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La UNC amenaza con despidos masivos en los SRT con indemnizaciones al 50%
El Sindicato de Luz y Fuerza, en la edición 1755 de su periódico Electrum, se solidariza y acompaña el reclamo de trabajadores y trabajadoras de los Servicios de Radio y Televisión (SRT), quienes atraviesan un proceso de ajuste.
El título de este texto parece de ciencia ficción, pero es real. Los Servicios de Radio y Televisión (SRT) de la Universidad Nacional de Córdoba -los medios y sus trabajadores y trabajadoras- atravesamos una gravísima crisis y el ímpetu por el ajuste que demuestran las autoridades de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) amenaza con superar las fronteras de una vergüenza de la que va a ser difícil volver.
Desde que el 27 de febrero el Consejo Superior de la casa de estudios votó la apertura de un proceso de ajuste que incluía retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas, además de un procedimiento preventivo de crisis en el horizonte, la situación no hizo otra cosa que empeorar.
Ese primer proceso de retiros mal llamados voluntarios, que en realidad son inducidos, se llevó al 30% de la planta de la empresa. Compañeros y compañeras dejaron sus puestos de trabajo a contramano de su voluntad, solo motorizados por el miedo a un fantasma que luego fue tomando cuerpo: la posibilidad de que en el corto plazo pueda haber despidos sin la indemnización completa.
Esos retiros avanzaron sin ton ni son, dejaron áreas inoperativas o al límite, poniendo en riesgo la salida de productos al aire. Y dejaron en claro que la dictadura del Excel impuesta por la UNC fue ineficiente.
Se permitió el retiro de todo el personal del área de sistemas, cuando la tercerización del mantenimiento va a ser mucho más costosa que los salarios de los compañeros que debieron alejarse. Se habilitó el retiro del 60% de los operadores de radio, lo que generó que los que quedaron deban trabajar hasta el límite de sus esfuerzos, con turnos de 12 horas, sin franco y en algunos casos enfermos, ya que si se ausentaban la radio quedaba muda por falta de personal.
¿Alguien hizo el cálculo de qué relación existe entre el pago de esa montaña de horas extra y los salarios de los compañeros que se fueron? Parece que no.
En el departamento comercial, las autoridades no motorizaron la transición al enterarse que el jefe del área se adhirió al retiro voluntario y hoy quienes quedaron tienen muchas dificultades para sostener -ya no pensemos en agrandar, siquiera- la pauta publicitaria que, aún insuficiente, compensa parte del déficit que se pretende combatir.
Era por eso que los trabajadores y trabajadoras pedíamos que la UNC responda la pregunta básica: ¿Cuál es el plan que tienen para los SRT? No había respuesta por parte de las nuevas autoridades, que se presentaban como “el brazo ejecutor” del mandato del rectorado.
Con ese escenario sobre la mesa, la empresa presentó sin acuerdo con los gremios el procedimiento preventivo de crisis en el Ministerio de Trabajo de la provincia. Y solo allí respondieron en papel, de forma oficial, la pregunta que tanta inquietud nos generaba: las autoridades de la UNC pretenden reducir en un 50% la planta actual con una reducción de personal que cristaliza la amenaza de origen de no cobrar las indemnizaciones completas. Vale la pena repetirlo: quienes gobiernan la universidad pública más antigua del país quieren hacer despidos masivos en el medio público más grande del interior, dejando a los eventuales afectados sin la mitad de la indemnización que les corresponde.
La gloriosa historia de la Universidad Nacional de Córdoba, la de la Reforma, la que tanto orgullo nos da, la institución más importante que tiene nuestra ciudad, puede mancharse con grasa de motosierra. Y va a ser una mancha imposible de borrar.
El plan de Daniel Barraco y Andrés Biga, presidente y vice de la empresa, presenta, además, una serie de inconsistencias conceptuales. No solo proponen unificar Canal 10 y Canal U y dejar un solo turno de producción (a principio de año eran tres) y unificar las históricas Radio Universidad y la FM 102.3 (que tienen perfiles distintos, apuntan a públicos diferentes, tienen líneas editoriales diversas).
Los considerandos dan cuenta del cambio en los consumos mediáticos por parte de las audiencias, la aparición de nuevos formatos, etc. Ninguna novedad. Sin embargo, el plan pretende que para hacer una web de noticias con actualización al instante y generar contenidos para todas las redes sociales involucradas en los SRT queden solo cuatro personas en total.
Foto: Julio Pereyra (ET)
No sorprende tamaño desconocimiento de un presidente de los SRT que llegó jactándose de no saber nada de medios ni escuchar radio, televisión o leer sitios web de noticias y con la única intención -manifestada por él mismo- de reducir el gasto. Se ve que, en lugar de consumir medios de comunicación, la nueva conducción tiene algunas inclinaciones cinematográficas, ya que nos dijo verbalmente a los trabajadores que lo que se venía con ellos era “La masacre de Texas”.
La urgencia a veces tapa el debate de fondo: ¿Para qué sirven los medios públicos? Quienes trabajamos en los medios públicos no somos militantes del gasto ni exégetas del déficit. Sabemos necesaria -y deseamos- una reconversión para adecuarnos al nuevo escenario de consumo mediático. Pero otra cosa es pretender que los medios públicos se rijan estrictamente por la lógica de mercado.
Mejor ejemplificar, para que se entienda. Los SRT hicieron la mejor cobertura de los juicios por causas de lesa humanidad en Córdoba. ¿Es comercialmente atractiva esa cobertura para conseguir publicidad privada? Intuyo que no. ¿Es necesaria para que la población acceda a ese derecho humano que es la información? Sí. ¿Es necesaria para una mejor calidad democrática? Sí.
Si un hecho periodístico de esa magnitud se repitiera, podríamos poner en juego nuevas formas de comunicar ese contenido, aggiornarlo, sin perder rigor periodístico. Pero como la reconversión está siendo a fuerza de motosierra ya no será posible: Jorge Vasalo, el mejor periodista de judiciales de Córdoba y quien cubrió los juicios, debió adherir al retiro voluntario. Los SRT dejaron ir a un recurso irremplazable y ya no contamos con su experiencia y conocimiento profesional.
Con los medios públicos amenazados -con Radio Nacional y Télam involucradas-, el mapa de voces que se escucharán en los medios de la segunda ciudad de la Argentina van a quedar sometidos a la pura lógica del mercado. Una lógica que pretende engañarnos diciendo que los privados deciden en base al rating para mostrar sus marcas y sus productos.
La realidad es que los medios privados también tienen como principal fuente de financiamiento al Estado en sus distintos niveles. Y los privados, más que marcas y productos, lo que financian con la publicidad son discursos que les convienen a sus intereses que, huelga decirlo, no son los de las mayorías.
Los medios públicos sirven para eso: para que una lucecita de color diferente siga encendida entre las voces que alimentan el debate público.
¿Hasta dónde las élites revolucionarias estuvieron dispuestas, exigidas por las circunstancias, a modificar las jerarquías sociales y plasmar un igualitarismo difundido a partir de la retórica revolucionaria?
¿Qué se discute cuando se habla de una EPEC como posible Sociedad Anónima? ¿En dónde se pone el foco del tema energético frente a la actual coyuntura? ¿Qué nos dicen la historia y la experiencia de otras SA?