Francia: la ultraderechista Le Pen avanza en las urnas

La primera vuelta de las elecciones legislativas se las llevó la ultraderecha -aún con el gran debut electoral del Nuevo Frente Popular- quien desterró al macronismo al tercer lugar. ¿Qué se juega el próximo 7 de julio?

La victoria de Agrupamiento Nacional (AN), fuerza de extrema derecha, en la primera vuelta de las elecciones legislativas de Francia provocó masivas manifestaciones "antifascistas" en las principales ciudades del país.

El entramado de partidos unidos bajo el liderazgo de Marine Le Pen obtuvo un 34%, seguido por el bloque izquierdista Nuevo Frente Popular (NFP), conformado de manera reciente por 9 fuerzas que van desde el ecologismo hasta el comunismo, quienes unidos obtuvieron un 29%. En tercer lugar quedó el oficialismo representado por el presidente Emmanuel Macron (20%), el gran perdedor de la jornada, cuyo mandato a cumplir finaliza en 2027.

Este domingo 7 de julio se llevará a cabo la segunda vuelta, donde la hiperpolarización caracterizará a la elección legislativa más importante de las últimas décadas.

Dos Francia antagónicas son posibles

La posible victoria de la extrema derecha puede lograr la mayoría legislativa necesaria para imponer al nuevo Primer Ministro francés y así institucionalizar sus promesas políticas más criticadas por las izquierdas, como la expulsión de inmigrantes indocumentados, eliminación de ayudas sociales y atención médica a inmigrantes con documentación y la "prohibición de la ideología islamita", entre otras.

Marine Le Pen, hija de Jean Marie Le Pen, fundador del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, antes llamado Frente Nacional, es una política, abogada y actual diputada nacional conocida por sus ideas conservadoras, nacionalistas, antieuropeas, racistas y particularmente islamofóbicas.

La creciente popularidad de las ideas de extrema derecha no es novedosa, ni debe leerse sin su contexto. Le Pen se presentó en las tres últimas elecciones presidenciales francesas, quedando en tercer lugar en el 2017, y en segundo lugar en 2017 y 2022, cuando se enfrentó en las dos oportunidades a Macron, a quién ahora, desde otro lugar, pudo herir políticamente casi de muerte. Su discurso y sus promesas de campaña perseveraron más allá de los años, lo que ayer parecía un extremo para gran parte del pueblo francés, hoy es algo más cercano.

Le Pen supo capitalizar un descontento masivo contra el oficialismo, quién en los últimos años sufrió masivas movilizaciones por haber realizado una reforma laboral y previsional sin el consenso suficiente, al tiempo que profundizó los gastos militares hacia Ucrania, en contra de Rusia, situación que muchos franceses parecen no acompañar. El Presidente pasó de tener mayoría absoluta en el último lustro y ganar las dos últimas elecciones, a quedar con su fuerza en un tercer lugar y verse obligado a llamar elecciones legislativas anticipadas, las cuáles lo proyectan como minoría.

En este sentido, Marine contrasta con la política económica de su adversario en la presidencia. Promete rebajar el IVA en combustibles y servicios, renacionalizar empresas de autopistas, privatizar los medios públicos y eximir del impuesto a la renta a los menores de 30 años, al tiempo que duplicaría las ayudas sociales a las madres solteras francesas de origen. El adelantamiento de la edad jubilatoria para los franceses, luego de la suba realizada por Macron, es también una de sus promesas más atrayentes en la clase obrera francesa.

A su vez, los nacionalistas franceses abogan por una normal relación diplomática con Rusia, a quién consideran una nación socia de Francia y no una enemiga. Aquí es donde disienten en la política de la Unión Europea (UE) de apoyar a Ucrania, por lo que proponen un "brexit" a la francesa, al tiempo que prometen abandonar al euro para consolidar la moneda nacional. Al mismo tiempo se reconocen pro-Israel, a quién entienden como una víctima de Hamás.

Por otra parte, la legitimidad obtenida en las urnas por parte de la AN asustó a partidos de izquierda y progresistas que decidieron unirse luego de las PASO francesas, para conformar una coalición que tiene como principios básicos el antifascismo, e intentar que la extrema derecha no obtenga la mayoría absoluta.

El Nuevo Frente Popular agrupa a los principales partidos de izquierda, tales como Francia Insumisa (liderada por Jean Luc Mélenchon), el Partido Socialista, los ecologistas y el Partido Comunista, junto a otros partidos más chicos.

La gran coalición antifascista promete una reforma del sistema electoral para "mayor proporcionalidad", suba del salario mínimo, impuesto a las grandes fortunas, gratuidad de materiales y comidas en los centros escolares, y adelantar la edad jubilatoria a los 60 años para todos los trabajadores de Francia, no solo para los franceses "de origen". A su vez, en política internacional no son anti UE, ni tampoco están cien por ciento en contra del envío de armas a Ucrania. Al mismo tiempo exigen el reconocimiento del Estado de Palestina.

Una sola Francia ganará

El Presidente Macron, con mandato hasta el 2027, llamó a una "amplia alianza" contra la extrema derecha. Sin embargo, nadie quiere aliarse de lleno al perdedor, pero el peligro de enfrente es mayor, así lo entienden oficialistas e izquierdistas. En este sentido, a pesar de que Mélenchon advirtió que la única alternativa para derrotar a AN, es el NFP, también expresó que retirará a todos los candidatos que hayan quedado terceros en los distintos distritos franceses, en un guiño al oficialismo que quedó segundo en estos mismos.

Todo indica que una sola Francia ganará: la de la extrema derecha o la de la izquierda, con poco margen para el "centro". Macron sabe que sin una acuerdo con el NFP, es posible que su exiguo capital político termine por difuminarse en los extremos.

Pero serán justamente los y las electoras del centro, quienes con su voto ratifiquen su apoyo orgánico al macronismo, como también puedan optar por la ultraderecha o, siguiendo a su líder oficialista, opten por el rechazo a Le Pen con su voto a la izquierda.

Francia define su rol en Europa, en el mundo y en el siglo. Las problemáticas que enfrenta, tanto en el plano local como regional (recesión económica, pérdida de influencia en África, inmigración, guerras regionales cercanas) no se resolverán con una elección. El trasfondo político trasciende el plano parlamentario: es cultural. Aún con una posible epopeya de la izquierda, la extrema derecha llegó para quedarse.

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