Nunca Más es memoria, verdad y justicia por lxs desaparecidxs en democracia

Maldonado, Bru, López, Arruga, Rivera Alegre, Solano o Astudillo Castro, son algo más que los apellidos de quienes fueron desaparecidos durante la democracia. Son algunos de los 200 nombres propios por los que todavía exigimos Memoria, Verdad, Justicia y Reparación. Son una deuda de la democracia. Hoy sus caras acompañan por las calles de todo el país los retratos de lxs 30.000, a 45 años del golpe cívico militar.

Llegamos a otro 24 de marzo, luego de 45 años de aquel comunicado anunciando la toma del poder estatal por parte de las Fuerzas Armadas de la República Argentina, quienes durante 8 años se dedicarían a perpetrar los crímenes más aberrantes que una dictadura haya cometido en estos suelos, aires y aguas.

El legado que nos dejó la dictadura militar se ha impreso en diversas instituciones correspondientes a las fuerzas del orden que, incluso después de la recuperación del orden institucional democrático en el 83', han seguido respondiendo a las lógicas del terror, con prácticas como la desaparición forzada, la tortura, la persecución y el asesinato, en complicidad con el Poder Judicial y mediático.

¿Dónde está Jorge Julio López?

Jorge Julio López era albañil y antes del golpe era militante peronista. Fue dos veces desaparecido, una vez en dictadura, entre 1976 y 1979 cuando recorrió tres centros clandestinos de detención. Otra vez en democracia en el 2006, cuando se preparaba para declarar como querellante en el juicio al ex jefe de la Policía Bonaerense, Miguel Osvaldo Etchecolatz, encargado de hacer funcionar 21 centros clandestinos. Hasta el día de hoy, Julio continúa desaparecido y no hay nombres claros de los responsables, aunque la hipótesis más sostenida apunta al grupo de tareas supérstite que respondía al genocida nombrado más arriba.

Centros clandestinos de detención

Luciano Arruga era un adolescente de 16 años cuando fue detenido por la Policía Bonaerense en 2008 y llevado al destacamento de Lomas del Mirador, un establecimiento que no estaba habilitado para recibir detenidos (menos aún menores de edad). Ahí fue torturado a golpes y estuvo retenido durante 9 horas.

Cuatro meses después, Luciano salió de su casa para el cyber de su barrio y no volvió. Su madre, Mónica Alegre, y su hermana, Vanesa Orieta, lo buscaron incansablemente mientras sostenían su hipótesis: "Se lo llevaron porque se negaba a robar para ellos". En 2014 fue hallado en el Cementerio de La Chacarita, enterrado como NN. El caso de Luciano refleja, entre otras cosas, que las comisarias siguen funcionando como centros clandestinos de detención y tortura.

Salir a bailar y no volver

El 19 de febrero de 2012, Facundo Rivera Alegre, salió de su casa para un baile de Damián Córdoba y nunca más volvió. Aquella madrugada fue detenido por la policía de Córdoba y hasta el día de hoy no se ha encontrado su cuerpo. Su caso como el de Luciano, develó distintos encubrimientos por parte de los tribunales judiciales, amenazas hacia su familia por parte de narcos y policías, y una campaña mediática para ligarlo con actividades delictivas y así justificar su desaparición.

Los cuerpos hablan, no flotan río arriba

Durante el macrismo, quien protagonizó en carne propia la figura del negacionismo y la apropiación del aparato represivo, fue la ex ministra de Seguridad y actual presidenta del PRO, Patricia Bullrich. Fue ella quien optó por usar la frase "no voy a tirar un gendarme por la ventana" a buscar justicia en el caso de desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado durante el operativo ilegal de Gendarmería Nacional en 2017 en la Pu Lof de Resistencia, Cushamen.

Durante 70 días se cernió un impresionante blindaje mediático al gobierno de Mauricio Macri, hasta que el "brujo" fue encontrado muerto en una zona de baja profundidad del Rio Chubut, donde ya se habían realizado rastrillajes. La propia Norita Cortiñas declaró: “estamos seguras de que el cuerpo fue plantado a la orilla del río, porque yo personalmente estuve ahí y el cuerpo no estaba”. Ese mismo año, la causa había cerrado con "ahogamiento" como motivo de la muerte, tras una autopsia repleta de irregularidades, donde se dejaron fuera del peritaje varios elementos de prueba como el DNI de Maldonado, o el dinero que había en su billetera cuyo deterioro es incompatible con haber estado sumergidos por tanto tiempo y a temperaturas bajo cero. En 2019 se reactivó el curso de la investigación debido a todos estos puntos sin atender. Al día de hoy, no han habido condenas por el crimen.

Gracias a Santiago hubo un velo que los prometedores discursos de la democracia todavía no habían corrido: los pueblos originarios tienen sus propias listas de desaparecides, y no hay ni Memoria, ni Verdad, ni Justicia que el Estado argentino les otorgue.

La pandemia represiva

Durante la pandemia del coronavirus y en el contexto de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, Facundo Astudillo Castro de 22 años salió de su casa en Barrio Luro para ir a casa de su novia en Bahía Blanca. Cinco meses después, sus restos óseos en descomposición fueron encontrados en la zona de Cabeza de Buey, que había sido rastrillada por la Policía 48 horas antes y no se había encontrado nada. Cristina Castro, madre de Facundo, reconoció las zapatillas y sugirió que por el buen estado en que se encontraban, sin siquiera tierra encima, habían sido plantadas ahí junto con el cuerpo de su hijo.

Ayer, apenas unas horas antes del 24 de marzo, un testigo clave en la causa de Castro estuvo desaparecido varias horas luego de ser amenazado de muerte, un modus operandi que sufrieron otros testigos del caso, la familia de Facundo y sus amigxs. Afortunadamente el testigo se encuentra bien, pero los hostigamientos y el miedo no cesan. Algunos meses atrás, cuando este testigo de identidad reservada, y otras tres personas fueron citados a declarar, los abogados ya habían denunciado que los medios locales La Brújula y La Nueva habían expuesto públicamente sus identidades y domicilios. La situación se agravó en los últimos días con el levantamiento del secreto sobre el expediente, dispuesto por la jueza federal María Gabriela Marrón.

La última vez que Facundo fue visto con vida, estaba siendo detenido y trasladado una camioneta de la Policía Bonaerense sobre la Ruta 3. Al trascender este dato, se sucedieron decenas de testimonios falsos se asegurando haber visto al joven en distintos lugares. Incluso la declaración del efectivo que lo detuvo aquella mañana en Teniente Origone, señaló que tras retenerlo y labrarle un acta, Facundo se subió a una camioneta Duster; luego se contradijo y declaró que era un auto Honda, y finalmente dijo que se fue caminando.

Tiempo después, en lo que parecía más un depósito que un calabozo de la comisaría de Teniente Origone, encontraron un objeto perteneciente Facundo, a pesar de que los policías de la comisaría negaran sistemáticamente que el joven desaparecido hubiera estado allí.

No perdonamos, porque no olvidamos

Sería una contradicción política y hasta existencial, reconciliarnos con las instituciones que han decidido continuar el legado del Terrorismo de Estado y abrir aún más las venas abiertas de la historia. No olvidamos, porque el dolor no lo permite.

No perdonamos, porque nada podrá devolvernos los sueños robados, ni a los seres queridos que los perseguían. Por eso, recordamos con compromiso, y transformamos la bronca en potencia por la Memoria, la Verdad y la Justicia, por todas las personas detenidas, desaparecidas, torturadas y asesinadas en nuestra agrietada democracia.

Somos el equipo de redacción de Enfant Terrible: el resultado de millones de años de evolución aglutinados en este irreverente existir.

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