Un grupo de ex generales y comandantes de las Fuerzas Armadas vinculadas al arma de Inteligencia, junto a jefes de Gendarmería y la Policía Bonaerense anunciaron el lanzamiento de una Mesa de Enlace. Un espacio político para intervenir en el debate público sobre defensa y seguridad, con el objetivo de minar la autoridad de las instituciones democráticas.

En un comunicado de tono marcial y desafiante, los conjurados declaran que "es hora de hacernos oír" y aspiran a contemplar las aspiraciones políticas de "toda la familia uniformada". El financiamiento lo aporta Sociedad Militar Seguros de Vida, una de las mutuales más importantes del país cuyo director fue el ex general Bossi "un conspirador nato" en palabras del ministro de Defensa, que ya fue indagado por encubrimiento, estafa procesal en grado de tentativa y falsedad ideológica de documento público por la venta ilegal de armas a Croacia durante el menemato.

El ministro de Defensa Agustín Rossi declaró que esta conspiración es un revival de otra intentona político-militar que tuvo lugar el 20 de mayo de 2004, incluso con los mismos actores. En aquella ocasión los golpistas se reunieron en secreto en el Club Casino de Oficiales Regimiento Patricios y fueron sorprendido por el entonces ministro de Defensa, José Pampuro, quien irrumpió en el encuentro por orden de Kirchner para desarticular lo que denominó un encuentro de "conspiradores a la nueva usanza". 

"Está claro que es una fenomenal operación política, desde cómo aparecieron en los principales medios de comunicación, y con la propia autodenominación 'mesa de enlace'. Los nombres no se ponen aleatoriamente" apuntó el ministro contra la mesa homónima de la Sociedad Rural Argentina y destacó que "el nombre los ubica en una posición política y desestabilizante".

Carapintadas, macristas y servicios de inteligencia

La foto de presentación de la Mesa de Enlace Militar es elocuente. Ocho gerontes de traje y corbata en la terraza del imponente edificio de la Sociedad Militar Seguros de Vida, ubicada en el 283 de la Avenida Independencia. Desgranar el prontuario de algunos de los ex uniformados no tiene pérdida:

A la cabeza de la Mesa están sentados dos ex generales: Ernesto Juan Bossio y Daniel Reimundes. Bossio, además de la mencionada participación en el tráfico de armas, fue parte activa de la SIDE del delarruísmo. Es conocido su lobby para que el Ejército intervenga en materia de seguridad interior y estuvo vinculado al agente Santibáñez, monje negro del gobierno de la Alianza. También fue defensor del General Balza cuya lentitud y parsimonia para reprimir los levantamientos carapintadas pasó rozando la complicidad.

Por su parte Daniel Reimundes estuvo vinculado políticamente a Jorge Alberto “el Fino” Palacios (acusado de encubrir el atentado a la AMIA y favorito de Macri para conducir la Policía Metropolitana hasta que falleció). Reimundes ya fue imputado por escuchas ilegales y espionaje por Sandra Arroyo Salgado.

Otros dos personajes destacados son: el ex general de brigada Claudio Pasqualini, cordobés de 60 años que dirigió el Estado Mayor del Ejército hasta hace apenas 11 meses ungido por Mauricio Macri, y el ex Comisario Mayor de la Policía Bonaerense Pablo Bressi, designado en ese cargo por María Eugenia Vidal. La inocultable filiación macrista de ambos uniformados desliza las más que probables simpatías que genera la joven Mesa en las filas del macrismo duro.

Otros miembros son, el el coronel retirado José Francisco Guerrero que preside la Mutualidad del Personal de Intendencias Militares, organismo que también financia la operación, el ex Mayor Humberto Toloza del Círculo de Oficiales de Mar en representación del sector duro y mintoritario de la Armada, y el ex Comandante de Gendarmería José Ricardo Spadaro.