¿De dónde viene su esfuerzo por mantenerse en la sombra?, ¿Se trata de humildad o de conveniencia?, ¿Qué se sabe de Santiago Caputo y hasta dónde llega su poder?
Santiago Caputo viene de una familia de renombre en la política y en los negocios. Además de ser el sobrino de Nicolás Caputo, empresario y amigo cercano a Mauricio Macri, y de Luis Caputo, actual ministro de Economía y ex director del Banco Central durante el macrismo, es hijo del expresidente del Colegio de Escribanos de la ciudad de Buenos Aires, Claudio Caputo. Las malas lenguas lo llamarían casta. De todas formas, y pese a su linaje, el menor del clan está forjando su propio legado.
Desde su adolescencia, la fama de “bad boy” lo acompaña. Fue expulsado del Colegio Manuel Belgrano -de donde conoce a Ramiro Marra, su futuro nexo con Javier Milei- y posteriormente del Colegio Esquiú, debido a problemas en su conducta. Luego de su paso turbulento por la escuela, Santiago quería ser espía y se anotó en la Facultad de Ingeniería e Informática con el objetivo de hacer tecnología de espionaje en la SIDE. A los tres años abandonó la carrera, pero su fascinación por los servicios de inteligencia lo conduciría, más adelante, a tener incidencia en el manejo de la Asociación Federal de Inteligencia -AFI-. Su siguiente opción fue la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Buenos Aires, que tampoco terminó, pero, así como con el espionaje, se las rebuscaría fuera del mundo académico para ocupar un rol clave en la política actual.
-Usted trabajó con Santiago Caputo… ¿Qué nos puede decir de él? -pregunta Ernesto Tenembaum en su programa Radio con Vos. -Lo recuerdo como un chico muy inteligente, quizás su defecto es que tiene poca experiencia.. es muy joven.
Quien responde es Jaime Durán Barba, el ex guía espiritual y comunicacional del macrismo. Caputo trabajó años bajo el ala de Jaime junto a otros compañeros como Diego Hampton, Rodrigo Lugones, Tomas Vidal y Guillermo Garat. Off the record, dicen que Santiago se alejó debido a su desilusión con Cambiemos. Como alternativa, junto a sus colegas, formó Move Group, una consultora política que se dedica al diseño de campañas y a la gestión de cuentas institucionales y de figuras políticas. Santiago pasó de ser un simple aprendiz a socio de una empresa que asesora a oficialistas y opositores dentro y fuera del país.
Si bien colaboró para distintas corrientes políticas, esta es la primera vez que participa con convicción. Caputo, de 38 años, es profundamente libertario. Esto, para Jaime, implica un problema porque dificulta la objetividad en la consultoría. Sin embargo, en lo que respecta a la campaña comunicacional, sostiene que le parece “brillante”, porque tiene "todo el tiempo la iniciativa" y marca la agenda. En seis meses y con tan solo un contrato por “prestación de servicios profesionales autónomos” como “Asesor Presidencial” -registrado en un expediente interno de la Secretaría de Presidencia a cargo de Karina Milei-, Santiago es quien escribe los discursos de Javier Milei y es, también, quien maneja la imagen y varias decisiones con respecto al rumbo del gobierno.
Profecías, esoterismo y otras yerbas libertarias
En los primeros y calurosos meses de la gestión, Santiago es fotografiado en reiteradas oportunidades ingresando a la Casa Rosada. En las imágenes que rápidamente circularon por redes sociales, se lo ve con un pucho en la mano y la camisa arremangada. Sus brazos cargados de tinta generaron especulaciones sobre el origen de sus tatuajes. Un artículo periodístico de Rodis Recalt publicado en Noticias, titulado “Tatuajes de la 'mafia rusa' y discreción mediática: qué sabemos del asesor estrella de Milei”, reveló que muchos de ellos tienen una connotación ideológica detrás. En el artículo cuentan que Caputo se inspiró en un libro que le regaló un amigo: “La enciclopedia de tatuajes criminales Rusos”. En Rusia, ese tipo de simbología no está bien vista, sobre todo porque son proclamas anticomunistas y símbolos de estatus de la mafia criminal. Sin embargo, el primero de sus tatuajes que se volvió viral, fue otro.
El 15 de agosto, dos días después del triunfo de La Libertad Avanza en las primarias del 2023, Santiago Caputo se muestra devoto a Milei y lo manifiesta tatuándose al “Hombre Gris” en el centro de su espalda. “Snake cumpliendo promesa y tatuándose a Parravicini”, twittea Agustín Romo, actual Diputado por LLA, junto a una foto del proceso; de fondo unos cigarrillos Marlboro, vasos de telgopor y un whisky Black Label de Johnnie Walker.
Benjamín Solari Parravicini fue un dibujante nacido en 1876, popularmente conocido como el "Nostradamus argentino". Se dice que desde chico interactuó con ángeles, hadas, duendes y otras entidades que le dictaban sus "psicografías" en forma de dibujos, escrituras o garabatos que realizaba en un estado de inconsciencia: impulsos dictados por seres espirituales, fuerzas sobrenaturales o incluso por el propio universo. En teoría, predijo acontecimientos como la aparición de la televisión, el ascenso de Fidel Castro. el asesinato de John Kennedy, la Guerra de Malvinas, el ataque a las Torres Gemelas, el final de la Segunda Guerra Mundial, la pandemia ocasionada por el COVID-19, entre otros.
El esoterismo y las teorías conspirativas son parte del culto libertario. La llegada del “Hombre Gris”, profecía que asocian a la asunción de Javier Milei, pasó recientemente a ser una de las favoritas. Debajo de aquella ilustración, Parravicini escribió: "La Argentina tendrá su Revolución Francesa, en triunfo. Puede ver sangre en las calles si no ve el instante del hombre gris". Santiago Caputo no tiene redes sociales a título personal, pero sí varias cuentas fakes en Twitter. A través del pseudónimo "Enfant Terrible", cuyo nombre de usuario es @NicolaBrandeis, se replicó el siguiente análisis sobre la psicografía de Parravicini y la llegada de Milei al poder:
"Hombre gris desconocido": irrupción en la grieta política. "Llegará luego de la tercera jornada": PASO + Elecciones Generales + Posible Balotaje = 3 eventos "Argentina tendrá su propia revolución francesa": culminación de la "casta política"
De la cuenta “Enfant Terrible”, se conocieron numerosos tweets en apoyo a La Libertad Avanza y con agresiones de todo tipo dirigidas a la oposición. Entre ellos, se publicó la siguiente advertencia: “Me resulta contradictorio que se me hagan los vivos y al mismo tiempo me acusen de ser una persona que según ustedes es un psicópata con delirios de grandeza al mando de un grupo de enfermos mentales y la AFI. Yo lo pensaría dos veces". Diferentes portales de noticia dieron a conocer la autoría de Santiago detrás del pseudónimo y luego de la polémica, el usuario desapareció. Desde el Gobierno, admiten que no sería la única cuenta fantasma manejada por el equipo de Caputo.
La mano del Rey
“Esta construcción maravillosa es fruto de dos genios: mi hermana Karina y Santiago Caputo. Ninguno de los dos quieren cargos ni nada por el estilo, así que me imagino que serán mis asesores”, expresó Javier Milei a poco tiempo de asumir su mandato. Santiago Caputo se mantuvo al margen del ojo público con éxito hasta el cambio en el gabinete de La Libertad Avanza. Los rumores sobre su peso en el gobierno comenzaron a circular y las preguntas por saber quién es el asesor detrás del presidente, no tardaron en llegar. Prácticamente no hay declaraciones en su nombre, solo una entrevista de 3 minutos que forzó Eduardo Feinmann el 20 de noviembre pasado, cuando Javier le pasó el teléfono al aire para que hable con el periodista.
“Es demasiado tímido, humilde” lo describe Javier. La verdad es que Santiago sabe cómo manejar el silencio y le resulta, como mínimo, conveniente. La informalidad le otorga impunidad y al misterio lo utiliza para hacer más atractivo su personaje. No habla pero deja pistas sobre cómo quiere ser visto: desde referencias a los Peaky Blinders, El mago del Kremlin, hasta Snake de Metal Gear Solid. La más reciente está vinculada al rol de “Mano del Rey” en Game of Thrones.
El asesor presidencial, en una de las semanas más caldeadas para la gestión, se paseó por la Casa Rosada con un prendedor en el pecho idéntico al que se utiliza en la serie medieval, según información revelada por TN. Nada es casualidad en Caputo. Con la crisis y el malestar en aumento, el gabinete desmoronándose y en medio de las negociaciones por la Ley de Bases, el presidente y su hermana se encontraban -nuevamente- fuera del país. En la famosa ficción, ser portador de esa insignia -la mano del rey- implica tener el poder de sentarse en el trono y gobernar ante la ausencia de su majestad.
A Santiago Caputo se le adjudica más de una renuncia y designación dentro del Gobierno: la del ex jefe de Gabinete Nicolás Posse y la de su reemplazo, Guillermo Francos. La salida de Posse derivó en la destitución de Silvestre Sívori de la Agencia Federal de Inteligencia, y en su lugar se nombró a un hombre de confianza de Santiago, Sergio Neiffert. La AFI, cuyo control pertenecía anteriormente al jefe de Gabinete, pasó a manos de la presidencia. El organismo habría sido uno de sus grandes anhelos, quien de esta manera logra un acceso informal a reestructurar la red de inteligencia nacional mediante su llegada al presidente.
El periodista Carlos Pagni reveló los métodos que habría utilizado Santiago Caputo para efectuar el control virtual de la Agencia. En el informe que realizó en LN+, insinuó que el escándalo de espionaje interno en el que se acusaba a Posse de investigar a figuras intocables como Karina MIlei, habría sido producto de una operación impulsada por la asesoría de Caputo, y que en realidad, según Pagni, el ex jefe de Gabinete se negó a espiar a políticos y periodistas críticos. Se dice, además, que Nicolás Posse buscaba "bajar a tierra" al presidente respecto a sus opiniones más polémicas. En la vereda opuesta, Caputo busca lo contrario.
Sin dar declaraciones y en medio del revuelo, Santiago toma una selfie en el café Per Tutti del barrio Monserrat con el nuevo Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el vocero presidencial, Manuel Adorni, y ministrxs como Mario Russo (Salud), Patricia Bullrich (Seguridad), Luis Petri (Defensa), Mario Cúneo Libarona (Defensa), Sandra Pettovello (Capital Humano) y Diana Mondino (Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto). Deja otro mensaje: es él quien se reúne con las máximas figuras del Gobierno; no es Javier, no es Karina, tampoco es Victoria Villarruel. De hecho, la ausencia de la vicepresidenta y la reducción de sus funciones a tocar la campanita en el Senado, muestra una fractura más en el espacio. Habría que ver, quizás, con qué otras figuras se sienta Villarruel. Lo que sí quedó claro es que no está en la mesa chica del presidente, ni tampoco desayunando un café con el nuevo gabinete a metros de la Rosada.
El arquitecto del derrumbe nacional
La Libertad Avanza apunta a una lógica auto celebratoria que tiene como escudo semántico el “No la ven”. Para la narrativa mesiánica, la duda es compleja y es cada vez más notoria. La incertidumbre por el rumbo del gobierno no es una mera observación de los sectores opositores; se comienza a generalizar la preocupación y disconformidad por parte de los medios de comunicación y periodistas que hasta hace poco eran precursores del mismo. También se percibe en el interior de su gestión, que desde que llegó al poder el 10 de diciembre, más de 30 funcionarixs dejaron sus cargos en las distintas estructuras del Poder Ejecutivo. En cuanto al respaldo a nivel social, según la última encuesta de “Satisfacción política opinión pública” de la Universidad de San Andrés, en el primer semestre ya se evidencia un descenso en el apoyo de lxs jóvenes -sobre todo de los sectores populares-.
Pareciera que para Milei, el devenir de su proyecto político no es tan importante como la estridencia de su comunicación. Individualmente, su figura está consolidada como el primer presidente libertario y el ruido le sirve para tronar a nivel mundial. En cuanto al país, la responsabilidad de gestionar no le interesa y lo demuestra una y otra vez en los discursos coacheados por Santiago Caputo: "Va a llegar un momento donde la gente se va a morir de hambre. De alguna manera va a decidir algo para no morirse. No necesito intervenir", afirmó el presidente en la Universidad de Stanford en Estados Unidos, en medio del escándalo por la falta de entrega de 5.000 millones de kilos de alimentos, en un contexto en donde la pobreza ronda el 49%.
La “batalla cultural” comandada por Santiago Caputo, desfonda los conceptos y sentidos de pertenencia desde una perspectiva antinacionalista y antipopular. De esta manera, prepara el terreno para llevar a cabo un Estado “eficiente” -palabra que se volvió un mantra para la alianza-, que no se trata de otra cosa que desmenuzarlo. “No venimos a renovar el Estado, vinimos a quebrarlo”, anticipó la mano derecha de Javier al poco tiempo de asumir.
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