No sólo un techo
La justicia pospuso el desalojo de la toma de tierras en Guernica, pero lo que está en juego es mucho más que el territorio: es la posibilidad de 2500 familias pobres tengan acceso a vidas mejores. La toma se teje entre redes feministas, ollas populares y asambleas que trataron casos de violencia machista. El acompañamiento y cuidado entre vecinas es parte de la estrategia que le hace frente a la intemperie. Una crónica sobre el territorio de Camila Baron para Página/12