Dina Sánchez: "Nos han metido en la cabeza que quienes nacimos pobres tenemos que morir pobres"

El año anterior cerró con el 94,8 % de inflación, golpeando con dureza a la economía popular y los barrios empobrecidos. Sobre el año electoral que encaramos y la ofensiva anti popular de un sector del gobierno, hablamos con Dina Sánchez referenta barrial, migrante y secretaria adjunta de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).

Por Julio Pereyra para Enfant Terrible

Dina Sánchez, migrante y Secretaría Adjunta de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y vocera del Frente Darío Santillán. Foto: Julio Pereyra para Enfant Terrible.

El verano en los barrios está atravesado por muchas cosas: los bombuchazos, las pelopinchos en la vereda, los cortes de luz, los incendios por conexiones eléctricas precarias, la falta de agua, el tereré… pero casi nunca por marchas. Este verano es distinto: la no renovación de los contratos de 35 vecinas que trabajaban como recolectoras de residuos en la Villa 21-24 por parte del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad de Buenos Aires, hicieron que las calles se llenen de organización popular de forma temprana en este 2023.

“Estoy frente al camión”, nos dijo Dina ante el pedido de la nota. Ella es una de las grandes figuras tanto dentro de la UTEP como de su movimiento. Entre los bombos y las pancartas con consignas de reclamos, se la podía ver arengando a sus compañeras y compañeros.

Antes que nada, se define como una mujer migrante y militante, ya que ahí confluyen dos de sus pasiones: La primera es su Perú querido, del cual es oriunda de la ciudad de Chepén desde donde vino a los 15 años con su madre a la Argentina, y en segundo lugar, la necesidad de ayudar a los demás y estar siempre organizada. Dina, asume “que el día de mañana pasaré a la historia luchando con mis compañeras y compañeros, porque creo que es el rol fundamental de los dirigentes que están al frente de algún movimiento político”.

Dina Sánchez en la movilización ante la no renovación de los contratos de 35 vecinas que trabajaban como recolectoras de residuos en la Villa 21-24 por parte del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad de Buenos Aires.

Cuando llegó a Argentina se instaló en Glew, partido de Almirante Brown, por el año 96. A sus 18 años tuvo a su primer hijo y se mudo a Garín. Fue cajera en supermercados, vendedora ambulante y se inventó su trabajo las veces que fueron necesarias. “Yo arranque en el 2010 a trabajar y militar en el Frente Darío Santillán y lo elijo todos los días. Acá pude terminar el secundario y estoy por recibirme de Técnica en Economía Social. Hay cosas en la militancia que me dan mucha satisfacción”. Con el paso de los años, comenzó a tomar diferentes responsabilidades en la organización debido a su participación y la necesidad de transformarlo todo.

Foto: Julio Pereyra para Enfant Terrible.

-¿Cómo inicia un nuevo año para las organizaciones sociales entre gestiones con el Estado y la inflación?

-Nosotros de por sí cerramos el 2022 mal como sector y en la última reunión con la Ministra Tolosa Paz se lo dije. Pasó diciembre, en donde las compañeras y compañeros no cobraron en tiempo y forma, gente que iba al cajero y no tenía la plata depositada, lo cual produjo angustia y preocupación, porque esos 27 mil pesos que se cobraba lo destinan a los alquileres, y estaban desesperadas porque se quedan en la calle con sus pibes. Después con la Ciudad, nunca hemos tenido un diálogo fluido. Estos puestos de trabajo en la recolección, como otros que hemos conseguido, siempre ha sido gracias a la lucha, planteando que es un trabajo legítimo que hacemos hace muchos años y debe remunerado.

Foto: Julio Pereyra para Enfant Terrible.

-¿Qué le reclaman al Ministerio de Espacio Públicos e Higiene Urbana?

-Hace 8 años conquistamos 35 puestos de trabajo en un convenio con el Gobierno de la Ciudad, donde las compañeras hacen recolección de basura en la villa 21-24 (Barracas). Siempre lo actualizamos en diciembre o enero y este año nos dimos con la sorpresa de que este año solo se sostienen 20 puestos de trabajo y quedan 15 compañeras en la calle. No hay explicación por parte del gobierno. Me parece algo totalmente grave, más en el contexto en el que estamos viviendo, que 15 compañeras que trabajan hace 8 años y viven ahí se queden sin su puesto de trabajo. Y las responsables de dar una respuesta son Maria Migliore y Clara Muzio, que después del reclamo dieron para atrás con los despidos.

“Siempre el Gobierno de la Ciudad plantea que no tiene plata, pero gasta millones en publicidad, y creo que prioritario mantener los puestos de trabajos de estos barrios. Nos merecemos una vida digna”.

-La concepción de qué “los planes sociales no generan trabajo” sigue siendo un mito vigente, que incluso el intendente de José C Paz Mario Ishii, refrescó esta semana en un acto con el presidente. ¿Qué reflexión merece?

-Me genera preocupación que parte de la dirigencia siga poniendo el foco en que la pobreza es culpa de los pobres. Decime vos, ¿La culpa es de la gente que la cobra? ¡No! Los llamados planes sociales y la desigualdad que existe en el país es por las malas políticas que se vienen dando en los distintos gobiernos. Ahora, la gente se inventa su trabajo, hace lo que sea para ganarse el mango. Hace rato venimos discutiendo que hay que hablar de “Trabajo” y no de “Empleo”, hoy el sistema no tiene capacidad para generar empleo. Me gustaría que todos los que opinan como Ishii y dicen “el peronismo se trata de trabajo” o “luchemos para volver a la Argentina de pleno empleo” puedan llevarlo a los hechos, pero el sistema en el mundo está colapsado.

“Si no cambiamos el chip, si la dirigencia política y el Gobierno Nacional no lo hacen, vamos a seguir llevando adelante las mismas recetas”. 

Foto: Julio Pereyra para Enfant Terrible.

-¿Cuáles son las principales discusiones en los barrios hoy?

-Hay mucha preocupación por lo que está pasando en nuestra economía, hay preocupación por la gente cuando mira la tele y no se menciona muchas veces la deuda que contrajo el gobierno de Macri. Y en la compañerada hay mucha preocupación de que vuelva la derecha. Este es un año electoral donde sabemos que cada uno está mirando su ombligo o tirando agua para su molino, y hay mucha preocupación de sentir que este año podría ser el último de esta gestión y que no están haciendo nada para revertir las cosas. Hay mucha desilusión y enojo en los vecinos que dicen que “a este gobierno no los votamos más”, y a nosotros nos preocupa porque ya tuvimos los 4 años del gobierno de Macri, que fueron todos en la calle, en lucha. Fue donde más tiempo estuvimos movilizadas para garantizar la comida en nuestras casas y que las conquistas que tenemos como sector no nos las quiten. 

-Vos como dirigente, ¿que ves desde tu lugar?

-Hoy el gran problema es la deuda, que más que deuda es estafa. Hay cinco vivos que se la llevan con pala, tenemos empresarios que hacen con los precios de la comida lo que se les canta y un Gobierno Nacional que no se pone los pantalones como tendría que hacerlo. Creo también que el Superministro Massa no nos registra. Esta recompra de deuda que hizo de US$1000 millones, y que varios empresarios están contentos porque “es tranquilizar el mercado”, está muy alejado de todos nosotros, del pueblo. No sólo hablo de los barrios, sino de la clase media. Lo que veo y me duele es que se es muy duro con los de abajo y con los de arriba seguimos siendo blandos. Nosotros entendimos que esa realidad que nos toca vivir, en la pobreza y sin agua potable o sin cloacas, es que no hay que acostumbrarse. Que somos sujetos que tenemos que pelear por esos derechos que nos hacen falta, de manera colectiva y comunitaria. Y para este año hay que poner algunos puntos en común para no perder la unidad que supimos construir en el macrismo.

“El Superministro Massa no nos registra. Esta recompra de deuda que hizo de US$1000 millones, y que varios empresarios están contentos porque “es tranquilizar el mercado”, está muy alejado de todos nosotros, del pueblo”.

Con esa voz muy difícil de confundir, Dina, vuelve a arengar a quienes la acompañan. Está convencida de que la sociedad será menos desigual, pero para que eso pase hay que dar muchas batallas. Sabe que a la tierra, el techo y el trabajo -que son sus consignas más fuertes llegarán a todas las personas mediante la lucha colectiva y organizada. Que el sistema oprime y por demás a las mujeres y esto es algo que le atraviesa en el cuerpo y el corazón, por eso la resignación no es una opción para ella, su forma de luchar y resistir: “Voy a seguir en las calles con mis compañeras hasta que todas tengamos un buen vivir”.

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