“Glitter y Cenizas”: erotismo, afecto y desidia poética

“Glitter y Cenizas” es un poemario construido a lo largo de tres años. Un proceso creativo donde se conjuga la ternura, los afectos, el erotismo, el enojo y el resentimiento como política de fuga de sentidos.

“Glitter y Cenizas” es un poemario construido a lo largo de tres años. Un compilado de lo que podría ser una lectura rápida y banal: la vida de una puta, trabajadora sexual, escritora y profesora de filosofía como lo es Pichona Reyna, su autora. Sin embargo, quien decida detenerse a mirar más allá del relato en primera persona, se encontrará con una sátira de la vida cotidiana, una crítica a todo un modelo de vida al que muy pocxs llegan y que no promete más que consumo, benevolencia y cinismo.

Un proceso creativo donde se conjuga la ternura, los afectos, el erotismo, el enojo y el resentimiento como política de fuga de sentidos, ¿cómo y quién ama a una marica? ¿Desde dónde se construyen los afectos de una vida atravesada por la desidia, el enojo y el resentimiento? ¿Cómo se sana ante un mundo hetero-cis-patriarcal? ¿Quiénes pueden ingresar al sueño institucional de la familia, la casa y las buenas costumbres ?

“No sé bien quién soy, voy siendo. Me gusta presentarme como una marica cualquiera. Vivimos en un mundo donde las personas estamos muy arraigadas a las identidades de quienes somos y no me gusta definirme según el éxito”, relata la autora, al momento de presentarse con Enfant Terrible.

Oriunda de San Juan, titulada en ciencias de la educación, comienza a ejercer como docente en la universidad y en un colegio para chicxs con discapacidad. Al tiempo, visibiliza su otro trabajo, uno que la mayoría consume pero que se mantiene en la sombra de lo clandestino, el trabajo sexual. Automáticamente comienzan las acusaciones, denuncias y persecuciones, por lo que huye y decide residir en Córdoba.

“En San Juan sufrí varias situaciones de violencia en las calles. Me vine hace cinco años huyendo de una universidad y de un trabajo en el cual me escracharon y denunciaron sin ningún tipo de prueba, me dijeron: ‘si vas a ser profesor no podes decir esto’”, comenta Pichona.

Antecedentes históricos de expulsión de espacios institucionales sea la familia, la escuela o el trabajo hacia la población LGBTIQ+, abundan. Aún cuando hace más de doce años que existen leyes que amparan sus derechos, como ser: la ley de matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, la erradicación de edictos policiales o el cupo laboral travesti-trans.

Estas disputas entre lo ético, lo moral y lo legal, continúan hasta la actualidad. Ejemplo de ello fue la docente y ex directora del Colegio "República del Paraguay", trans santafesina, Carla Rivero. El día 18 del corriente mes, fue suspendida del cargo sin especificación por parte de las autoridades, por lo que sospechan que podría ser a causa de discriminación por motivo de géneros.

“Cuando me citan al Ministerio el 6 de diciembre, realmente no sabía por qué razón la supervisora de mi sección me convocaba. En ese instante me enteré que me iniciaban un proceso sumarial”, contó Carla Rivero a Agencia Presentes.

Poesía Traviarcabarrocoza

Quien ose sumergirse en la aventura de “Glitter y Cenizas” se encontrará con una escritura sublimemente callejera, donde la autora pondrá en tensión las contradicciones entre lo que la realidad es, y la que muchas veces anheló tener; lo inevitable de la desidia, en un sistema que propone modelos de vidas inalcanzables. El protagonismo será puesto sobre lo clandestino, la hetero-cis-sexualidad, el trabajo sexual y el capital erótico mediado por los afectos como moneda de cambio.

“La escritura en mi vida es un gesto inútil e improductivo. Hago poesía confesional, relatos muy corporales. No es un canal catártico, pero sí un lugar de desahogo donde puedo vomitar emociones o gritarlas en un tono de desesperación afectiva. Hay matices, ¿no? Es un refugio donde puedo construir palabras que me acuerpan, palabras que si no las uso yo, no las usa nadie”, comenta Pichona.

Desatar el deseo y las frustraciones a través de las palabras, es parte de hacer cotidianas las desdichas sin perder el encanto. La posibilidad de contar que hay un detrás de escena en las historias edulcoradas que se cuentan sobre las vivencias de maricas, lesbianas, travestis o bisexuales en las series o películas mainstream. Una escritura en lengua “traviarcabarrocoza”, haciendo alusión al modelo neobarroso propuesto por el escritor marica Néstor Perlongher, exiliado durante la última dictadura.

“El glitter es la forma en la que nos mostraron en la literatura y quería agregarle cenizas, porque no todo es arcoíris. Es una escritura desde el resentimiento. Busqué develar y demostrar mucho de mis fracasos en un mundo que insiste en que fracase. El enojo ante enunciaciones que te restringen y te dicen que tenes que estar calladito y decir las cosas de buena manera. Una crítica y un reflejo de lo que me pasa en el cuerpo y lo que pasa socialmente”, comenta la autora.

Fotografía analógica en la Marcha del Orgullo en Córdoba, diciembre 2023. Foto: Azul Urioste/Enfant Terrible

“Hay que ser una tonta para no querer ejercer el poder”, escribe con sorna e irreverencia. Entendiendo que en toda relación se pondrá en marcha mecanismos de poder y serán los más privilegiados quienes podrán ejercerlo sin reconocerse allí, porque debe mantenerse invisible. Ahí radica su cuestionamiento de que el afecto no deja de ser una moneda de cambio, más cuando la fuente de ingresos es el trabajo sexual. Demostrando en un mismo acto cómo no desconocer el cinismo presente y los afectos puestos en escena.

“El trabajo sexual viene a evidenciar cómo el amor funciona distribuyendo dinero. Las putas venimos a decir: che esto funciona así, las casadas no lo demuestran. Lo poco que hablan las parejas convencionales es cómo distribuyen la moneda y lo que vengo pensando sobre el amor es aprender sobre algo que me haga menos daño, pero después me dí cuenta que también me pasaba en el trabajo”, comparte Pichona.

El enojo y el resentimiento serán entonces potenciales constructores de afectos, esa es la otra cara de la moneda que se expresa a lo largo del poemario, siendo los no-lugares los espacios donde se producen construcciones colectivas de cuidado, ¿son estás maneras que han encontrado de contrarrestar el cinismo ante la exclusión y el cariño permitido únicamente en la clandestinidad? "Te extraño porque no somos iguales pero con vos puedo estar en casa”, relata entre líneas en el poemario.

“Si creo que hay organización desde el odio y el resentimiento, en el activismo nos hemos encontrado desde la bronca o la tristeza de alguna situación injusta. También hay otros gestos, miradas, discursividades y preguntas que se hacen. Hay que estar atenta a desconfiar más del mundo que te pide que seas feliz todo el tiempo”, se cuestiona la autora.

Capital erótico

La demanda de la felicidad y de la productividad en un sistema como el actual, donde se conjuga la disputa de derechos, la explotación de lxs cuerpxs y la acumulación de capitales, es lo que el crítico de música y docente ingles Mark Fisher, definió en torno al cinismo como “el genuino clima de época”, siendo quienes acumulan un caudal basto de capitales, quienes también dictaminan los valores de una sociedad “liberal en lo económico, conservador en lo moral”, se lee y escucha últimamente.

Uno de estos capitales en ser disputados será lo erótico como potencial valor de cambio, concepto político y polémico, desarrollado por la socióloga Catherine Hakim quien lo consideró como un valor social acumulable, que puede ser intercambiado por amor y por plata como lo son los acuerdos transaccionales en la heteronorma y su contracara sería el trabajo sexual, visto de manera despectiva.

“¿Cuánto vale mi afecto? Es que nunca me siento bien valorada, me comí el viaje de que una es impagable, cuando claramente todo en mi vida tiene precio, ¿qué hago con el excedente de cariño del último encuentro?” se pregunta Pichona entre glitter y cenizas.

La estética de lo feo y la provocación

En el arte, ya sea en la pintura, en la música o en la literatura, lo nefando (aquello que no se nombra), lo aborrecible o lo feo, ha sido representado para resaltar la belleza del protagonista. Un ejemplo podría ser el Calibán de Shakespeare que representa lo primitivo, a diferencia de su compañero Ariel que representa lo elevado y lo espiritual. Pero, ¿qué pasa cuando se toma lo grotesco como punto de partida, no para resaltar la belleza, si no para que ocupe el primer plano? Para el filósofo alemán Karl Rosenkranz, la fealdad irrumpe en el arte como elemento crítico que viene a confirmar la conversión de éste en instancia histórica y a apoyar su lucha contra el normativismo.

En “Glitter y Cenizas” ambas posturas, lo feo y lo bello discuten, se contradicen entre sí, una conversación dialéctica donde la autora quiere que la quieran, sin tanta performance, conoce ambos mundos y ya no desea formar parte de ninguno. La poesía es la que irrumpe aquí como una escritura maldita: “En la poesía es posible pecar con gran facilidad y en ella se produce sin duda alguna mayor cantidad de fealdad”, describe Rosenkranz.

“Mis amigas y mis amantes son mis redes de afectos, bastante precarias e inestables. No nos une el amor sino el espanto y el abismo. Son relaciones marcadas por el miedo y la inseguridad. Sbarra decía: 'no somos puentes, somos un abismo'. Reniego de ellas como lo hago con todo pero no quisiera otras, reniego más sobre la idea hegemónica de Susanita que me construí como mariquita, pero nunca llegué a ella y me fui encontrando con otras personas que tampoco lo habían logrado”, comenta Pichona.

El resentimiento y el enojo como punto de fuga

Si en algo han de congeniar las disidencias, es en la particularidad de encontrar relatos similares, el intento de reparar aquello que no han roto pero debieron de hacerse cargo: ver los hilos de una sociedad diezmada, fragmentada y sostenida a través de los ideales cristianos constitucionales: Dios, Patria y Familia.

Esos intentos de reparación buscan contestar lo que Camila Sosa Villada afirma: “soy una tonta por quererte”, pero ¿cómo no sentirse vulnerable cuando se quiere a unx otrx? Para el psiquiatra y pedagogo Donald Winnicott, el enojo es necesario para definir los límites de un vínculo que muchas veces termina negando o justificando actos de violencia dentro de una relación, reconocer que a quien se quiere también se puede dañar, es un primer indicio de no repetir ciertos pactos de silencios culturales y sociales.

“Quiero que me quieran, me interesa que otras subjetividades sean tocadas por mis palabras. Todo parte de una herida. Por eso me pregunto: ¿Con quienes resistir? ¿Cuál es el costo que voy a pagar por el deseo que me quieran? Me las hago sabiendo que muchas otras personas se las hacen y sé que es vergonzosa, pero una hace pelotudeces para que la quieran y así me ves, rota y resentida”, concluye la autora.

Agustina, me dicen Chora. Profe de psicologia, pronta licenciada. Escribo y soy mi propia empleada cocinando.

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