico se resuelve sumando grandes cifras y dividiendo en muchísimas personas que estén dispuestas a aportar sus sobras. Ciertamente, pareciera hablarnos muy bien de la época en la que nos toca vivir. Si todo es reducido a un problema individual, la solución estará en la voluntad individual. En definitiva, es la lógica que nos rige, la del neoliberalismo.

Sería acotado pensar que los problemas económicos son meramente cuestiones monetarias, y que el neoliberalismo es sólo una cuestión económica. Por el contrario, es un modelo que nos atraviesa y configura hasta nuestra subjetividad. A tal punto que resulta muy dificultoso pensar otra alternativa que le escape al discurso de la autosuficiencia, de la autovaloración, del rendimiento. Es muy difícil pensarse fuera de las promesas neoliberales. Si cada unx aportara equis cantidad, casi que podríamos resolver cualquier cosa. Pero las cosas no son tan sencillas, y rara vez este tipo de problemas responden a una cuestión individual.

Es curioso pensar que cuando colectivos organizados realizan acciones que interrumpen cierto ritmo de la vida social casi nunca oigamos lo bien que hacen en reclamar por sus derechos o por sus causas. Es más común escuchar quejas que otra cosa. Generalmente, quienes asisten a manifestaciones o protestas son mal vistos: ensucian las calles, pintan paredes, entorpecen el tránsito, etcétera etcétera. Sus demandas, quizás, sean tan legítimas como las que viraliza el influencer en cuestión. Acaso sean formas, también, de exigir que “los políticos” hagan “lo que tienen que hacer”. Aunque nunca sabemos bien qué se dice cuando se dice “los políticos”.

Muchas veces, cuando el Estado se hace cargo de cuestiones que le competen para abordar problemáticas similares a las acá expuestas, desde los medios de comunicación, y algunos sectores políticos, lo primero que se hace es deslegitimar esa intervención. “Son planeros”, “no quieren trabajar”, “se embarazan para cobrar un plan”, “no trabaja el que no quiere”, “con la plata de mis impuestos…” , y muchos ejemplos similares.

Estas reflexiones no van en contra de lo que hace Santiago Maratea, sino en poder pensar críticamente estos acontecimientos. Qué hay, y que no hay, detrás de estos modos de intervenir. Parecieran, más que nada, reafirmar las lógicas neoliberales que nos rigen. Que nos dicen que es más útil que alguien con miles de seguidores divida cifras para que los que puedan aporten de a $10. Sin embargo, mientras cada uno aporta desde el sillón de su casa, el mundo afuera sigue siendo el mismo. Y eso, jamás se resolverá con actos de caridad.

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Licenciada en Comunicación Social, Universidad Nacional de Córdoba. Redactora en Enfant Terrible y autora de numerosos artículos publicados en distintos medios.

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