Juan Foglia, detrás del lente en la represión del 12 de marzo

El fotógrafo Pablo Grillo sigue en terapia, pero evoluciona bien. A dos meses del crimen de Estado, hablamos con Juan Foglia, quien retrató al herido instantes después del disparo

Dos meses pasaron desde que Pablo Grillo cayó al piso con la cabeza rota frente al Congreso. “Ha sido la represión más feroz de este gobierno, incluso la peor desde el 2001”, expresaron desde la Comisión Provincial de la Memoria horas después de aquella jornada de represión.
Pablo estaba trabajando. Cubría la protesta. El cartucho de gas lacrimógeno que le dio en la frente lo dejó internado en terapia intensiva, al borde de la muerte.

El pasado viernes, finalmente, llegó una buena: el alta ya tiene fecha. Pablo lo dijo con su propia voz, en un video que subieron a las redes de Justicia Por Pablo Grillo:

Sin embargo, este lunes, la familia informó que el alta médica fue postergada. Según detallaron en un parte difundido esta mañana, Pablo continúa en terapia intensiva y se encuentra bien de ánimo, pero el sábado presentó una pequeña pérdida de líquido cefalorraquídeo por la fosa nasal izquierda. El domingo no se repitió, pero los médicos decidieron controlar la situación con más estudios.

De confirmarse que la pérdida persiste, Pablo deberá someterse a una nueva intervención. Por ese motivo, el alta y el traslado al Hospital Manuel Rocca para la rehabilitación quedo en suspenso por estos días. Afuera lo esperan. “Cuando estés acá, tendrás tu espacio”, entonan sus colegas. “¡Te esperamos, Pablo!”.

Foto: Julio Pereyra.

Que esté vivo no significa que haya justicia. Porque la represión fue clara, brutal y con responsabilidad directa. Esta semana, la propia Gendarmería Nacional reconoció en la causa judicial que el cartucho que disparó el gendarme Héctor Guerrero puede causar la muerte. En su informe, admitieron que ese tipo de munición no debe apuntarse a personas bajo ningún motivo, y mucho menos en manifestaciones.

El disparo fue a la cabeza. No fue un error. Fue parte de un operativo que hoy está bajo la lupa de la jueza María Servini, que investiga no solo la conducta del gendarme, sino también las órdenes que bajaron desde el Ministerio de Seguridad. Porque sin una decisión política, esa arma no se hubiera usado.

Según documentos que forman parte del expediente, la propia Gendarmería clasifica a los manifestantes como “adversarios” y arma estrategias para manipular la cobertura mediática antes de cada operativo. Una política de guerra contra quienes hacen uso del derecho a la protesta.

Conversamos con Juan Foglia, reportero gráfico y autor de la imagen más sensible y difundida del 12 de marzo. Repensamos el fotoperiodismo y el rol que ocupó -y ocupa-, en la historia argentina.

Juan Foglia

El testigo que no baja la cámara

Quien lo vio todo fue Juan Manuel Foglia, un fotógrafo con tres décadas de calle. Esa tarde no estaba solo Pablo. También estaba Foglia (y muchos otros). Con su sensibilidad e instinto entrenados, fue uno de los primeros en registrar lo que pasó. Uno de los pocos en entender, al instante, que aquello no era una postal más.

Cuando levanto la cámara lo veo tirado. Y ahí empecé a apretar de vuelta y dije: ‘Este chico… algo le pasó’. Porque es raro que en una marcha quede inmovilizado”, recuerda Juan. El relato le sale con bronca, pero también con esa frialdad quirúrgica del que tuvo que mirar muchas tragedias de cerca.

Lo levantan unos chicos, y en una de las fotos se ve que le piden a la policía que pare de tirar. Pero siguieron tirando”, acusa.

Foglia, como todos, pensó lo peor. “Yo dije: ‘Este chico está muerto’, no me había dado cuenta de que era fotógrafo. Tenía una secuencia que me había parecido linda, tres pibes cubriéndose con una madera, con los gases... una atmósfera muy densa. Pero después vi a Pablo tirado, y ahí entendí que había pasado algo muy jodido”.

Foto: Juan Foglia.

Si Pablo hubiese muerto, no les hubiese movido un pelo”, asegura Juan. “Al otro día, al escuchar declaraciones del gobierno, poco más dijeron que la culpa era del pibe por asomar la cabeza. No les importa nada. No quieren gente en la calle. No quieren manifestantes”, agrega.

Sin embargo, hubo algo que sí funcionó. Algo que todavía sobrevive entre tanta desidia: la salud pública. “La intervención del SAME le salvó la vida a Pablo. Porque los del CEPA lo taparon, y la ambulancia entró al toque. Yo no podía creer que pudiera entrar una ambulancia ahí, entre piedras y balas. Fue clave”, remarca.

Hoy, dos meses después, Pablo ya puede caminar por el balcón del hospital. La recuperación fue lenta, dolorosa, pero milagrosa. “Estamos contentos con la evolución de Pablo, es increíble, milagroso. La verdad es que la salud pública argentina sigue ayudando como debe ser”, celebra el entrevistado.

Un oficio que se hace cuerpo

Juan Manuel Foglia es fotógrafo desde temprana edad. Desde que era un pibe, la fotografía fue su obsesión, un arte que lo atrapó hasta hoy. “Amanecía con el diario, mi viejo compraba El Gráfico... Me volvía loco con las fotos”, recuerda.

La pasión por la fotografía vino de la mano de su padre, quien tenía una cámara Voigtländer con la que experimentaba en su tiempo libre. “Mi viejo sacaba fotos. Era un amateur, pero me hizo ver que la cámara no solo servía para capturar imágenes, sino para contar historias”.

Sin embargo, no fue un camino fácil. “Lo hice sin cámara propia, porque no tenía un mango. Era todo teórico para mí", rememora.

A pesar de las dificultades económicas, no se detuvo y decidió estudiar Comunicación Social en la Universidad de Lomas de Zamora, aunque no terminó la carrera. No necesitaba un título para saber que su destino estaba en la fotografía, así que se inscribió en un curso de fotografía en Morón. Ahí empezó a forjarse el profesional que más tarde dejaría una huella en el periodismo gráfico de Argentina.

En 1993 entró a Clarín, diario donde se mantuvo durante tres décadas. En esos años cubrió partidos de fútbol, espectáculos y, por supuesto, marchas.

Créditos a quien corresponda.

La fusión de redacciones en 2001 fue un punto de inflexión en su carrera, cuando los equipos de fotógrafos de distintos suplementos se unificaron, y él fue parte de esa transición hacia una nueva era del periodismo gráfico.

Sin embargo, como le ocurrió a muchos otros en el mundo laboral de los medios, la relación con Clarín terminó abruptamente en 2023, cuando lo echaron junto a 49 colegas más.

Durante su carrera, también desarrolló una profunda relación con otros fotógrafos y medios. Es amigo cercano de Rubén Digilio y “Quique” Medina, dos grandes nombres del periodismo gráfico argentino. Además, mantiene contacto con Noticias Argentinas (NA), donde sigue dejando su huella en cada imagen.

Foto: Juan Foglia.

La calle no se negocia

Foglia ha sido testigo de cómo las calles de Argentina han sido siempre el escenario de luchas que no cesan, y cómo las fuerzas de seguridad, con su violencia, han tratado de callar esas voces. Las protestas, son el reflejo de una sociedad que no se conforma, que no se queda quieta.

Reconoce que la represión policial no es un fenómeno aislado, sino un intento sistemático por amedrentar al pueblo que elige movilizarse. Y destaca la persecución al periodismo: “Yo siempre pensé que la prensa iba a ser un objetivo de estos tipos, sobre todo con Bullrich y Milei a la cabeza”, afirma.

Cada gobierno ha tenido sus enemigos internos. Y el de este, un poco, son los jubilados. Parecen ser más oposición que la oposición”, expresa.

Foto: Juan Foglia.

Luego del miércoles 12 de marzo, Foglia regresó al Congreso, y no vio más que un escenario de cinismo y justificación.

Las imágenes que captó con su cámara en esas marchas no es solo la de una represión brutal, sino la de un país donde el Gobierno no tiene ningún reparo en usar la fuerza para callar a los que reclaman.

Finalmente, el reportero también señala la desconexión que existe entre las diferentes luchas sociales:

Hasta la marcha de los estudiantes van todos. ¿Y por qué no van a las de los jubilados? Aunque sea para hacer presencia. Aún falta unidad para que todos los sectores del pueblo se reconozcan mutuamente y luchen juntos”, concluye.

Comunicador popular. Vecino de Barrio Yapeyú. Me dedico a la fotografía, la redacción y a hacer muchas preguntas.

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