Derecha brasilera y crimen organizado, detrás del asesinato a Marielle Franco

Brasil amaneció el pasado domingo 24 de marzo con novedades en la investigación y nuevos detenidos por el asesinato de Marielle Franco, la concejala y activista negra, feminista y LGBT que fue baleada en el año 2018.

Por Agostina Polischuk para Enfant Terrible

Brasil amaneció el pasado domingo 24 de marzo con novedades en la investigación y nuevos detenidos por el asesinato de Marielle Franco, la concejala y activista negra, feminista y LGBT que fue baleada en el año 2018. El pacto de silencio se resquebrajó, dejando al descubierto la interrelación de corrupción y violencia por parte de la política conservadora, de las fuerzas militares y de las milicias. ¿Quién dio la orden de asesinarla y por qué? ¿Qué intereses defendía Marielle Franco y qué otros ponía en riesgo? ¿Cuál es el posible vínculo con el expresidente Jair Bolsonaro?

Escena I: La noche del atentado

A las 21:30 del 14 de marzo de 2018, tras asistir a un debate en la Casa das Pretas, ubicada en el centro de la ciudad de Río de Janeiro, el vehículo en el que se desplazaba Marielle fue interceptado por otro auto. Marielle y su conductor, Anderson Gomes, fueron baleados y murieron en el lugar. La socióloga y concejala por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), participaba de un evento de mujeres negras minutos antes de su asesinato, algunas de ellas vecinas de la favela que vio crecer a Marielle.

En 2019, fueron arrestados dos sospechosos por el crimen: el ex policía militar Ronnie Lessa y Élcio de Queiroz, también policía retirado. Ambos acusados por su participación en grupos paramilitares, conocidos en Río como “milicias”. La investigación de entonces concluyó que Lessa habría sido quien disparó, mientras que Queiroz habría conducido el vehículo que seguía a Marielle. Este último declaró que el atentado fue planificado durante meses y habría contado con mucho dinero cuyo origen no quiso revelar. Luego de sus detenciones, los avances en la causa se detuvieron.

La policía y la justicia del estado ignoraron por completo los indicios claros sobre la participación de milicianos en el ataque contra Marielle. Los intentos por cajonear la causa eran más que evidentes: cinco comisarios fueron destituidos de sus cargos cada vez que se avanzaba en la investigación, y varios fiscales, ante la continua obstrucción a sus pesquisas, renunciaron a sus funciones.

Recién a fines de marzo de este año, se comprobaron los detalles que figuraban en la declaración de culpabilidad de Lessa sobre quiénes estuvieron implicados, las negociaciones en torno a su asesinato y las estrategias de encubrimiento. De esta manera, constataron elementos suficientes para detener como presuntos autores intelectuales del crimen a personas muy conocidas en Brasil. Por un lado, los hermanos y políticos bolsonaristas: Domingos Brazão, actual consejero del Tribunal de Cuentas del Estado, y Chiquinho Brazão, quien actualmente es diputado federal por Río de Janeiro en representación del partido derechista Unión Brasil. Por otro lado: el exjefe de la Policía Civil de Río de Janeiro, Rivaldo Barbosa

El exjefe de la Policía Civil de Río de Janeiro, Rivaldo Barbosa. Mauro Pimentel / AFP

La detención de Barbosa causó mucho impacto, principalmente porque fue quien asumió como jefe de la policía civil del lugar, justo el día antes del asesinato de Marielle. La Policía Federal, reveló que la falta de avances en la causa, se debía a la obstrucción deliberada  de la información por parte de Barbosa. Hasta acá, los avances concretos de la causa; su trasfondo, sin embargo, es aún más complejo y sinuoso. ¿Quién lo designó como jefe de policía y por qué? Es el nuevo parteaguas en la investigación.

Escena II: La peligrosidad del deterioro institucional en Brasil

El caso de Marielle Franco es el retrato de la complicada situación sociopolítica, económica e institucional que atravesaba el país, al poco tiempo del “neo golpe” de Estado por parte del entonces vicepresidente Michel Temer a la ex presidenta Dilma Rousseff. Un suceso que abonó el terreno para la posterior llegada de Jair Bolsonaro, quien cuenta con probados vínculos con las milicias cariocas señaladas como responsables del asesinato de Marielle.

Un mes antes del asesinato, el gobierno del entonces presidente Michel Temer, toma la decisión de intervenir militarmente el estado de Río de Janeiro mediante el Decreto nº 9.288. Esta iniciativa se llevó a adelante con el pretexto de “contrarrestar la ola de violencia” que se apoderaba de la “ciudad maravillosa”. Fue la primera intervención de ese tipo desde el retorno de la democracia en Brasil. Para la tarea, designaron al general Walter Souza Braga Netto, investigado por su conexión con uno de los autores intelectuales del asesinato de Marielle, el oficial Rivaldo Barbosa. Es que según adelantó el periodista Lauro Jardim del diario O Globo, la promoción del oficial Barbosa fue decisión de Braga Netto, que, a su vez, está estrechamente vinculado con el expresidente Jair Bolsonaro.

Tal es así que, una vez finalizada su labor como interventor, y sin ningún progreso en el caso Marielle, el general fue convocado por Jair para integrar el gabinete en 2019. Braga Netto fue uno de los nombres fuertes de su gobierno, ocupando desde el Ministerio de Defensa hasta la jefatura de gabinete. Finalmente, fue escogido como su candidato a vice en la fórmula con la cual se postuló para un segundo mandato en las elecciones de octubre de 2022, vencidas por Lula Ignacio Da Silva.

El entonces general Walter Souza Braga Netto (2018) quien luego sería ministro de Defensa y jefe de gabinete de Jair Bolsonaro. Foto: Beto Barata / PR

Pero, ¿qué tenía que ver Marielle con todo esto? La activista y política era consciente de la incompatibilidad del decreto con el cumplimiento de los Derechos Humanos, y había sido elegida vocera de una comisión legislativa municipal encargada de supervisar la intervención militar en Río. En la misma denunciaba los atropellos de la Policía Militar de Río respaldada en sus incursiones por efectivos del Ejército.

Por otro lado, el mercado de las drogas catalogadas como “ilegales” es controlado por una articulación entre la policía, las milicias y parte de la política. La “solución” militar no resuelve el problema, sino que lo consolida y acentúa la violencia. Marielle era consciente de esto y un día antes de ser asesinada, se preguntaba por Twitter -actualmente “X”-: “¿Cuántos más deben morir para que acabe esta guerra?”.

Escena III: El negocio del conflicto urbano en las favelas

Las denuncias que encabezaba Marielle Franco por los abusos de la Policía Militar de Río de Janeiro, estaban intrínsecamente relacionadas a las milicias y a su ocupación de tierras públicas bajo litigio. De esta manera, construyen edificios irregulares para luego venderlos a habitantes de las favelas que buscan un lugar donde vivir. Este negocio, salió a la luz en el año 2020 cuando uno de los edificios se derrumbó.

Los detenidos intelectuales planeaban la construcción de un condominio en la región de Jacarepaguá, pero encontraron la resistencia de varios legisladores, principalmente de Marielle Franco, quien integraba un partido político opuesto y quería que el terreno sobre el que se discutía fuera destinado a fines sociales. Según relatos de testigos presentes en la votación del proyecto, Chiquinho Brazão estaba furioso. Aunque la iniciativa se convirtió en ley, luego fue se dio marcha atrás en los tribunales.

El actual ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, confirmó que la disputa que se dio en la Cámara Municipal de Río de Janeiro respecto a la regularización de terrenos en la zona oeste de la ciudad, fue uno de los principales motivos de su asesinato.

Las "milicias" son grupos parapoliciales integrados por expolicías o policías en servicio que operan en las favelas de Río de Janeiro. Actualmente han logrado dominar el 57,5% del territorio urbano de Río de Janeiro. Foto: EFE

Río, conocido como el “Miami brasilero” por sus barrios privados, jets de lujo y la llegada de “nuevos ricos” para instalar sus negocios, tiene un serio conflicto urbano. Según datos del censo de 2010, en la zona urbana hay una persona de cada cuatro -1,5 millones de habitantes- que vive en las favelas, donde, además de enfrentamientos entre bandas de narcos o con fuerzas parapoliciales y policiales, predomina la informalidad y el hacinamiento. Marielle siguió de cerca el entramado de los negocios ilegales y sabía que el costo principal se lo llevaba la juventud negra empobrecida y acribillada constantemente.

Estaba llegando a nombres importantes.

Escena IX: Las milicias y su vínculo con los Bolsonaro

¿Qué son las milicias? Son grupos que surgieron a la sombra del Estado, en la época de la dictadura militar -en 1970- y que tomaron el control de las favelas con el pretexto de combatir al narcotráfico. Una vez instaladas, impusieron un régimen de violencia y terror del cual supieron sacar provecho económico con el cobro por la seguridad a vecinos y vecinas. Cuentan, además, con el apoyo de parte de la esfera política, un aval que les da un plus de impunidad.

Sus vínculos con la política y su influencia varían según la época y la gestión. Por lo general, encuentran mayor afinidad entre los sectores de derecha o ultra derecha, ya que suelen ser conservadores y tienen un sentido de pertenencia con las identidades de la corporación militar o policial, aunque muchos de ellos no cuentan con una formación oficial al respecto; cuando se presentan como candidatos, suelen hacerse llamar como cabo, general, almirante u oficial. Sus propuestas como diputados provinciales, sobre todo en el ámbito local o estatales, giran en torno a la portación de armas, la justicia por mano propia y el asesinato de delincuentes, aspectos que se corresponden con las propuestas del bolsonarismo.

El poder de las milicias aumentó desde que Bolsonaro llegó a la presidencia en 2019, según plantea Bruno Paes Manso, investigador del Núcleo de Estudios de la Violencia de la Universidad de San Pablo. Sin intenciones de disimular al respecto, Jair Bolsonaro exaltó a las milicias en el Plenario de la Cámara baja en Brasilia y delegó en uno de sus hijos la condecoración del miliciano Adriano da Nóbrega, uno de los asesinos más temidos y mejor pagos del país. Nobrega fue asesinado el 9 de febrero del 2020, luego de un operativo policial que intentó capturarlo en Bahía tras un año de fuga, en donde contaba con la protección de un concejal de Bolsonaro en ese estado. Era una figura clave para comprender la vinculación de los Bolsonaro con los crímenes cometidos por las milicias y terminó muerto.

Foto: Silvia Izquierdo / AP

El ministro Lewandowski, consultado sobre las revelaciones que arrojaron las investigaciones y su relación con el papel de las milicias, dijo que este caso podría desencadenar el descubrimiento de otros: “Lo que este informe policial y las largas investigaciones revelan, en primer lugar, es el modus operandi de las milicias en Río de Janeiro, que es bastante sofisticado, complejo, que se extiende por todos los estados y por diversas actividades. Tengo la impresión de que quizás a partir de este caso podamos desentrañar otros casos o, al menos, seguir el hilo de una trama cuya dimensión aún no tenemos clara”, afirmó.

“Marielle encarnaba los derechos que defendía”

Marielle Franco era una mujer, negra, proveniente de la Favela da Maré, bisexual, feminista y una activista incansable. “Marielle encarnaba los derechos que defendía”, explica Mónica, su pareja. ¿Hay algo que irrite más a los sectores más conservadores? Sí, que Marielle no solo representaba esas identidades, sino que además ocupaba un lugar en el Congreso y no se callaba. En el año 2016 y en su primera disputa electoral, fue elegida como legisladora y resultó una de las candidatas más votadas. 

Franco se dedicaba sobre todo a la lucha por los Derechos Humanos, en especial de las mujeres negras y de los habitantes de favelas y periferias, además de la denuncia por la violencia policial. En este sentido, hizo su tesis de maestría en administración pública sobre los abusos de las llamadas Unidades de las Policías Pacificadoras (UPP) en las favelas. También lideró la Comisión de Derechos Humanos de Río de Janeiro, y, poco tiempo antes de su asesinato, participaba de manera activa para el Día de Visibilidad Lésbicas.

Renan Olaz / Rio De Janeiro Municipal Chamber / AFP

Otra de sus luchas, se basó en la insistencia de continuar con el desarrollo de las políticas impulsadas por el gobierno de Lula sobre el acceso a la universidad de los estudiantes negros y negras y con menos recursos: un proyecto que requiere una transformación que va más allá del acceso a la universidad, y que apunta a repensar y modificar los programas universitarios en pos de hacer una sociedad más justa. Defendía, además, las raíces africanas de Brasil. En un país que cuenta con más de un 60% de afrodescendientes en su población pero que, sin embargo, contaba con una representación minoritaria de negras y negros en los ámbitos políticos. 

Posiblemente, la gente que mandó a asesinar a Marielle tenía el objetivo no solo de interrumpir sus investigaciones, sino también su carrera política en ascenso, ya que podría haber sido candidata a senadora con chances de obtener una banca. Otro objetivo, quizás, se orientó a causar temor para evitar que nuevas Marielles aparecieran. En ese sentido, resultó un fracaso rotundo, ya que, en respuesta a la ejecución de Marielle Franco, las elecciones de 2018 se convirtieron en la mayor agitación política liderada por mujeres negras que Brasil haya visto, con candidaturas en todos los estados.

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