Autoridad indígena comechingona y mujer trans denuncia ataques mafiosos
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En octubre de 2020 se presentó en el Congreso de la Nación el proyecto de Ley Nacional de Respuesta Integral al VIH, las Hepatitis Virales, la Tuberculosis (TBC) e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). La redacción del mismo estuvo a cargo de cuarenta (40) organizaciones de todo el país. Según José Di Bello, presidente de la Fundación Grupo Efecto Positivo, esta multiplicidad le otorga un carácter federal, además de un carácter político plural, al contar con la firma de diputades de 30 bloques partidarios distintos. Además, desde el principio obtuvo el apoyo del Ministerio de Salud presidido por Carla Vizzoti, así como de ONUSIDA, lo cual otorga mayor esperanza a los colectivos de que se apruebe.
Este nuevo proyecto propone una legislación superadora a Ley 23.789 sancionada en 1.990, la cual si bien en su momento significó importantes avances, ha quedado prácticamente obsoleta ante las nuevas perspectivas y necesidades urgentes para les usuaries.
Si bien el actual proyecto es acercado desde 2014 al Congreso Nacional, nunca ingresó al debate en comisiones. En la actualidad, su ingreso al debate depende del diputado Pablo Yedlin (Partido Justicialista), actual presidente de la Comisión de Salud y Acción Social y candidato a senador por la provincia de Tucumán.
Mientras tanto, según la agrupación Ciclo Positivo, 10.000 personas fallecieron por enfermedades relacionadas al sida desde que el proyecto perdió estado parlamentario de manera sucesiva en 2016 y luego en 2018. Si no llega a tratarse este año, sucederá la mismo.
Estos son ejes fundamentales que plantea el nuevo proyecto, el cual no acaba en una perspectiva biomédica de atención sanitaria, tal como se critica a la normativa vigente.
La integralidad hace referencia a los diversos modos de abordaje, incluyendo investigación, prevención, diagnóstico, tratamiento, cura, rehabilitación, cuidados paliativos, reducción de riesgos y daños y eliminacion del estigma, discriminación y criminalización hacia las personas con VIH, Hepatitis, TBC e ITS.
Por su parte, intersectorialidad implica la inclusión de abordajes interdisciplinarios, mayor acceso a la información y educación y sensibilización de la población. Se especifica un marco de trabajo para todos los ministerios públicos, involucrando a la sociedad civil, instituciones educativas y sanitarias, sindicatos, empleadores, entre otros actores sociales.
Siguiendo estos ejes, la agrupación Ciclo Positivo, destaca nueve puntos principales de la nueva normativa, entre los cuales se encuentran:
1. El cambio de perspectiva: la ley de 1990 tiene un enfoque biomédico, y el proyecto actual un enfoque de género y de derechos humanos. Busca poner foco en los determinantes sociales de la salud y la eliminación del estigma.
2. Prohibición del test de VIH, Hepatitis, TBC e ITS para ingresar a un puesto de trabajo, en los exámenes médicos preocupacionales.
3. Pensiones no contributivas para aquellas personas con VIH y Hepatitis B o C que tengan necesidades insatisfechas. Provisión de tratamientos para quienes adquirieron el virus por transmisión vertical y para otras poblaciones clave como mujeres, personas trans, travestis y no binaries, etc.
4. Creación de una Comisión Nacional de VIH, Hepatitis, TBC e ITS integrada por distintos ministerios, sociedades científicas y organizaciones de la sociedad civil que trabajen el tema.
5. Extensión de la provisión de leche de fórmula hasta los 18 meses (antes llegaba sólo a los 6 meses) para bebés de madres positivas.
6. Creación del Observatorio de Estigma y discriminación en la órbita del INADI, en la búsqueda de que no se pueda utilizar la infección por VIH, Hepatitits B o C, TBC o cualquier ITS para impedir el ejercicio de los derechos.
La pandemia del Covid-19, puso en tensión y visibilizó cómo una crisis sanitaria mundial afecta y profundiza las problemáticas desde diversos puntos de vista. La necesidad de priorizar la vida de las personas y salud, se impuso de modo urgente. Pero a diferencia del Coronavirus surgido a fines de 2019, la pandemia del VIH data de hace 40 años, tratándose de demandas históricas.
No hablamos de enfermedades en sí, sino de condiciones de vida en relación a personas que acceden al sistema de salud en sus distintos niveles. Esto supone una discusión acerca de cómo se organiza dicho sistema ante les usuaries y sus demandas, quienes por ejemplo, han visto dificultado el acceso a las medicaciones esenciales durante los períodos más estrictos de aislamiento por la pandemia.
Desde el proyecto se plantea renovar la discusión sobre políticas públicas que atiendan la importancia de la salud como un derecho básico y universal, contrarias a la visión de la salud desde la mercantilización o la exclusividad. Esto implica trabajar sobre la vulnerabilidad y la necesidad de un entorno libre de estigmas o prejuicios, los cuales han sido trasladados tanto a los ámbitos laborales y sociales, como a la propia intimidad, debido a la ineficiente y/o tergiversada información pública.
Los mitos han organizado un imaginario social donde los principales (y únicos) afectados son homosexuales o trabajadoras sexuales, favoreciendo la desinformación y volviendo excluyente (y exclusivo) el involucramiento para resolver las problemáticas ligadas al VIH, Hepatitis Virales, TBC e ITS.*
Mirá el proyecto completo en: https://ciclopositivo.org/nuevo-proyecto-de-ley-5040-d-2020/
*Elaboración conjunta con Doris Colman, marica no binaria VIHsible, ex participante de la Red Argentina de Jóvenes Positivos.
Foto: Tomás Labrousse para Ciclo Positivo
Fuentes:
-Fundación Ciclo Positivo
-Presentación proyecto de Ley Nacional de Respuesta Integral al VIH, las Hepatitis Virales, la Tuberculosis (TBC) e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) - (https://youtu.be/AHvxXOWAgAs).
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