Desde esta semana la Ciudad de Córdoba tiene el boleto a 59,35 pesos, uno de los más caros del país. El aumento golpea el bolsillo y también la dignidad de la gente, con un servicio deficiente. La municipalidad anunció nuevos coches, pero no hay garantías de un mejor servicio. Empresas, Provincia y Nación se pasan la pelota mientras todo aumenta menos los salarios
Desde esta semana el boleto de transporte urbano en la Ciudad de Córdoba cuesta 59,35 pesos por decisión de la Municipalidad de Córdoba, continuando como uno de los boletos más caros del país, cerca de los 60 pesos que se paga en Corrientes.
Ante la noticia del aumento el descontento de lxs usuarixs no tardó en conocerse, protestando que se trata de un aumento injustificado y sin mejoras en el servicio desde el último aumento en julio del año pasado, principalmente por las demoras en la frecuencia.
El malestar también se debe a que la situación económica es cada vez más asfixiante, con sueldos licuados por la inflación y muy por debajo de la canasta básica. Contabilizando los aumentos de este servicio alguien que tome dos colectivos por día estará gastando $2500 por mes, y el doble para alguien que se tome cuatro. Aumenta todo menos los salarios.
Por otro lado, la medida se anunció luego de una reunión entre el secretario de Transporte, Marcelo Rodio, con sus pares de Santa Fe y Rosario, donde acordaron elevar el precio del boleto al mismo valor en los tres distritos. La Provincia de Santa Fe con Perotti a la cabeza (PJ) viene sosteniendo argumentos como los del gobernador Juan Schiaretti, responsabilizando al Gobierno Nacional por las altas tarifas producto de la centralización de subsidios en AMBA.
Un negocio más que un servicio público
Para calmar a lxs usuarixs tras la noticia del aumento, las autoridades de la provincia aseguraron que se incorporarán 700 nuevos colectivos y el secretario Rodio confirmó a Cadena 3 la compra de otras 160 unidades, para combatir las demoras. Sin embargo no especificó cómo impactará realmente el aumento de unidades en la mejora de la frecuencia.
Suena lógico que a mayor unidades en la calle, mayor frecuencia. Sin embargo, las empresas presentan balances en función de las unidades estacionadas en las cabeceras, lo que les permite cobrar subsidios por cada unidad declarada. En síntesis, la ganancia para las empresas (Grupo ERSA en este caso) no está en dar un mejor servicio, sino en concentrar mayores ganancias.
ERSA es uno de los grupos empresarios del transporte más poderosos del país, compitiendo con Azul SATA, Autobuses Santa Fe, DOTA y Metropol
Hasta 2015 el Ministerio de Transporte de la Nación distribuía los subsidios directamente a las empresas. Con la llegada de Macri, el ministro Guillermo Dietrich descentralizó los subsidios y el dinero comenzó a bajar directamente a las provincias. En Santiago del Estero, por ejemplo, el Grupo ERSA cerró varias empresas porque el Gobierno Provincial no le bajaba el dinero y denunciaban que eran utilizados para otros fines.
Es decir, que los subsidios que se otorgan son destinados a los gobiernos de cada provincia, que a su vez destinan el dinero (o no) a monopolios de transporte, que a su vez utilizan estos subsidios de forma discrecional
Así el esquema entre Provincias, Nación y grupos empresariales se echan la culpa
El lunes pasado en el discurso de la Unicameral, Schiaretti reclamaba a Nación por los subsidios y decía que el servicio no sólo era caro, sino deficiente "a pesar de los subsidios de la Provincia", pero al estar centralizada la ganancia y la información entre el oficialismo y la empresa, no hay transparencia ni garantías de cara a la sociedad.
Mientras se pasan la pelota de las responsabilidades, lxs principales perjudicadxs son lxs usuarixs que no sólo pasan horas esperando un colectivo llegando tarde a sus trabajos, hogares luego de largas jornadas laborales o espacios de descanso los fines de semana. Al final, el servicio de transporte, que es un derecho básico y debe garantizar calidad de vida, se termina volviendo un negocio que amasan sólo algunos, en contraste con los altos índices de desempleo, pobreza y precarización que hay en Córdoba.
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