Alberto Fernández pasó de la expropiación a Vicentín a la negociación con dueños y acreedores de la cerealera. Del proyecto de impuesto a las fortunas con más de un millón de dólares, al subsidio estatal para sueldos de grandes empresas privadas. La ley anti despidos a media máquina, el aguinaldo en cuotas y la crisis sanitaria como telón de fondo. El reagrupamiento de la oposición y la incapacidad del gobierno de presentar batalla en todos los frentes alejan de la realidad política el proyecto genuinamente popular del gobierno nacional

Pareciera que las alarmas mediáticas de los grupos de poder y el reagrupamiento de la derecha neoliberal argentina han logrado mellar las iniciativas políticas impulsadas por el gobierno de Alberto Fernández. La batería de proyectos de ley que no han logrado consolidarse expresan algo más preocupante que el evidente desacuerdo parlamentario: que el gobierno no puede, no quiere o no sabe enfrentar a la corpo.

Vicentín, cambiarlo todo para que no cambie nada

El principal ejemplo de este retroceso ha sido el intento de expropiación de la mega cerealera Vicentín que no sólo no se concretó, sino que pasó de la expropiación a la intervención, luego a la "propuesta superadora" de Omar Perotti para quedar finalmente en nada, ya que la empresa continuará bajo el mando del directorio que la llevó a la quiebra, estafó millones al estado y debe cien millones de pesos a sus acreedores.

Que la crisis la paguen los de siempre

Asimismo, el proyecto de ley para impulsar un gravamen impositivo temporal a quienes registren ingresos superiores a un millón de dólares, naufragó en un mar de rosca, falta de vocación política oficialista y clamores histriónicos de la oposición que denunciaban el "comunismo bolivariano y castrochavista" del gobierno. Nada de eso sucedió.

“Hay voluntad, hay coraje, lo que no hay son los votos”, resumió el diputado del Frente de Todos por Entre Ríos, Marcelo Casaretto para explicar el panorama. Escenifica así el cuadro en la Cámara Baja donde el Frente de Todxs tiene apenas un diputado más que la oposición de Juntos x el Cambio.

Despidos everywhere

En el mismo sentido, el decreto 487/20 del gobierno que buscaba evitar que la pandemia de Coronavirus se convirtiera en la excusa perfecta para que las grandes empresas despidan sin indemnización a sus trabajadores ha mostrado ser ineficaz e insuficiente. El conglomerado Techint, feudo del magnate Paolo Rocca despidió a 1500 trabajadores después de la firma del decreto y la empresa aeronáutica Latam anunció el cierre de su filial argentina haciendo peligrar 1700 empleados de la firma, a pesar de la vigencia del decreto anti despidos.

Estos dos son sólo algunos de los procesos de despidos masivos más llamativos, vinculados a empresas claves en su sector que han hecho caso omiso del decreo que reviste fuerza de ley. Sin embargo se pueden señalar despidos y cierres a menor escala como el cierre del frigorífico Penta, el recorte salarial generalizado y la escalada en las cifras de desocupación.

Para paliar esta situación el ejecutivo impulsó el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) que subsidia hasta el 50% del salario de los trabajadores del sector privado. A pesar de que la iniciativa buscaba paliar el descenso productivo en el sector de la pequeña y mediana empresa, han sido empresas de mayor calado que tienen solvencia para encarar las pérdidas sin afectar al salario de sus empleados, mientras las pymes quedan relegadas a créditos a tasas que oscilan entre el 0% y el 24% interanual.

Lejos de los lamentos y chicanas de la derecha que acusan el carácter expropiador y castrochavista del gobierno, éste ha demostrado que sus medidas, de neto corte estatista, ni si quiera pueden desarrollarse con fluidez para garantizar la sostenibildad del capital nacional. Alberto Fernández deberá entonces reordenar sus filas para acordar golpear con un solo puño sobre los intereses de las corporaciones, o asumir que el reagrupamiento de la oposición bloqueará todas sus iniciativas.