Rafael Correa condenado a ocho años de cárcel

La "justicia" ecuatoriana sentenció al ex presidente a ocho años de cárcel y queda inhabilitado para la política por 25 años. Además condenaron a otros 19 miembros de su gobierno. Como no podía ser de otra forma, la causa es por corrupción, el juicio es "Caso Sobornos 2012-2016".

Iván León, el juez que leyó la sentencia afirmó que la fiscalía demostró la existencia de una estructura de corrupción. Según la sentencia el ex-presidente y Jorge Glas (ex-vice) comandaban dicha organización. Por su lado, Correa aseguró: “todo esto es falso. Pidan algún contrato o egreso que se haya dado por pago a la persona responsable del mismo... no existe. No se ha probado nada. Son los jueces prepagos”.

A diferencia de los golpes de Estado que sufrió América Latina el siglo pasado, en la actualidad ya no necesitan- por ahora- la intervención militar. En 2016 lo vimos en Brasil cuando la justicia derrocó a la presidenta electa por voluntad popular, Dilma Rousseff. En su lugar asumió Michel Temer hasta las elecciones de 2019 que dieron triunfo a Bolsonaro. Además tuvieron preso a Lula, quien sigue en juicio y aún no tiene condena final. Sin embargo a ambos se los acusa de corrupción.

El año pasado también con un procedimiento parecido, aunque mucho menos prolijo, destituyeron al gobierno de Evo Morales en Bolivia, del partido del MAS. Con suma violencia y biblia en mano la derecha boliviana se apoderó del gobierno legítimo de Evo. En su lugar asumió Jeanine Áñez. El ex-mandatario junto con Álvaro García Linera tuvo que huir de su país a fines del año pasado por correr peligro su vida. Hoy aguarda en Argentina, y desde Bolivia lo quieren llevar a juicio.

Además, en Argentina quisieron hacer lo mismo con la ex-presidenta y actual vice-presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. En 2015 empezó, con más fuerza, una persecución mediática y política brutal. Con las mismas intenciones que tuvieron en los países vecinos, se buscaba inhabilitar y encarcelar a Cristina, por corrupción. Sin pruebas firmes, sin proceso judicial justo. Pero no han podido. En su declaración el año pasado la vice presidenta denunció y explicó el famoso "lowfer", la "Guerra Judicial". Demonizar un proyecto político a través de causas penales, definía. "La matriz que caracteriza las causas que se me siguen siempre es la misma. Inicio e impulso de causas por parte de adversarios políticos que son ampliamente difundidos por la prensa. (...) Fue una causa armada solamente para tener impacto electoral y mediático porque se desarrolló el último mes antes de las elecciones presidenciales del 2015. Así llegó este gobierno saliente al gobierno [Cambiemos]. Con el auxilio invalorable del aparato judicial", declaraba Cristina.

Ni hablar de los intentos por golpear e intervenir Venezuela, actualmente gobernada por Nicolas Maduro, quien día a día corre el riesgo de una intervención que puede ser de cualquier tipo: militar, judicial, política. El mandatario venezolano defendió a Correa y dijo: "[se intenta] sacar del liderazgo, del juego político democrático a un líder de la talla, de la altura, y de la fortaleza moral de Rafael Correa”.

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