Crónica puertas adentro de la UNC, entre el hambre y la criminalización

El pasado martes, la Asamblea por el Comedor logró ingresar a una sesión del Consejo Superior de la UNC para manifestarles a las autoridades pertinentes dos demandas centrales: la gratuidad del Comedor Universitario y que el CS se expida a favor de la absolución de 27 estudiantes que serán enjuiciados por la toma del Pabellón Argentina en 2018, el próximo viernes 29. Enfant dialogó conciliarios presentes de distintas fuerzas y con el Rector, Jhon Boretto. Una crónica sobre el encuentro entre asambleas y autoridades.
Foto: Francisco Turconi

Casualmente, en el día del nacimiento de Paulo Freire, padre de la pedagogía de la liberación y crítico del sistema educativo de valores occidentales, estudiantes que se organizan en la Asamblea por el Comedor se movilizaron hacia una sesión Consejo Superior de la Universidad Nacional de Córdoba (CS-UNC) para exigir a las autoridades dos demandas concretas:

  • Que el CS-UNC se pronuncie a favor de la absolución de 27 estudiantes, procesados en 2018 por la toma del Pabellón Argentina, en el marco de la rebelión educativa que se daba en el país.
  • La gratuidad en el Comedor Universitario, el aumento del número de raciones diarias y la reapertura del comedor ubicado barrio Centro.

A continuación, una breve crónica de lo sucedido.

Contrastes y resistencias en la cuna de la Reforma Universitaria

Dentro del recinto donde el Consejo Superior sesiona semanalmente, el Rector Jhon Boretto, de traje negro y mirada seria, se apresta a empezar la reunión junto a las autoridades decanales y conciliarias docentes y no docentes. Sin embargo, no podrá decir “buenas tardes” porque su mirada se pierde en una columna de estudiantes que copan la entrada principal en cuestión de segundos.

Fuera del recinto, juventudes de diversas organizaciones y facultades exigen ingresar a la sesión advirtiendo su carácter público. Dos policías y otros tres funcionarios impiden su paso, argumentando que “no se puede interrumpir la reunión”.

“¡Yo sabía, yo sabía, que a Boretto, lo cuida la Policía!”, cantan desde afuera, mientras sube la tensión. 

Con carteles que expresan “con hambre no puedo estudiar”, “luchar por la educación no es delito”,“plata para la educación, no para el FMI”, jóvenes argumentan que hace tres meses vinieron a exigir respuestas, pero sólo obtuvieron el aumento del precio de la ración del Comedor que pasó de ser gratuito, a valer $348 en marzo y a $520 en agosto. Esto empeoró la situación ya denunciada por la asamblea, con un aumento del 150% en cuestión de cinco meses. “Ni la inflación subió tanto”, se aquejó una estudiante.

La secretaria del Rector, de forma arrogante, exige: “Van a pasar, pero sin tocar los bombos ni hacer desorden, sólo va a hablar uno de ustedes y luego se retiran”. El adultocentrismo imperará a lo largo de toda la jornada y en todas las expresiones de las autoridades universitarias. “No nos digan qué hacer, no tenemos sus mismas formas, necesitamos de manera urgente respuestas ante una situación de emergencia, tenemos el derecho a expresarnos en este lugar”, remata una joven.

Foto: Francisco Turconi

A pesar de las resistencias de las autoridades, el colectivo estudiantil logra ingresar a la sala de sesiones, la cuál luce cuatro enormes pantallas led en su centro, cámaras de filmación por doquier y cuenta con una gran mesa en forma de anillo donde todos los caminos conducen a la máxima autoridad: Jhon Boretto. 

Desde su jerárquica ubicación, el mandatario promete escuchar a los estudiantes pero con la condición de que la sesión pase a cuarto intermedio, con la intención de que no quede registrada en la filmación y página web de la UNC.

Los y las jóvenes pasan con sus instrumentos, banderas negras y rojas, carteles de todos los tamaños y un megáfono, contrastando con la formalidad de las autoridades universitarias. Las juventudes de pie, incomodando; las autoridades sentadas -por el momento-, cómodas.

Paulo Freire solía insistir en la construcción de una pedagogía de la pregunta. “Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los estudiantes no han hecho”, dirá el educador popular en una de sus últimas entrevistas. Esto último sucederá de principio a fin en la sesión, con educandos que tomarán la palabra, harán preguntas, ejercerán su derecho a la libre expresión, y educadores que no responderán a sus inquietudes.

“El Proyecto 360 dejó afuera a miles de estudiantes que hoy tienen hambre. En la década del 70' las raciones eran superior a 20mil y hoy son solamente 2.600. Tenemos estudiantes que se desmayan en las clases, que comen una sola vez al día. No se puede estudiar con la panza vacía, ¿por qué se creen que hay tanta deserción?, ¿qué están discutiendo acá todos ustedes?”, comienza a interpelar una joven asamblearia.

Foto: Francisco Turconi

Mientras la estudiante sigue con su discurso, el Rector empieza a escribir en una libreta, pero luego se presta a usar el celular. “Nos dijiste que nos ibas a escuchar y te pones con el celular” exclama un joven; “Es un irrespetuoso” se queja otra. “Este es el rector de la universidad” expone quien tomaba hasta entonces la palabra. Boretto, en silencio y demostrando cierta incomodidad en su pálido rostro, procede a guardar su dispositivo móvil.

“Venimos a exigir que el comedor vuelva a ser gratuito como lo era hasta hace poco tiempo, que ustedes nos envían a la Policía violando la autonomía universitaria, cuando nosotros hacemos ollas populares, a las que se acercan muchísimos estudiantes, lo cuál expone el ajuste que hicieron con el comedor”, continúa la asambleísta.

La máxima autoridad universitaria, en un intento de culminar la protesta, comunica que “justo hoy” el CS estaba por aprobar 500 becas más. “Son migajas”, “necesitamos miles”, “es una burla”, le responden a su anuncio.

De nuevo, Freire nos permite pensar algo acerca de este “gesto” rectoral:“los opresores, falsamente generosos, tienen necesidad de que la situación de injusticia permanezca, a fin de que su 'generosidad' continúe teniendo la posibilidad de realizarse. El 'orden' social injusto es la fuente generadora, permanente, de esta 'generosidad', que se nutre de la muerte, del desaliento y de la miseria” (Pedagogía del Oprimido, p. 41, 1970).

El Rector toma nuevamente la palabra y -de la galera- anuncia 200 becas más, completando una oferta de 700 becas.

“Este es el problema, usted dirige la universidad como si fuera una empresa, y no, esto es la universidad pública, no puede jugar con el hambre y la educación. Si quieren dirigir una empresa, vayan a la Siglo XXI”, interpela una joven. El rector, notablemente nervioso, en tono autoritario exige que se termine el diálogo para poder seguir con la sesión, a lo que el estudiantado responde con más cánticos y percusión.

El clima dentro del recinto es denso. Se corta el diálogo entre ambas posiciones. Las autoridades hablan otro lenguaje. “¿Saben ustedes cuánto está el kilo de pan? ¿Ustedes alquilan como nosotrxs? ¿En qué realidad viven?”, cuestiona el estudiantado ante la mirada cada vez más atónita de sus representantes universitarios.

Foto: Francisco Turconi

Mesas de ¿díalogo?

Finalmente, el colectivo de estudiantes exige que el CS se posicione a favor de la absolución de los y las estudiantes universitarias procesadas, a lo que del otro lado responden de manera negativa, argumentando que ello es imposible.

Boretto se levanta, le da una señal a un policía que parece su custodio, para que lo siga. Se acerca a los estudiantes, en un infructuoso intento de dialogar sin micrófonos y metros de por medio. Propone una mesa de diálogo. Al estudiantado esto le parece una broma de mal gusto. “Van a hacer lo mismo que en el 2018, ponemos nuestros nombres allí y luego terminamos procesados”, responde una asambleísta.

Foto: Francisco Turconi

Es de amplio conocimiento que el 28 de agosto de 2018, el entonces vicerrector de la UNC, Pedro Yanzi Ferreyra, envió un documento a la Justicia Federal con los nombres, datos y firmas de 27 representantes de la Asamblea Interfacultades, diciendo que habián “ingresado por la fuerza al hall del Pabellón Argentina” ocupando el espacio. Si bien esta presentación abrió el expediente judicial, se excluyó a la institución universitaria y a sus autoridades como denunciantes, por un pedido expreso de la UNC.

Aprovechando el movimiento de Boretto al levantarse de su silla y acercarse, Enfant accede a dialogar con Boretto y le pregunta:

-¿Qué sentimiento le genera ser la máxima autoridad, de una universidad que tiene a 27 estudiantes a puntos de ser enjuiciados por defender la educación pública? ¿Es un delito protestar en la Universidad de la Reforma?

-No, la protesta evidentemente no, la Universidad jamás hizo ninguna denuncia sobre esa situación, fue la Justicia la que actuó de oficio en ese hecho. La protesta es un derecho ciudadano, pero la UNC no formó parte de ese proceso acusatorio.

-Pero los estudiantes acusan que en la mesa de diálogo donde presentaron sus nombres y apellidos fue entregada por la Universidad a la Justicia, ¿si no, cómo se explica que la justicia obtenga estos datos de los representantes de la Asamblea Interfacultades?

Silencio...

-¿No hay respuesta para eso?

Al escuchar esto último, Boretto hace una mueca, pero se guarda en el silencio, retrocede y vuelve a su asiento.

Foto: Francisco Turconi

Conciliarios y concilios

Por otra parte, la no-respuesta la tuvo el consiliario de la Franja Morada, Lucio Perazzolo Garibotti, quien decidió no expresarse ante las preguntas que le realizó este medio, sobre su posición respecto al comedor y la criminalización de la protesta.

Además, el representante de La Bisagra, Marco Schiavi afirmó que no podía hablar por el rectorado, cuando se le preguntó cómo analizaba (en su posición de estudiante) el accionar de este frente a la protesta asamblearia. Al ser interrogado por el cuestionado Proyecto 360º -votado por su espacio político- el joven expresó: “o votábamos a favor o cerraban el comedor, no puedo hacer más nada en mi condición de consiliario en el Consejo Superior”.

Las órdenes, al día

Mientras siguen los cantos, Boretto pide que pasen el mensaje de que se apruebe todo lo previsto para la sesión interrumpida de hoy, para que la misma finalice cuanto antes. La decisión es comunicada de boca a boca por los decanos y decanas que manifiestan su acuerdo, con lo que parece más bien una orden. A los minutos, oficialismo y oposición aprueban las resoluciones, sin debates ni exposiciones.

Por último, Boretto manifiesta que ésta será la última vez que dejarán pasar a la asamblea y tira un mensaje hacia su secretario que se cuela por el micrófono: “no nos podemos levantar porque van a querer tomar esto, ¿qué hacemos después?”, dice, exhibiendo miedo.

La sesión finaliza. El estudiantado sigue protestando y luego se retira a una nueva asamblea para evaluar los siguientes pasos: en comunicado, invitan a la Asamblea Interfacultades a desarrollarse el próximo martes 26 de septiembre, y también a concentrar el viernes 29 frente a Tribunales Federales para exigir la absolución de 27 estudiantes procesadas y procesados por la lucha del 2018.

“Les estudiantes organizades no vamos a dar marcha atrás, sabemos que movilizades vamos a lograr presionar por recuperar el Comedor Universitario”, finaliza su documento.
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Técnico y profesor en Comunicación Social (UNC). Periodista. Guevarista y peronista.

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