Espectadores al frente: experiencias para cuestionar el rol pasivo del público

El teatro es un arte del encuentro en el que espectadores y realizadores convergen en un fenómeno de transmisión mutua. No se trata de asistir a eventos, sino de construir en conjunto hechos artísticos que dejen su huella en la memoria emocional y sensitiva. Hoy hablamos de dos experiencias para poner en tensión la idea del espectador como sujeto pasivo: Vi luz y entré y Proyecto Transferencia - Teatro Abierto

Por Nacho Bisignano para Enfant Terrible

Foto: Andrea Asis

El teatro es un producto colectivo del que forman parte, no solo los hacedores, sino también los espectadores. Sin embargo, la visión de un espectador activo suele quedar en una bella idea abstracta. Genuinamente, la comunidad teatral de Córdoba anhela la construcción de espectadores comprometidos, que intervengan en el acontecimiento artístico que ocurre en cada sala, aunque en escasas ocasiones asistimos a instancias concretas que conviertan en realidad ese deseo extendido. 

Afortunadamente, hay con dos propuestas acontecidas entre abril y junio de este año que pretenden cambiar el curso actual de la escena cordobesa. Por un lado, el Proyecto transferencia T.A que apuesta a la construcción de “espectadores militantes”. Por otro lado, la obra Vi luz y entré que se propone la creación de un “club de espectadores” compuesto por jóvenes sin recorrido previo en la actividad cultural cordobesa. Tuve el privilegio de seguir ambas experiencias de cerca y puedo asegurar que en sendos casos se observa un serio intento de reforzar la existencia de espectadores frecuentes y activos. 

Ambos proyectos apuestan a la conformación de una visión distinta de la producción artística frente el consumo cultural hegemónico. 

Foto: Valentina Barbero

Proyecto Transferencia - Teatro Abierto

El Proyecto Transferencia es un trabajo teatral de reflexión y diálogo que indaga sobre el fenómeno de Teatro Abierto a 41 años de su realización. El objetivo reside en revitalizar aquel acontecimiento teatral a partir de la conformación de un grupo heterogéneo de integrantes:  para enriquecer el diálogo entre el pasado teatral y su herencia en el presente, se ha convocado a una diversidad de personas ligadas al teatro, incluyendo actores, directores y espectadores de diversas generaciones.

Teatro Abierto fue un hito de resistencia en la cultura argentina. En plena dictadura un grupo de 250 artistas, dramaturgos y directores argentinos decidieron realizar 20 obras en el teatro Picadero de la ciudad de Buenos Aires. El ambicioso formato del festival consistía en brindar tres obras por día, los siete días de la semana durante tres meses. Teatro Abierto constituía una amenaza para la dictadura cívico militar ya que se instituía como un movimiento de protesta que enfrentaba la censura y la imposición cultural conservadora. Cobardemente, el gobierno militar mandó a quemar el teatro Picadero destruyendo todas sus instalaciones.

A pesar de la intimidación y el terrorismo de Estado, el grupo de artistas insistió tenazmente en su propuesta y continuó con el programa en el teatro Tabarís. El resultado fue un éxito sin precedentes con una repercusión impensada.  En la calle Corrientes podían observarse eternas filas de espectadores deseosos de conseguir un lugar en alguna función programada. La sala llena y el impacto mediático del evento permitió un porvenir más amable para los hacedores locales del teatro argentino, que de ahí en más contarían con otro contexto para enfrentar los condicionantes reaccionarios que impartía el gobierno de facto. 

El Proyecto Transferencia - Teatro Abierto, que cuenta con el apoyo del INT, decide homenajear esa experiencia porteña, pero en territorio cordobés y con actores y directores del ámbito local. La propuesta radica en interpretar “Papa Querido” de Aida Bortnik, una de las obras de Teatro Abierto del año 81’. El equipo a cargo de tal empresa cuenta con Jorge Villegas como director, Ruben Gattino como asistente de dirección, y con las actuaciones de Paulina Mancilla, Anibal Arce, Mariana Moretto y Santiago Moroni.

Lo osado del Proyecto no remite únicamente a revitalizar “Papá querido” 41 años después, sino, y sobre todo, en reflexionar colectivamente sobre la herencia artística y política de aquel hito histórico. Para ello, se decidió construir una experiencia auténticamente abierta y se convocó a un grupo de “espectadores militantes” con el fin de que participen activamente del proceso. Los espectadores asistieron presencialmente a los ensayos realizando aportes y observaciones.

Foto: Valentina Barbero

Más allá de la construcción de una hermosa obra de teatro, el proyecto estuvo atravesado por charlas, intercambios y reflexiones en torno a los vínculos entre teatro y política, la historia argentina reciente y el respeto por la lucha del pueblo argentino por la Verdad, Memoria y Justicia. Dejar de ser un espectador pasivo para convertirse en uno “militante” exige un dialogo constante entre la intervención artística del presente y el conocimiento de las luchas culturales del pasado.

El jueves 7 de julio a las 19:30 en Teatro La Chacarita se podrá asistir al estreno de esta nueva interpretación de Papá Querido. 

Vi luz y entré

Si el Proyecto Transferencia invitó a espectadores ya familiarizados con el teatro a participar en una obra en construcción, en Vi luz y entré se incentivó la irrupción de un nuevo público con el fin de que conozca obras que ya estén en el circuito cultural cordobés. El proyecto Vi luz y entré. Laboratorio de Gestión de Públicos y Club de Espectadores de Artes Escénicas, coordinado por Guadalupe Pedraza, Ximena Silbert y Sabrina Cassini y apoyado por el Ministerio de Cultura de la Nación a través de programa Gestionar Futuro, se constituyó como un espacio de reflexión y acción para la conformación de nuevos públicos teatrales.

Concretamente, se seleccionó un grupo de 10 espectadores entre 18 y 25 años que no tuvieran experiencia previa con el teatro independiente, con el objetivo de asistir a diversas obras de teatro cordobés. Uno de los aspectos más interesantes del proyecto consistió en la transmitir la idea de que el teatro en Córdoba no se reduce a una mera oferta de funciones, sino que implica un fenómeno cultural de mayor complejidad y riqueza. Es que el teatro independiente no es un mero servicio del que externamente el espectador compra y consume, sino que es más bien una comunidad en la que todos los actores cumplen un rol importante.

Foto: Valentina Barbero

En una entrevista radial sobre Vi luz y entré realizada por el periodista Matías Gramajo en “TeatroRadio” (107.5 FM), se puede oír una apuesta sólida en la construcción de un espectador activo e integral que dispute la idea de un espectador pasivo como mero consumidor de un bien cultural. Sobre ello la coordinadora entrevistada Ximena Silbert afirmaba:

“ No es un club de espectadores que solo van a ver obras. Las tres coordinadoras que hacemos un trabajo de curaduría y mediación cultural proponemos una narrativa que implica no solo ver la obra sino hacer un camino cultural por la ciudad. Los espectadores, como dice Jorge Dubatti, cuentan con una capacidad multiplicadora, tiene una energía de accionar y participar. Su rol no es pasivo y tienen la capacidad de conocer la cultura según la construcción de su propio criterio.”

Por otro lado, Vi Luz y entré intentó consolidar la idea de que las salas de teatro representan un lugar de encuentro y pertenencia con su propia historia y construcción cultural. De hecho, la coordinadora Guadalupe Pedraza decía lo siguiente: “Quisimos abrir el encuentro, trabajar junto con las salas y les propusimos a cada espacio la siguiente pregunta ¿Qué podría brindar tu sala al club? Todas las salas propusieron algo distinto y ninguna repitió la propuesta. Para citar un ejemplo, en Teatro La Luna la dueña de la sala Mónica Carbone nos hizo pasa al espacio escénico y además nos contó sobre la historia de su teatro, que es de los más antiguos de Córdoba.”

Las salas que participaron fueron Teatro La Brújula, Espacio Blick, Teatro La cochera, Teatro La luna, Espacio Ramona, y la Sala de Teatro Quinto Deva y en ellas se hicieron visibles la potencialidad creadora de los teatros como centros de producción artística, en los que se transmiten experiencias y saberes a través de clases, charlas, actividades barriales, eventos culturales. Por su parte, Alejandro Arnold y Yoseli Leiva, dos espectadores jóvenes que formaron parte del proyecto, se mostraron sorprendidos por el elevado nivel que ofrece la escena teatral cordobesa, afirmando su alegría de convertir el teatro en algo habitual y deseando que más personas lo integren a su cotidianeidad.

Entre las obras en cartel que este nuevo club de espectadores disfrutó se encuentran “Bailemos… que se acaba el mundo”,” La Puta mejor embalsamada”, “Enquilombar”, “He nacido para verte sonreír”, “Coriolano” y” Rtte. Un pájaro”.

El teatro como construcción colectiva

Tanto el Proyecto Transferencia T.A como Vi luz y entré constituyen propuestas significativas que merecen ser celebradas e incentivadas. La posibilidad de que los “espectadores militantes” formen parte del proceso creativo de una obra de teatro junto a la conformación de un “club de espectadores” con formación integral acerca de la escena local permite proyectar una concepción distinta de los modos en los cuales se efectiviza la actividad cultural en nuestra ciudad. 

El teatro independiente cordobés no expresa una mera agenda ni representa la difusión de un producto comercial reducido a consumo de entretenimiento. Antes bien, comprendemos los espacios de producción teatral como fenómenos culturales de creación artística ,reflexión, aprendizaje e identidad.

La intención colectiva se centra fundamentalmente en promover el teatro como un circuito cultural en donde el espectador funcione como parte activa y creadora. Estas experiencias permiten recuperan la tradición del teatro como una fiesta prolongada, en la cual el público transite distintas salas en un mismo fin de semana e incluso en una misma noche. 

El teatro es un arte del encuentro en el que espectadores y realizadores convergen en un fenómeno de transmisión mutua. No se trata de asistir a eventos, sino de construir en conjunto hechos artísticos que dejen su huella en la memoria emocional y sensitiva. 

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