La semana pasada, seis diputados libertarios visitaron en la cárcel de Ezeiza a Alfredo Astiz y otros seis condenados por «delitos de lesa humanidad» durante la última dictadura cívico-militar, como Raúl Guglielminetti, Adolfo Pernías, Adolfo Donda, Ricardo Cavallo y Manuel Cordero Picentini.
La visita, de la cual tenía conocimiento el presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem, generó un repudio generalizado e incluso resonó hacia dentro de los bloques parlamentarios con los cuales el oficialismo tiene diálogo, como el que encabeza Pichetto y los radicales.
El juez de ejecución de Astiz, Daniel Obligado, ya pidió a Patricia Bullrich una explicación sobre cómo fue el trámite administrativo de los diputados Beltrán Benedit (Entre Ríos), Lourdes Arrieta (Mendoza), Rocío Bonacci (Santa Fe), Guillermo Montenegro, quien supo ser cercano a Villarruel, Alida Ferreyra (CABA) y María Fernanda Araujo (CABA).
El Ángel exterminador
Alfredo Astiz operaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y tuvo la tarea de infiltrarse entre las Madres de Plaza de Mayo bajo el seudónimo de "Gustavo Niño", haciéndose pasar por hermano de desaparecido.
Por su tarea de inteligencia, en 1977 fueron secuestradas las madres Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco, y las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, quienes fueron arrojadas al Mar Argentino en los vuelos de la muerte, desde un avión Skyvan PA-51.
También en 1977, Astiz coordinó el grupo de tareas que hirió y desapareció a la joven de ascendencia sueca Dagmar Ingrid Hagelin, hecho que llevó a la ruptura diplomática entre Suecia y Argentina.
Por estos delitos, Astiz es conocido como "el ángel exterminador" y tiene dos condenas a perpetua dictadas por el Tribunal Oral Federal de la Ciudad de Buenos Aires. En Francia también fue condenado en ausencia a cadena perpetua por el delito contras las monjas.