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Ausentismo electoral, ¿causa de la casta capitalizada por las nuevas derechas?
El domingo 18 fueron las elecciones legislativas en C.A.B.A, la participación electoral fue del 55%, la más baja desde 1914. No es un fenómeno de la Capital Federal, ni de Argentina, es una problemática geopolítica. ¿Acaso el ausentismo es una consecuencia de estás "nuevas" derechas? Nayet Kademian estuvo en diálogo con Enfant para debatir al respecto.
El diario del lunes, las noticias de ayer. Extra, extra, los informes electorales registraron que en las últimas elecciones legislativas votó menos del 53%. Extra, extra, en el país del recorte y la reducción, casi la mitad de los ciudadanos habilitados para ejercer su derecho a voto se ausentaron antes de tener que entregar lo único que les queda, la dignidad.
Las noticias siempre son de ayer, aunque las consultoras pretendan demostrar lo contrario. Economistas que ganan mejor como anunciantes de resultados y políticos que hacen de sus partidos un mercado financiero. Si los dólares están debajo del colchón se va en pérdida, porque en lo que va del año, Córdoba, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Bahía Blanca, Salta, Tucumán, San Juan, Chaco y Formosa, quedaron inundadas.
Crisis de representatividad en el país de la especulación
Especula, especula, que algo ganarás, pareciera ser la regla. Un nuevo blanqueo de capitales por 50 millones de pesos sin declaración jurada pretende recuperar la confianza de los acreedores para licuar más capitales, mientras el ministro de Economía, Luis Caputo, acrecienta en un 2050% el valor de su patrimonio offshore.
La crisis de representatividad no fue siempre moneda corriente, como así tampoco la política partidaria estuvo a las antípodas de las necesidades, hoy devenidas en urgencias por la precarización de la vida. La fantasía del gobierno es que el trabajador sostenga la deuda de la bicicleta financiera, a la par que solicita préstamos para solventar deudas, porque 9 de cada 10 compra alimento e indumentaria en cuotas.
La política como tal no significa nada, lo mismo para la democracia. Si no hay una sociedad que participe de las decisiones de sus representantes, la democracia cae sobre saco vacío. Asimismo, la política, sin todo lo que la conforma, queda en el desarraigo de su propia constitución. Entonces, si nadie vota ¿quién preside? “Da la impresión de que estos contextos favorecen a quienes tienen núcleos duros más radicalizados, movidos por la emotividad, en este caso, la Libertad Avanza. Sobre todo en una campaña donde, desde los otros espacios políticos, pareciera que no se han movido mucho en las emociones del electorado”, comenta la politólogaNayet Kademian.
Desde el regreso de la democracia la participación electoral bajó de cinco a diez puntos. Los valores oscilaron entre el 85% (1995), al 77% (2023), hasta estas últimas elecciones que fueron entre el 60% al 53%. De igual manera, desde la sanción de la Ley Saénz Peña (1912) que no se registra una participación tan baja. La última, data de 1914, en donde el padrón fue del 64,5% en la cual solo podían votar varones radicados en el país.
Previo al voto secreto, la participación electoral no superaba el 5%, era poco clara y bastante fraudulenta debido a que era cantado. La emisión del mismo podía provocar graves inconvenientes al votante: desde la pérdida de su empleo hasta la propia vida, si la elección no coincidía con la del político que dominaba su circuito electoral.
Si bien el voto continúa secreto y obligatorio, la falta de representatividad y las “pocas consecuencias” de no participar, deja entrever los límites de la democracia liberal.
Esto para Nayet puede leerse como que los ciudadanos consideran que su voto no repercute de manera concreta en su día a día. Una apatía personal que deviene en una anomia socio-cultural, parafraseando a Emile Durkheim. Una contradicción incómoda entre ‘votar no me importa, votar no me interesa’ y la sensación de que hacerlo nada cambia.
“Esto creo que es un síntoma de un fenómeno más profundo: hay una creciente desconfianza en la capacidad de la política de cambiar las cosas y mejorar la calidad de vida de las/os ciudadanos/as”, relata.
¿Cómo trata la política partidaria a sus votantes? ¿Qué otra lectura pueden tener los votantes del electorado, cuando son pocos/as los sobregirados de análisis políticos y son mayoría quienes ven cada vez menos un horizonte posible en las proyecciones que realiza sobre sus representantes? Se pasó del “que se vayan todos” al “pongan una urna que lo voto”, y se agotó la arenga con el “son todos iguales”.
“Hay una brecha cada vez mayor entre representantes y representados, las prioridades de la gente y de los/as dirigentes. Es un problema de oferta, no de demanda: recordemos que Milei ganó en 2023 a pesar de sus propuestas y que hoy pareciera que se sostiene más por el antikirchnerismo que por la positiva y la aprobación a su gestión”, problematiza Nayet.
Manuel Adorni, Javier Milei y Karina Milei / Fotografía cortesía de revista Anfibia
¿Con quienes se identifican?
Las promesas sobre el bidet. Si la democracia es decisión y participación, la política tiene que ser de hecho y no de palabra. Los imperativos mejor agarrarlos con pinzas. Respecto a los hechos, la Nación gobierna escuchando al extranjero y no al trabajador argentino: responde a las demandas de austeridad del FMI, recomienda blanquear capitales sin justificar de donde provienen, aplaude a quien “fuga” y demanda liquidar ahorros.
“El endeudamiento en Argentina ha dejado de ser una herramienta transitoria para convertirse en un fenómeno estructural”, resume un estudio realizado por el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), en todos los distritos del país. Por ejemplo, en lo que va de mayo, el 91% de los hogares tiene algún tipo de deuda. En agosto del 2023 el mismo índice daba un estimado del 54%.
“La creciente utilización de crédito para satisfacer necesidades básicas como la alimentación, revela un empobrecimiento de los hogares que va más allá de la coyuntura económica” , describe el informe.
“Milei es el presidente que llega cuando el país estalla, pero llegó antes. Ahora hay que hacerlo estallar despacito. Y en ese plan esto ocurre de acuerdo al plan: el crecimiento de la indiferencia electoral es un resultado también deseado, junto a su triunfo, para el oficialismo. Así, de a uno, de a miles, hasta que pocos, los mínimos, ¿vayan a votar?”, problematiza Martín Rodríguezpara Panamá Revista.
En la misma línea, el doctor en ciencias sociales, Martín Retamozo, teje la construcción de lo que define como el “populismo anti-populista” de Milei. Una discusión teórica y práctica de cuáles son las intenciones que tiene el gobierno de La Libertad Avanza al momento de construir un enemigo común: “los kukas”. Y aglomerar en esa identificación a un único culpable de la ruptura política y democrática.
“La identidad, el 'nosotros' ligado a una identidad colectiva política y movilizada, se restringe a ‘los libertarios’, visto como el conjunto de individuos que eligió romper sus cadenas, casi como una vanguardia individualista”, describe.
No es un invento de estas “nuevas derechas”, más bien, se modificó el contexto. El descontento y las pasiones tristes también funcionan como reforzadores positivos, al menos así lo han demostrado en este año y medio de gobierno.
“Mientras la mitad de la ciudadanía no encuentra cómo vehiculizar sus preocupaciones, intereses y motivaciones, la política se habla a sí misma, melancólica, y desde el pasado fogonea las internas”, sintetiza Nayet.
Industria Argentina
Política de la vida cotidiana
Quienes venían por la casta y a “destruir el Estado por dentro”, terminaron por usar sus herramientas para hacer de la participación electoral y de la política partidaria, un negocio lícito y desregulado. Un oxímoron por donde se lo vea, más no deja de estar manejada por personas. Cuáles son los intereses en disputa al momento de la campaña, es la pregunta abierta que la sociedad tendría que poder hacerse.
Si se terminó por creer que el presidente “no es un chorro porque viene de abajo”, no es por ignorancia de sus votantes, sino que porque la racionalidad no siempre prima ante la emocionalidad y la efervescencia que puede despertar en quienes no están pensando por acción u omisión, las consecuencias de poner el voto en las urnas.
Considerar que no votar no trae grandes repercusiones sobre lo cotidiano puede leerse como una estrategia de ciertos sectores hegemónicos de que, mientras su “núcleo duro” vote, lo demás no importa.
Tarde o temprano subestimar al votante puede dejar mal parado al sistema pensado para pocos. De lo contrario ¿Quién puede ser presidente de un país donde una mayoría elige no votarlo?
“El gobierno avanza. Es eso. Una topadora. Avanza, mastica, interpreta, desecha. Es impiadoso con los propios también… Todo a una velocidad que no nos deja pensar en lo importante: aunque sumes las partes, no tendrás el total”, concluye Martín Rodríguez.
Fotografía de portada: Alessia Maccioni para La Nación
El abogado Miguel Rodríguez Villafañe que representa al sindicato Luz y Fuerza de Córdoba en la causa judicial contra la transformación de EPEC en sociedad anónima unipersonal, dialogó con Enfant Terrible tras la emisión del DNU 95 por parte de Martín Llaryora, a la espera de un fallo del Tribunal Superior de Justicia
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