Luego de un par de días de relativa calma en Bolivia, tras los irregulares movimientos militares que amenazaron la paz y la democracia del país, el clima social y político vuelve a la truncada normalidad, con acusasiones entre las dos vertientes del Movimiento Al Socialismo (MAS), encabezadas por el presidente Luis Arce y el ex presidente Evo Morales, enfrentados hasta las últimas consencuencias.

Por si fuera poco, a la interna masista, ahora se le sumó la opinión del Presidente de Argentina, quién paradójicamente -al igual que Morales- condenó al gobierno boliviano por haber realizado una "falsa denuncia de golpe de Estado".

Sin embargo, Morales expresó al respecto: "Por más diferencias que tengamos con el actual gobierno, no perdemos de vista que Milei es un enemigo de los pueblos. Bolivia se respeta". El dirigente cocalero condenó la "intromisión" del anarcocapitalista y lo acusó de tener como objetivo la destrucción de los movimientos populares de la región.

En este sentido, en el día de ayer, el Gobierno argentino, a través de la Oficina del Presidente, denunció al país vecino de tener 200 presos políticos, al tiempo que expresó:

"Hace tiempo que la democracia boliviana está en peligro. No por un golpe militar, sino porque históricamente los gobiernos socialistas derivan en dictaduras. Sobran ejemplos: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte".

Una interna cada vez más cara

Si bien fue el mismo Evo quién advirtió primero que nadie el posible intento de golpe de Estado encabezado por el General Zúñiga la semana pasada, ahora denunció que todo fue una maniobra del arcismo para obtener la popularidad necesaria con vista en las elecciones del 2025.

Morales fundamenta su opinión en las denuncias realizadas por él sobre la "inteligencia militar" del General Zúñiga contra las organizaciones sociales en el año 2021, a quién Arce ascendió como Comandante del Ejército pese a las "advertencias" del evismo. Morales dió a entender que Zúñiga acordó con Arce todo el accionar militar de la semana pasada, tal como el mismo militar lo ratificó ante la prensa una vez detenido.

"Zúñiga amenazó públicamente con detenerme si participaba en las elecciones y el Gobierno guardó silencio, lo empoderó y lo sostuvo porque servía para atacarnos. Presidente, confíe más en el pueblo y menos en aduladores, sólo así existirá unidad", acusó Morales.

Arce no se quedó atrás y salió a la defensiva, respondiendo directamente el tuit de su adversario:

"Evo Morales, ¡no te equivoques una vez más! Claramente lo que ocurrió el 26 de junio fue un #GolpeMilitarFallido en #Bolivia. ¡No te pongas del lado del fascismo que niega lo ocurrido! Los responsables que buscaron tomar el poder por las armas, están siendo procesados y serán juzgados, como fue el caso de los golpistas de 2019".

Mientras la interna del masismo boliviano se expone a nivel internacional, la derecha argentina aprovecha para levantar un sistema político que aborrece: la democracia. Al mismo tiempo intenta instalar la supuesta prisión política de 200 personas acusadas de terrorismo tras forzar la renuncia de Evo Morales en 2019, hacer un golpe de Estado e instalar un régimen dictatorial. Un gobierno argentino que acusa a otro de lo que él mismo hace: aprisionar personas solo por hace uso de un derecho constitucional: protestar.

La disputa adentro del masismo solo puede llevar a mal puerto. En ella está el futuro del país, y en la debilidad de la dirigencia del movimiento, la derecha, que nunca duerme.