El nuevo discurso de la vieja derecha: entre el odio y la paranoia

La movilización de ayer impulsada por el ala dura del macrismo y fogoneada por los principales medios opositores al gobierno dibujó el nuevo discurso que maneja la vieja derecha. Los mismos intereses históricos, agazapados detrás de la peligrosa idea anticientífica, antivacunas y por su puesto anti política

La derecha toma envión. A pesar de la división política latente entre el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta -quien negó que Macri fuera el jefe de la oposición y no asistió a la marcha de ayer- y el sector más radicalizado del PRO capitaneado por Patricia Bullrich, la movilización de ayer tuvo su impacto.

A pesar de no ser una marcha masiva como las de 2015 o 2008, la aglomeración de banderas argentinas y consignas "contra la korrupción" rompió deliberadamente el distanciamiento social, la prevención sanitaria y las medidas dispuestas por el gobierno para evitar el contagio masivo de Coronavirus. En pleno pico de la pandemia, la aglomeración de ayer muestra cual es el sustento discursivo del que es tributaria esta nueva evolución del gorila local: el anti todo.

Del antiperonismo rabioso y el anticomunismo negacionista nació en el marco de la pandemia, una posición política cuyo fin último es el de socavar la legitimidad de la Organización de Naciones Unidas. Este discurso es una mezcla de paranoia conspirativa que denuncia el advenimiento de un presunto Nuevo Orden Mundial impulsado por Bill Gates y George Soros, por supuesto sin ninguna prueba fehaciente, y un odio irracional a gobierno, en su versión local.

A pesar de parecer un delirio místico, esta posición engarza a la perfección con el discurso de las derechas continentales e internacionales. El presidente Trump cuestionando desde el inicio de la pandemia la existencia del virus, y su posterior decisión de no aportar más fondos para la Organización Mundial de la Salud. Mientras tanto el mandatario brasilero Jair Bolsonaro milita el dióxido de cloro como cura mágica para el virus, al tiempo que las cifras de muertos en su país se elevan sobre los 100.000 y colapsa el sistema sanitario. Por último la sombra improbable del magnate George Soros como un satánico demonio progresista que busca instaurar el comunismo en el mundo.

Para añadir una cuota que debería dar risa pero da miedo, esta posición política conspirativa encontró en los grupúsculos antipolíticos, anti científicos, terraplanistas, de extrema derecha y anti vacunas entre otros, su sujeto político idóneo. Sin subestimar su capacidad de movilización, pero sin desconocer el delirium termens en que están inmersos los adversarios del gobierno, hará falta mucho mas que filminas y vocación docente para estabilizar la balanza en favor del raciocinio, la política y la democracia,

Periodista y fotógrafo. Edito, escribo y leo. No siempre en ese orden.

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