“El Faro de la Memoria”: un blanco de especulación comercial en Mar del Plata
Hace días, fue noticia por el proyecto de instalación de una gintonería en el predio del "Faro de la Memoria" -un ex Centro Clandestino y hoy Espacio de Memoria- que, gracias al apoyo del oficialismo, fue aprobada de forma express en la última sesión del Concejo Deliberante de Mar del Plata.
“Nos tiraban en unos calabozos muy pequeñitos, esperando en una silla de playa, después de las sesiones de tortura. Se escuchaban quejidos, golpes, alaridos de dolor. ”. Julia Barber fue detenida en su domicilio el 6 de septiembre del 76, torturada durante tres meses con paso por la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (ESIM), donde finalmente fue liberada. Julia es una de las 800 víctimas que se estiman que pasaron por ese centro clandestino. Ella conoció la barbarie, sintió la muerte incontables veces y sufrió las vejaciones más inmorales que uno se puede imaginar, que hoy niegan e intentan borrar desde la complicidad del poder, cometidas por el terrorismo de Estado.
Mar del Plata es una de las ciudades con mayor índice de detenidos y desaparecidos con relación a cantidad de habitantes durante la dictadura. Hace días, fue noticia por el proyecto de instalación de una gintonería en el predio del "Faro de la Memoria" que, gracias al apoyo del oficialismo, fue aprobada de forma express en la última sesión del Concejo Deliberante.
“Este es un proyecto del ejecutivo, que se aprovecha de un contexto nacional y un cambio de mirada negacionista a partir de la llegada de Milei sobre los derechos humanos para que concejales del oficialismo propongan votar este proyecto”, dice Diego García, concejal de Unión por la Patria, que ante la consulta sobre cómo se dio el debate en la sesión del 8 de agosto, afirma que fue de forma tensa, donde el oficialismo aprobó el proyecto gracias a contar con mayoría automática:
“Mar del Plata tiene 45 km de costa, se puede instalar un bar en cualquier lugar, pero hacerlo en ese significa querer borrar una parte de la historia de la ciudad”.
Pero no es la primera vez que intentan utilizar el espacio para explotar comercialmente y borrar los rastros de las aberraciones cometidas por las Fuerzas Armadas en la ciudad. Durante la década de los 90 el predio fue desmembrado, cuando la zona costera de la ESIM fue entregada para la construcción del Aquarium de Mar del Plata. Con este hecho se perdió un lugar que funcionó como polvorín y también como Centro Clandestino de Detención, quedando como único registro el de la CONADEP del año 84.
En el 93 y 94, la armada amplía el negocio con el dueño de ese entonces del Aquarium. Y en todo el predio se construyó el parque de diversiones “Había Una Vez”, que por la lucha de los organismos se logró cerrar. En ese momento, la Armada alambró dos hectáreas del predio para crear el camping recreativo “Luis Piedra Buena”, quedando en manos de Osvaldo Menecier -suboficial de Inteligencia Naval entre 1978 y 1979-, quien lo explotó de manera comercial y particular hasta su fallecimiento hace dos años.
La zona sur se transformó en una zona muy codiciada y VIP para pocos empresarios y muchos funcionarios, como Matías Iriarte que además de ser dueño de La Restinga, fábrica de gin, es parte de grupos empresarios propietarios de la gran mayoría de boliches y lugares donde se hacen fiestas electrónicas en el verano. Los dueños de la marca ya intentaron quedarse con el predio de manera irregular, primero a través del militar y la complicidad del actual intendente, Guillermo Montenegro (PRO). Esa vez, se pudo frenar.
“Nos trasladaban en un colectivo de ellos y nos hacían agachar por debajo de la línea de la ventanilla para que la gente no vea”.
El circuito de la represión articulada por la Armada, la Naval y Prefectura se pudo reconstruir gracias al testimonio de detenidos sobrevivientes y de propios estudiantes de la escuela que, desde 1984 han denunciado la existencia del centro clandestino, funcionaba al interior de la ESIM.
“Si se rompía el tocadiscos que permanentemente nos pasaba música, sí escuchábamos los pájaros”. Y los aspirantes a suboficiales también escuchaban, pero los gritos por la tortura de los detenidos, que sus superiores calificaban como delincuentes subversivos. Desde la comisaría 4ta, la Base Naval y otros centros de detención, eran llevados hacia el predio de la ESIM, donde se estima que alrededor de 800 personas fueron detenidas, torturadas y varias de ellas desaparecidas bajo este esquema de represión clandestina.
El Espacio de Memoria fue abierto en el 2014 por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, cogestionado con la provincia de Buenos Aires. En él, se realizan visitas guiadas, investigaciones con enfoque local sobre los circuitos represivos, hay un centro de documentación, de archivo y acceso a la justicia. Además del Plan Fines, talleres de extensión de la Escuela de Artes Visuales Martín Malharro, hockey social, huerta comunitaria, jornadas de capacitación docente para bibliotecarias, entre otras actividades sociales y culturales.
Este espacio se sostiene gracias al esfuerzo de cinco trabajadores, que funcionan a pesar del ahogo presupuestario actual. Pero además de ser un lugar activo de lucha cotidiana por la memoria, para Ana Pecoraro, integrante del Faro por la Memoria, la instalación de Restinga además de ser una ofrenda contra los derechos humanos implicaría el agravante de un problema que denuncian desde hace tiempo vecinos de la zona:
“Tener una micro destilería de gin y bar nocturno es una locura. La zona ya está más que saturada de boliches en la costa, cada verano sufrimos el descontrol que se genera porque tenemos un estado municipal ausente que no controla ni regula. Queremos que ese lugar se transforme en un espacio de educación y promoción de derechos, que recupere no solo la Memoria, sino también las características ambientales, ya que es una reserva”.
¿Hasta qué punto la necesidad de lucro puede prevalecer sobre la armonía de los vecinos, el ambiente y la memoria?
“Tenemos un intendente negacionista y que nada le interesa la Memoria, sino todo lo contrario, para él, el canon de dos hectáreas frente al mar en la mejor zona de mar del plata valen $250.000 por mes”, afirma Ana con determinación. Es que esta vez, el proyecto se presenta con la fachada de una Sociedad de Fomento de la zona, aunque la explotación comercial exceda a las actividades que desarrollan las sociedades de fomento, entre otras irregularidades que parecen no importar, ante nuevos vientos de impunidad que corren por el mar.
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