Profecía autocumplida: un gobierno de deudores

El Gobierno Nacional está a la espera de un posible préstamo de U$S20 mil millones por parte del FMI. Entre tanto, la sociedad argentina especula hasta dónde estira sus devaluados salarios. Un análisis nacional y provincial de una deuda externa conocida por el público

Un presidente autodeterminado y designado por voto popular. Se contradice, no es contradictorio. Presidente de un país contradictorio y pasional que tiene la mayor cantidad de psicoanalistas per cápita en el mundo y que no para de repetir el mismo síntoma: tomar deuda.

Así como la historia no es cíclica, debido a que el contexto se modifica con el recambio generacional, tampoco sus electores son viciosos de votar “a los mismos de siempre”.

En todo caso, esos que siempre estuvieron ahí, están viciados de la reiterada fórmula de pedir préstamo a un organismo que per se no constituye un cogobierno, y tampoco tiene otro interés que cumplir sus propios objetivos.

La complejidad de las implicancias que conlleva acordar un préstamo con el Fondo Monetario Internacional, radica en varios aspectos: primero, los objetivos de éste poco tienen que ver con los intereses de quien solicita su intervención. Segundo, irregularidades más, irregularidades menos, el mismo pretende mantener la estabilidad económica de un tipo de cambio que se fija según la bolsa de valores internacional, y que no siempre está atada a las necesidades de crisis que tiene el país endeudado. Tercero y principal, como todo acuerdo con un prestamista, la deuda se paga si o si.

Christine Lagarde, Directora gerente del FMI (2011-2019), y Mauricio Macri. Foto: a quien le corresponda.

Una cuestión de fondo

El FMI fue fundado en 1944, con el propósito de restablecer la economía mundial luego de la crisis financiera producida, en parte, por la depresión económica del “jueves negro” (1929). En parte también, por la Gran Guerra (1914-1946), donde la inflación por la deuda pública contraída por países en conflicto bélico y el exceso de oferta de sector agrícola-ganadero, devaluó el precio del comercio internacional.

Desde su fundación -ochenta años atrás- hasta la actualidad, los objetivos fueron: promover la cooperación monetaria internacional, comercio internacional, reducir la desocupación, conseguir tasas de cambio sustentables, lograr crecimiento económico, y otorgar razonablemente recursos a países miembros en dificultades económicas.

La metodología es simple, más no fácil de responder: préstamos millonarios en cuotas.

La tasa de interés depende de los intereses del prestador. En el caso de Argentina, el Estado arrastra una deuda -prácticamente impagable- desde el 2018, tomada por Mauricio Macri y el ministro de economía, Luis CaputoUn mismo ministro para diferentes contextos.

El préstamo otorgado fue bajo condiciones poco claras. El país mantenía relativamente estable la deuda externa, por lo que la única condición posible de haber otorgado un monto de casi 50 mil millones de dólares, fue para “estabilizar” la inflación debido a la tasa de cambios por el cepo. A partir de allí, la desconfianza de la población argentina respecto a los gobiernos que negocian con el Fondo, se mantuvo en vilo.

Por muchas razones, los economistas decimos que fue muy irregular. No solo por el monto, sino porque no había necesidad en torno a los objetivos del FMI de darnos ese dinero. No teníamos grandes deudas que afrontar. Ese préstamo no tenía sentido, fue enorme. No tuvo impacto real sobre la economía y los dólares no están”, comentó a este medio, la economista, docente y divulgadora, Melisa Luc.

Equipo técnico del FMI, Javier Milei y Toto Caputo

El eterno resplandor de una fuga sin retorno

Una deuda no debiera de ser un inconveniente, siempre y cuando quien solicite el préstamo esté en condiciones de pagar. Ahora, se vuelve tema de conversación en la mesa familiar cuando las partes tienen que hacerse cargo de una deuda ajena, como le ocurre a la sociedad argentina.

En 2021, la deuda fue estatizada durante el gobierno de Alberto Fernández, dispuesta en la Ley Nacional Nº 27.612 de Fortalecimiento de Sostenibilidad de la Deuda Pública, o “Ley Guzmán”. La misma describe que, ningún gobierno puede volver a emitir deuda con el FMI sin recibir el permiso de las dos cámaras del Congreso de la Nación.

Asimismo, el nuevo préstamo solicitado -el cual, se sabe el monto que destinará el fondo, 20 mil millones de dólares, pero no sus acuerdos- el Gobierno Nacional lo realizó a través del DNU 179/2025. Es decir, lo hizo por vía inconstitucional.

La doctora en leyes, Karina Patricio Ferreira Lima y Chris Marsh, ex trabajador del FMI, presentaron en 2022, un ‘Ultra Vires’. Es decir, todo acto que ejerce un organismo internacional que sobrepasa a sus propias facultades.

Allí, proponen tres hipótesis sobre las irregularidades del préstamo en 2018. La primera fue que perdió el “foco principal”, que era demandar el ajuste a lo externo (importaciones, exportaciones, inversiones) y no a lo fiscal (achicar gasto público), porque el ajuste fiscal “no puede generar las divisas necesarias para afrontar los servicios de la deuda externa”. La segunda fue lo irracional de computar como “ingresos” los dólares que entraron solo para especular en la bicicleta financiera, porque es plata prestada que había que devolver. La tercera: se ninguneó el déficit cuasi-fiscal, que es el saldo negativo que tiene el Banco Central producto de la bicicleteada.

La justificación de Caputo respecto de por qué no sucederá lo mismo, cuando viene quemando dos millones de dólares por mes en reservas del Banco Central para mantener el carry trade, es porque el objetivo ésta vez será suprimir la deuda del déficit fiscal (BCRA), por deuda externa (FMI).

Cuando el Fondo presta dinero para hacer frente a las deudas, lo que hace es que las políticas económicas sean consistentes para devolver ese dinero. Por eso se dice que el FMI ‘presiona’ a los gobiernos que deben dinero para que lleven una política económica específica”, cuenta Melisa.

En la confusión de qué le corresponde a cada una de las partes es donde se encuentra el trabajador que ve devaluado su sueldo; el costo de vida se le hace cada vez más alto por los recortes presupuestarios en políticas públicas; y entre tanto, es reprimido en marchas por reclamar los derechos avasallados.

Si vos tenes un país que le está yendo mal, que debe dinero, que tiene que pedir más plata para poder devolver ese dinero y tenés una institución pidiendo que seas más austero de lo que ya estás siendo, obviamente que vas a tener un impacto peor sobre la economía en el corto y mediano plazo. Lo que implica que la economía seguirá decreciendo”, aclara la docente.

Martín Llaryora y Javier Milei. Foto: a quien corresponda.

¿Quién no está endeudado?

Los planes de austeridad propuestos por el organismo afectan a cada provincia de manera particular.

Uno de los gobernadores a favor de la toma de deuda, fue Martín Llaryora, aprendiz predilecto del ex gobernador y candidato a presidente, Juan Schiaretti: tomar deuda para ampliar la obra pública. Sin embargo, en esos planes de negociación, el propio presidente recortó los fondos de financiación porque “la obra pública no genera trabajo, genera impuestos”.

Los registros de deuda externa que manejó Córdoba, hasta 2024, fue U$S 2.089 millones. El mayor inconveniente es que cerca del 90% de ese pasivo está nominado en moneda extranjera.

Si la economía es una ciencia social y las matemáticas son exactas, el resultado de esto no hace más que acrecentar la brecha salarial y la desigualdad económica, en pos de continuar con la obra pública con mano de obra barata de trabajadores del sector informal, que viven con la incertidumbre de cuándo los van a despedir.

Argentina recortó mucho el impacto que tiene el Estado sobre la economía, y al recortar mucho ese impacto también recortó servicios. Todo esto, combinado a una mirada en el corto plazo, claramente va a tener mayor impacto sobre el desempleo”, describe Melisa.

Un dato que respalda la precarización y el pluriempleo presente en la cotidianidad de los cordobeses -extrapolable a nivel nacional- es que, si bien los trabajadores de la economía popular y del sector informal produjeron su propia agenda al acrecentar la producción de mano de obra, el gobierno provincial omite que el 46% está bajo la línea de pobreza, y que el 11% estaría bajo la línea de indigencia.

El gasto millonario en propaganda para publicitar incentivos sobre programas de empleos para “reducir la pobreza”, no refleja una de las principales problemáticas actuales: planchar el valor del dólar a cambio de explotación laboral y sueldos devaluados.

Eso significa que va a haber menos dinero en circulación y va a haber mucho mayor impacto en los sectores informales, que son los más feminizados. Dicho esto, las mujeres y disidencias son de las poblaciones que más afectan las crisis en general”, sentencia Melisa.

Domingo Cavallo, ex ministro de Economía. Convertibilidad

¿Profecía autocumplida?

Durante todo marzo uno de los temas de agenda fue qué va a pasar con el país, a partir del posible desembolso del FMI. Las especulaciones en el discurso público vaticinan lo que pareciera ser una profecía autocumplida: corrida cambiaria y corralito.

Para el periodista Juan Di Loretto, hay ciertos mantras argentinos que no pasan de moda, como que en cualquier momento “esto se va a la mierda”, ya que “siempre tenemos la sensación de que no estamos a salvo de la próxima caída, del crack que se avecina”, escribe en Panamá Revista.

De igual modo, cada vez pareciera importar menos cuándo vendrá la próxima corrida cambiaria, porque total “yo laburo igual” -otro de los mantras que rondan en la vía pública-. Más no debiera de ser así.

Porque sí, es cierto que trabajar es un imperativo cuando “se despilfarró y ahora hay que ajustarse el cinturón”. Sin embargo, ¿Por qué toda posibilidad de proyección de un futuro mejor es cada vez más lejana para quien trabaja 12h por día, mientras quienes proponen “destruir el Estado”, usan al mismo para apostar a un cepo cambiario con los ahorros de sus contribuyentes?

Quizás la respuesta de Juan Di Loretto sintetice una conclusión que debe de quedar abierta, “sabemos que canallas sobran, lo que faltan son financistas”.

Profesora y licenciada en psicología (UNC). Me dicen Chora. Editora de Género y de lo que se presente.

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