Ayer se celebró un cónclave donde todo el arco político de la derecha a la ultra derecha, tuvo la oportunidad de dirigirse a los popes de la industria agroexportadora y el círculo rojo en La Rural, durante la reunión del Consejo Interamericano de Comercio y Producción. El evento contó con la presencia de los principales candidatos opositores incluido Horacio Rodríguez Larreta que recibió un aplauso apenas desmayado.

Ayer se vio un Macri cuyo desparpajo lo llevó a hablar de "pseudomapuches" en relación a la problemática con las comunidades originarias del sur argentino y de "orcos que defienden al estado". Sin filtro total. En relación a la interna, el ex mandatario se mostró enojado por lo que considera una traición de su antiguo delfín y se refirió directamente al jefe de gobierno porteño:

"Cuestioné que Horacio no haya trabajado en equipo, respetando a las dos candidatas que son Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal. Él se ha equivocado, se tendría que haber sentado con el partido" y añadió un lapidario "creo que hay que semi-dinamitar todo". ¿Premonitorio? Improbable, armadores de ambos espacios reconocen que hay enojo pero ven muy probable una reconciliación, siempre en función de lo que suceda con las candidaturas de Jorge Macri (preferido del expresidente) y Martín Lousteau, respaldado por Larreta.

Tras referirse Larreta, Macri atendió a su principal flanco débil fuera de las filas de JxC. Se comparó con Javier Milei "tenemos las mismas ideas pero nosotros tenemos experiencia de gestión", señaló el expresidente y aupó al ultraderechista: "creo que vamos a ir a un balotaje con Milei". Este candidato, por su parte desarrolló un discurso en el tono acostumbrado: habló de "dar un hachazo" al presupuesto del Estado, dolarizar la economía, cerrar el BCRA y terminar con los planes y ayudas sociales. Más allá de ese cassette repetitivo, el candidato ultraliberal no parece tener muchas más propuestas.

La Interna del Frente de Pocos

La proscripción judicial de Cristina y la insistencia de Alberto en una reelección marca el rumbo hacia la PASO en el oficialismo. Aunque el kirchnerismo busca ampliar su base por fuera de las filas K con el armado de La Patria es el Otro -espacio que podría confluir en un frente con La Patria de los Comunes, de Barrios de Pie y el Evita-, todavía no hay candidato ungido por la jefa y de momento sólo Grabois se animó a candidatearse.

Más allá de la General Paz el oficialismo recrudece la interna tras un duro cruce entre la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz y el referente del Evita, Emilio Pérsico durante una movilización impulsada por las organizaciones sociales. "Les digo que gasten menos en movilización, que gasten menos esfuerzo en intentar de instalar que somos un Gobierno que ajusta y que no busquen el enemigo interno en Sergio Massa, en el Presidente ni en esta ministra" fustigó Tolosa Paz.

Ayer se realizó un encuentro de sindicalistas con Cristina Kirchner y esta tarde está convocada una movilización a Tribunales Federales bajo la consigna  “Democracia o mafia judicial”. La convocatoria es acompañada por el PJ capitalino y bonaerense. Adhieren a la convocatoria organizaciones políticas y sociales además de sindicatos como la SMATA, UOM y las CTAs.

La política lejos de las calles

Mientras la delineación de candidatos y listas continúa su rumbo, la antipolítica gana terreno en las encuestas. Milei no baja de los 15 puntos en casi cualquier escenario según las principales encuestadoras, y aunque se trata de cálculos más o menos parciales, la realidad es que la discusión política fuera de los espacios militantes refleja una fuerte desconexión entre representantes y representados. A río revuelto, ganancia de ultraliberales.

Una encuesta del grupo Feedback publicada en noviembre del 2022 mostraba a Milei co un 40% de imagen positiva en Córdoba y un 25% de intención de voto. Lo llamativo de este número es que el voto no es sólo parte de un núcleo duro consolidado, sino de una amplia base etaria que surge de los barrios populares. La bronca por la ineficacia política, la desconexión entre política y sociedad, la violencia y la inestabilidad tienen resultados que toda "la política" -incluido el ultraliberal- deberían atender.