Volver a Stonewall: el primer orgullo no fue una fiesta

Hoy es el Día Internacional del Orgullo. Se cumple un nuevo aniversario de aquel 28 de junio en el que maricas, lesbianas, travestis y trans protagonizaron una revuelta histórica. En esta nota recuperamos algunos aspectos de aquellos acontecimientos en su acción política interseccional y revolucionaria.

Por Santiago Torrado y Guillermina Huarte

Hoy es el Día Internacional del Orgullo. Se cumple un nuevo aniversario de aquel 28 de junio en el que maricas, lesbianas, travestis y trans protagonizaron una revuelta histórica, logrando por fin, un quiebre en el orden social que las reprimía, discriminaba y violentaba. Un grupo harto de las razzias policiales, de la persecución estatal, de la marginalidad y la precarización, porque además de romper con las normas sexuales, eran pobres, negrxs e inmigrantes.

Y aún más: muchas sostenían que la lucha por vivir la sexualidad de otro modo, podría enmarcarse en una transformación social mayor, que podría ser revolucionaria. En aquel momento, la lucha LGTB (que aún no tenía ese nombre) estaba empapada de otras discusiones que excedían lo meramente "gay".

Tal como afirmó el historiador gay John D' Emilio en una entrevista para Jacobin: "Lo que se denominó liberación gay surgió en la estela del radicalismo de izquierda que se desarrolló a fines de los años sesenta, tanto en los movimientos por la justicia racial como en las versiones del feminismo radical o en el movimiento contra la guerra. Dado que el movimiento de liberación gay era una parte de estos movimientos, se vio impulsado en sus comienzos a desafiar lo que en ese entonces se denominaba «el sistema»". D' Emilio explica entonces, que cuando estalló Stonewall la juventud estaba muy politizada y formó parte de una ola de protestas en Estados Unidos.

Sin embargo, destaca, esa experiencia duró muy poco. Rápidamente, los grupos de liberación de gays y lesbianas fueron reemplazados por otros grupos "que también eran militantes pero que se enfocaban en un solo problema, organizaciones construidas en función de cuestiones identitarias". Es esta tendencia la que logró imponerse en el tiempo, hasta la actualidad.

La intereseccionalidad, una perspectiva revolucionaria

La potencia revolucionaria de aquel Stonewall no fue solamente un estallido de bronca fruto de la acumulación de injusticias. Fue un paso clave en la politización de un movimiento que mostró la necesidad de la intersección de luchas y opresiones, la importancia de combatir juntes al enemigo en común.

Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson, fundadoras de STAR (Street Transvestite Action Revolutionaries), organización dedicada a ayudar a mujeres transexuales en situación de calle. Ambas, como tantas otras y otros activistas, se aliaban a las luchas contra la Guerra de Vietnam, y del movimiento por los derechos civiles. Incluso Rivera, tuvo cercanía con las Panteras Negras.

"De muchas formas, Sylvia fue la Rosa Parks del movimiento transgénero moderno, término que ni siquiera se acuñó hasta dos décadas después de Stonewall"

Riki Anne Wilchins

Lo cierto es que las mujeres trans en ese entonces, a pesar de haber sido líderes de la rebelión y sus posteriores manifestaciones, debían enfrentarse a la discriminación y la violencia de los hombres gays y las lesbianas que ejercían contra ellas. Las emblemáticas palabras de Sylvia Rivera en un acto en el que eran abucheadas lo demuestran:

"He intentado subir aquí todo el día, por sus hermanos gay y sus hermanas gay que están presos! (...) Pero ustedes me dicen que me vaya con la cola entre las patas ¡no voy a soportar esta mierda! Me han dado golpizas, me han partido la nariz. Me han metido en la cárcel. (...) Creo en el poder gay, creo en nuestros derechos, o no estaría luchando por nuestros derechos. (...)La gente que intenta hacer algo por todos nosotros, ¡y no solo los hombres y mujeres de un club de clase media blanca! ¡y a eso pertenecen ustedes! ¡Revolución ahora!" .

Recuperar algunos aspectos de aquellos acontecimientos en su acción política es una manera de hacer justicia, pensando un poco en que actualmente la lucha de los derechos y por la identidad LGTB quedó enmarcado a aspectos meramente individualistas. Por supuesto, ellos no son del todo rechazables, porque la realización individual debe ser una bandera, sin embargo, es interesante ponerla en diálogo, al menos, con su historia.

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