La noticia se dio a conocer este domingo. Pareciera que a las autoridades locales no les interesa los espacios culturales de la docta, y el marco de pandemia mundial en nada ayudó. Es así como, luego de 13 años de autogestión, Bataclana baja los telones. "Ya no podemos sostener el espacio, pero salimos a las calles, porque allí se desarrollará la lucha verdadera, para que esta crisis no nos lleve por delante a todes, hay que tomar el destino en nuestras manos" afirma el comunicado del centro cultural en sus redes sociales.

"¿Cómo irse? ¿Cómo cerrar un espacio cultural después de 13 años? ¿Cómo cerrar las puertas de este gran sueño?", arranca el comunicado del centro cultural cordobés que debido a la pandemia y a la falta de apoyo estatal tuvo que tomar la decisión de cerrar sus puertas, con un infinito dolor. El espacio conglomeraba artistas, formadores, trabajadores del arte y la cultura. Se sostenía de manera autogestiva e independiente.

En barrio Güemes, en la capital de Córdoba, inició este proyecto hace 13 años. A raíz de la crisis mundial desatada por el coronavirus se tuvo que dar un freno a las actividades que movilizaba al centro cultural. Al calor de las luchas sociales, este lugar generaba un espacio de encuentro a todo público, con una mirada crítica y con un posicionamiento político claro.

Sebastian Shaller, propietario de la casa cultural, en conversación con Canal 10, comentó: "nuestro espacio desde el 13 de marzo se tuvo que cerrar y la actividad se vio completamente anulada. En todos estos meses el alquiler sigue corriendo, los impuestos siguen corriendo, los servicios siguen corriendo y nuestro trabajo está en una crisis terrible, entonces tuvimos que tomar esta difícil y dolorosa decisión de tener que cerrar."

Desde el espacio denuncian la falta de interés a nivel estatal por no darle importancia a la crisis que se está viviendo en los más de 50 espacios culturales que hay en la ciudad. Está claro que para estos espacios no hay subsidios por parte de empresas de energía (como si los hay para empresas privadas); que los trámites de habilitación que exige la municipalidad son burocráticos y muy costosos. Tampoco parece ser que haya una apertura a eximir impuestos como rentas o inmuebles para las salas que se alquilan, y las miles de trabas que hacen que estos espacios puedan seguir vigentes con o sin pandemia.

El comunicado que anuncia el cierre de Bataclana aclara: "Lo irónico de esto es que en nuestra provincia somos las salas de teatro independiente las que damos vida concreta a la actividad teatral; somos las salas las que mantenemos y fomentamos el desarrollo cultural: por estas salas transitan les vecines de los barrios (ya que la mayoría estamos ubicadas en barrios, por fuera del centro), alumnes que se formar de manera experimental por fuera de las academias, público que asiste a ver espectáculos, artistas que se forman, que difunden su arte etc. En conclusión, un motor consciente de políticas culturales que escapan al ojo de las políticas públicas estatales; una apuesta encarnada por los artistas precarizados, para el claro desarrollo artístico y cultural de la comunidad. Y cuando decimos que escapan al ojo de las políticas públicas, es por un claro objetivo de no solo no incentivar, sino también de no acompañar estas prácticas."

Al final del comunicado aclaran sus intenciones de seguir participando en la resistencia de un sistema que nos quiere alejados de lo creativo y lo contrahegemónico: "Bataclana sigue como colectivo, interviniendo en la realidad (...) Bataclana cierra sus puertas, pero el camino nos verá siempre…"